Cultura

Taeuber-Arp baila

  • El Museo Picasso presenta la primera gran retrospectiva en España dedicada a la creadora suiza, exponente menos visible de las vanguardias pero de decisiva influencia.

¿Quién es Sophie Taeuber-Arp, o Taeuber a secas? Encontrar referencias de esta mujer en tratados de Historia del Arte resulta bastante difícil. Sus dominios están más relacionados con los investigadores más recalcitrantes. En la era cristiana sólo se han celebrado dos grandes exposiciones dedicadas a esta artista, una en el Moma de Nueva York en 1981 y otra en París en 1989.

En España sólo se pudieron contemplar unas cuantas piezas en una muestra celebrada en Mallorca hace algunos años. Así que, en gran medida, Taeuber-Arp (Davos, 1889 - Zurich, 1943) constituye un misterio. Sin embargo, su obra ha resultado no sólo fértil sino decisiva, en la medida en que demostró que los extremos que las vanguardias del siglo convirtieron en irreconciliables podían darse la mano. Contemplar la obra de esta pintora, fotógrafa, arquitecta, diseñadora, bailarina, escenógrafa, coreógrafa, bordadora y constructora de marionetas significa asomarse a la rebeldía estética del siglo XX en un atisbo de solución, no de incógnita. Por eso, su legado encierra un tesoro necesario para comprender no sólo el alcance de las vanguardias, de cuyas máximas en gran medida fue precursora, sino del devenir del arte hasta nuestros días. El Museo Picasso Málaga se ha dado por aludido y ha dedicado a esta creadora genial su última exposición temporal, Sophie Taeuber-Arp.

Caminos de vanguardia, comisariada por Estrella de Diego, que se inauguró ayer y que podrá verse en la pinacoteca del Palacio de Buenavista hasta el próximo 24 de enero. Toda una oportunidad para que el misterio lo sea algo menos.

La ambiciosa muestra (considerada ayer por la consejera de Cultura, Rosa Torres, "una de las mayores propuestas en la trayectoria del Museo Picasso Málaga"), a su vez la primera gran retrospectiva que se dedica en España a la artista, incluye 130 piezas llegadas en su mayor parte de colecciones privadas, así como de la Fundación Arp de Clamart en Francia, el Stiftung Hans Arp und Sophie Taeuber-Arp de Rolandswerth en Alemania y la Fundación Marguerite Arp de Locarno, en Suiza, entre un total de 17 instituciones que han prestado parte de sus fondos para el proyecto. El conjunto da una idea completa de la abrumadora versatilidad de la artista: en él pueden verse óleos, marionetas y diseños de las mismas, esbozos de arquitectura, diseños de salones y cocinas con sus respectivos mobiliarios (incluidas algunas piezas, como una mesa y una colorida estantería), tapices, trípticos, complementos de moda y fotografías realizadas por la misma Taeuber-Arp o bien tomadas por otros en las que aparece la mentora, bailando con sus vestuarios dadaístas. Todo un caudal al que la Historia asignó demasiado pronto un puesto a la sombra de su marido, el también artista Jean Arp, objeto de mayores y más numerosos homenajes. Como afirmó ayer Estrella de Diego, "es hora de reivindicar su obra por ella sola, no al abrigo de su esposo".

En Taeuber-Arp se da respuesta a "las inquietudes y paradojas de la vanguardia", según De Diego. Si los grandes gurús de las artes plásticas que sentaban cátedra allá por las dos primeras décadas del siglo XX "pregonaban que un dadá no podía ser constructivista y que el arte figurativo nunca podía ser abstracto, Taeuber-Arp demostró que estos extremos no eran irreconciliables, y que, muy al contrario, podían convivir". La suiza logró reunir todos los paradigmas de la vanguardia en uno solo a partir de la expresión estética que mejor conocía: el movimiento. La danza es una realidad presente en todas sus obras. Taeuber-Arp baila en sus cuadros (materia fecundadora de la posterior vanguardia brasileña), en sus bocetos que alimentaron al mismísimo Le Corbusier, en los decorados y los monstruos móviles que compuso en 1918 para la obra de marionetas El Rey Ciervo, sátira del sacrosanto psicoanálisis. La presunta simetría de sus pinturas, que tanto recuerda a Kandinsky, parece revelar, como en éste, "la búsqueda de una nueva espiritualidad en la pulcritud de las formas; pero donde la vanguardia sólo concebía estructuras permanentes, cuadradas y rectangulares, Taeuber-Arp introduce el movimiento", el arco sinuoso de lo orgánico, "hasta dotar a sus creaciones de la categoría de lo imprevisible: nunca sabemos qué podemos esperar del siguiente cuadro", insistió De Diego. Igual que el espectador que asiste a una representación de danza no puede prever el siguiente paso de la bailarina, el observante de esta obra se rinde a la evidencia: cada pintura, cada fotografía, cada diseño, cada pieza es una experiencia nueva. Distinta. Inimaginable.

En Taeuber-Arp no se da la negación de la vanguardia. Más bien su afirmación absoluta a través de la negación de sus contrarios internos: todo es conciliable. Por eso todo exhuma una alegría rara en los sesudos surrealistas, por más que ella comparta sus lenguajes: ahí está su exquisita Cabeza dadá (retrato de Jean Arp, 1918), pero también los divertidos cadáveres exquisitos que compuso en 1937 junto a Óscar Domínguez, Marcel Jean y el propio Jean Arp. Las marionetas, construidas en 1981 a partir de los diseños originales, son un despliegue de fantasía que dan una lección ética y estética (ambas son mutuamente imprescindibles) necesaria: en medio del terror más hiriente (Taeuber-Arp las creó en 1918, cuando el mundo asistía atónito a la sangría millonaria que dejaba atrás la Primera Guerra Mundial), la belleza es posible.

En el marco de la exposición, el Museo Picasso Málaga celebrará cada jueves hasta el 3 de diciembre su consabido ciclo de conferencias en torno a la artista, que ya inauguró Eugenio Carmona el pasado día 15. Además, la pinacoteca ha dispuesto una sala especial de contextualización junto a la que acoge la exposición en la que da un atractivo repaso a los visionarios contemporáneos de Taeuber-Arp que pusieron boca abajo las artes escénicas y plásticas, así como la fotografía, la arquitectura y la educación. Una verdadera Bauhaus es esta exposición: no se puede salir de ella sin haber aprendido algo y sin amar a tan prodigiosa mujer.

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