Cultura

Tarde de despedida, triunfo y orejas

  • Francisco Rivera Ordóñez 'Paquirri' rubricó ayer su adiós a los ruedos más de veinte años después de su alternativa y salió a hombros en una Goyesca que dejó iguales dosis de complacencia y emoción

  • Destacó Cayetano con dos orejas y una faena de gran calado

La LXI Corrida Goyesca volvió a convertirse en un encuentro social que transciende más allá de lo acontecido en el albero maestrante. Este año, además, se sumaba la despedida de Francisco Rivera después de más de veinte años de alternativa. Todo un elenco artístico-social que contó con la predisposición de un público más que favorable al triunfo, tal y como finalmente ocurrió.

Diego Ventura se mostró poderoso ante el ejemplar de Cortés, un toro gordo que sirvió para el espectáculo. Muy en su estilo, y con el sello que tanto caracteriza al jinete, Ventura se lució en los quiebros, apurando en la jurisdicción del toro hasta el último momento y ganándose los aplausos de los tendidos. Destacó a lomos de Nazarí con las banderillas cortas. Dejó un rejón de muerte fulminante y al animal cayó al momento, asomándose los dos pañuelos desde el palco.

Paquirri escuchó la cariñosa ovación del público antes de que saliera el de Daniel Ruiz por chiqueros. Allí se fue para recibirlo con una larga cambiadas de rodillas y un buen ramillete de verónicas rubricadas con dos bonitas medias. Invitó a banderillear a Fandi, algo que se repitió en sus respectivos toros a lo largo de la tarde. No tenía clase ninguna el primero. Mostró actitud y se puso por el izquierdo llevándose una fea voltereta. Tras dos pinchazos dejó media efectiva. Las caras de lamento del diestro lo decían todo. No podía quedar ahí. Se dirigía al burlado cuando comunicó que regalaría el sobrero.

El Fandi hizo alarde de la fama capotera que muchas veces queda eclipsada por los tópicos. Dejó buenos lances a la verónica entrelazadas con chicuelinas de calidad. Compartió banderillas con Paquirri y le brindó el toro. Inició la faena pegado a tablas y ligando algunos derechazos de rodillas. Dejó tres buenas tandas por la diestra hasta que tomó la muleta al natural. El comportamiento del animal era otro y la faena tuvo un punto de inflexión marcado por un toreo menos reposado condicionado por el toro. Cortó una oreja.

Castella lanceó por chicuelinas con gusto en el quite al terciado de Torrealta. Tomó los palos para compartir el tercio de banderillas con Paquirri y Fandila, dejando su par con más voluntad que acierto en un quiebro en el centro del redondel. Con la sangre fría que caracteriza a Castella, inició la faena con un pase cambiado por la espalda para ligarlo con templados derechazo y profundos naturales hasta que se rajó el animal. El eco de aquello no resonó en los tendidos. La falta de presencia del toro y de bravura obligó al fracnés a tomar la espada para dejar una estocada desprendida que le valió una oreja.

Perera lanceó por buenas verónicas al quinto de la tarde en un largo recibo capotero. Del tercio de varas poco se puede decir, ni existió. Ambel con la capa y Curro Javier con las banderillas lucieron con vistosidad en banderillas. Miguel Ángel, al igual que sus compañeros, brindó a Paquirri y comenzó la faena por alto sacando al de Juan Pedro al centro del ruedo. Cuajó buenas tandas por sendos pitones, haciendo alarde de dominio y de la dimensión que ha desarrollado en los últimos tiempos. En un ápice de terreno, buscando esa cercanía en la que tan a gusto se siento el extremeño, ligó muletazos intercalando pitones hasta dejarse llegar la testuz a los muslos. Tiró la ayuda para torear al natural con ambas manos, cambiándose la muleta por la espalda en ajustadísimos pases que levantaron a partes iguales los olés y los ¡ay! Los tendidos en pie. Dos orejas.

Cayetano comenzó con un vistoso saludo capotero a base de largas cambiadas y rematado con una bella revolera. Llevó el toro al caballo en un elegante galleo por chicuelinas. Ofreció banderillas a su hermano y a El Fandi, recibiendo la ovación de ambos tras colocar un buen par al quiebro con las cortas. Como en Bilbao, tomó los palos decorados con la bandera de España; esta vez sí los puso él. Al de Juan Pedro le faltó fuerzas y la faena, basada en el pitón derecho, contó con la dificultad de mantener en pie al flojo ejemplar. Cayetano, acertadamente, inició con unos estéticos ayudados por alto hasta sacarlo al centro del ruedo. Allí cuajó tandas de gran calado, aireadas con los desplantes y remates. Por el izquierdo no tenía la misma condición y volvió a tomar la derecha para recuperar la intensidad inicial. Lo cerró por alto con ambas manos y dejó una estocada tendida, cortando dos orejas con mucha fuerza.

Quedaba el regalado por Paquirri. Un ejemplar de Jandilla terciado al que no le sobraba la fuerza. Banderilleó con acierto. La faena estuvo estructurada en fases de dominio y de temple. Al incierto sobrero le metió en la muleta por el derecho y consiguió sacar muletazos trazados con despaciosidad y profundidad, acompasados a los sones de Concha flamenca. El tramo final de la faena fue un vibrato crescendo por las cercanías y el arrojo en los desplantes. Pinchó y dejó una estocada casi entera, cortando así las dos orejas que le valieron para salir por la puerta grande de la Real Maestranza de Ronda. Las últimas dos orejas. La última salida a hombros. Y el corte de coleta con la terna acompañándole.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios