Cultura

Tour Picasso

  • El malagueño protagoniza hoy algunas de las exposiciones más destacadas en todo el mundo

  • He aquí un posible mapa: tan cerca, tan lejos

Lejos de remitir, el poderío de Pablo Picasso en el paisaje artístico contemporáneo sigue creciendo sin que pueda definirse un techo para su proyección. Semejante reinado se impone no sólo en las subastas, también en las exposiciones que los principales museos del mundo organizan para continuar justificando su hegemonía institucional: Picasso es, más que un criterio recurrente, un argumento incontestable, un aliado cada vez más reclamado que ejerce cierta paz social en los museos de cara a visitantes, patronos, patrocinadores y aliados, por más que organizar una exposición de Picasso con cierta ambición sea todavía un reto considerablemente difícil. La cuestión es que hoy, 1 de julio de 2018, Picasso es el mentor (absoluto en la mayoría de los casos) de algunas de las exposiciones más destacadas que pueden verse a tal fecha en algunos de los museos más reconocidos del mundo. Y tal vez sea posible establecer un mapa de estos polos de atracción que llevan a Picasso por bandera, un trazado de este Tour Picasso que pudiera resultar interesante a los practicantes de cierto turismo de arte. Al cabo, seguramente no hay mejor motivo para hacer kilómetros este verano que comprobar cómo el malagueño más universal mantiene su corona en las diferentes latitudes.

De entrada, si hubiera que destacar una exposición picassiana de cuantas se encuentran actualmente vigentes, habría que acudir sin remedio a la primera que la Tate Modern de Londres consagra en exclusiva a Pablo Picasso en su historia: bajo el elocuente título Picasso 1932 - Love, Fame, Tragedy, la muestra reúne un centenar de pinturas, esculturas y grabados para un muestrario centrado en un único año, 1932, que resultó decisivo para Picasso tanto en lo biográfico como en lo estético: fue entonces cuando el artista logró su definitiva consagración pero, más aún, cuando terminó de asumir las decisiones que influirían necesariamente hasta su muerte, cuarenta y un años más tarde, y que dictaminarían los muchos artistas que sería Pablo Picasso a partir de entonces. A través de obras fundamentales como Desnudo en un sillón negro y El rescate, realizadas ambas en 1932, la muestra, comisariada por Achim Borchardt-Hume y Nancy Ireson, toma al pie de la letra una sentencia que expresó Picasso aquel mismo año: "Yo pinto del mismo modo en que algunos escriben una autobiografía. Las pinturas, terminadas o no, son las páginas de mi diario". Esta aproximación singular al creador se inauguró el pasado marzo y podrá visitarse hasta el próximo 9 de septiembre.

De manera inevitable, eso sí, Francia ocupa gran parte de la agenda picassiana en el hemisferio de 2018. Hace sólo una semana se clausuró Picasso. Viajes imaginarios en Centre de la Vieille Charité de Marsella, con otro centenar de obras en torno a la influencia en la obra de Picasso de países europeos que el artista nunca visitó, como Alemania, Holanda e Italia. La que sí se puede visitar, hasta el 15 de octubre, y dentro del proyecto Picasso Mediterráneo, es Los años de Vallauris, que rememora en el municipio los años que Picasso vivió allí, entre 1947 y 1955: una época singularmente fértil que pasó con su familia y en la que recibía a amigos como Paul Éluard, Jacques Prevert y Jean Cocteau. Esta gran exposición reúne más de doscientas obras realizadas durante aquellos años en varias sedes de Vallauris, como el Museo Picasso y el Museo Magnelli. En cuanto al Museo Picasso París, todavía se puede visitar, hasta el 29 de julio, la exposición en torno al Guernica, que recrea el espíritu de la organizada el año pasado en el Museo Reina Sofía en el centenario de la monumental obra de Picasso y que reúne bocetos, trabajos preparatorios y revisitaciones de otros artistas. Y ya que estamos en Francia, siempre cabe la posibilidad de acudir al recientemente reformado Museo Picasso de Antibes, que abrió sus puertas hace un par de años después de una profunda rehabilitación y cuyos fondos bien conocen los malagueños gracias a la exposición Los Picassos de Antibes, que acogió el Museo Picasso Málaga allá por 2006.

entre pucheros

En Barcelona, el Museo Picasso de la ciudad condal acoge hasta el 30 de septiembre una reveladora muestra, La cocina de Picasso, todo un viaje repleto de sabores a través de los vínculos que la obra del malagueño mantuvo siempre con la gastronomía. El proyecto incluye miradas a la cocina catalana con recuerdos a la taberna Els Quatre Gats, la cocina cubista a base de improbables bodegones, la recreación delirante y surrealista de instrumentos de cocina, el hambre y la penuria como leit motiv picassiano, los frutos del mar, la decoración de las cerámicas a manos del malagueño para su uso posterior en la mesa y un apartado,¿Qué es la cocina?, con creaciones exclusivas de Ferran Adrià (el programa de actividades complementarias incluye encuentros con algunos de los chefs más destacados del presente). Especialmente recomendable es el catálogo, con textos suculentos de Emmanuel Guigón, Androula Michael, Claustre Rafart, Laurence Bertrand Dorléac, Jean-Paul Morel, Cécile Godefroy, Marie-Laure Bernadac, Jèssica Jaques Pi, Christine Piot, Peter Read y Émilie Bouvard.

En cuanto al otro lado del charco, conviene comenzar en tiempo pasado y recordar la espectacular exposición de cerámicas picassianas, con más de 150 piezas, que acogió el Museo de Arte Moderno de Louisiana hasta el pasado 27 de mayo. Y muy pronto, el próximo miércoles 4 de julio, el Museo Pérez de Arte de Miami comenzará a exponer de forma permanente Femme à la montre (1932), uno de los retratos más hermosos de Marie-Thérèse Walter.

en clave colonial

Eso sí, la gran exposición picassiana de América en este 2018 no se encuentra en EEUU, sino en Canadá: el Museo de Bellas Artes de Montreal acoge desde el 12 de mayo y hasta el 16 de septiembre la exposición From Africa to the Americas: Face-to-Face Picasso, Past and Present, que establece una singular antropología del arte al enfrentar la obra del malagueño con la de diversos artistas ajenos al canon occidental. La comisaria y directora del museo, Nathalie Bondil, explica así la razón de ser de una propuesta harto sugerente: "Nuestra idea era contar la historia de la desconolización a lo largo de un siglo, el mismo en que vivió Picasso: el artista nació en 1881, un año antes de la inauguración del Museo Etnográfico de Trocadero y cuatro años antes de que África quedara dividida de acuerdo con el pacto suscrito por las potencias colonizadoras europeas en Berlín, en 1885. Y murió en 1973, poco antes de la última gran descolonización africana, la de Angola en 1975. Este siglo se nos ofrece así como un libro en el que la emancipación de un continente se traduce en la emancipación de la mirada, de la apropiación a la reapropiación". En la muestra abundan por lo tanto obras pertenecientes a la época africana de Picasso (la misma en la que alumbró Las señoritas de Aviñón), como Madre y niño (1907).

aquí al lado

Aunque, por supuesto, Málaga es un lugar privilegiado en lo que a la admiración de las obras de su vecino más popular se refiere, con lo que quien no quiera desplazarse más allá de Fuente Olletas puede surtirse a gusto. Muy recomendable es El bestiario de Picasso, que reúne en la Casa Natal hasta el 7 de octubre 54 grabados, dibujos, ilustrados, cerámicas, litografías, aguafuertes y linograbados en los que Picasso retrató loros, monos, cabras, toros, perros y gatos, incluidas las mascotas con las que compartió tiempo y espacio. La actual exposición del Museo Carmen Thyssen, Mediterráneo. Una Arcadia reinventada, abierta hasta el 9 de septiembre, contiene no pocos valores picassianos, como los grabados de las Metamorfosis (1931) y la Suite Vollard (1930-1937), además de varias litografías y cerámicas de inspiración mitológica y obras tan interesantes como la Bacanal con toro negro (1959). Además, siempre cabe la posibilidad de regresar a la colección permanente del Museo Picasso. Que no quede. Tan lejos, tan cerca.

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