Cultura

Triunfo de José Tomás

  • Lleno de ‘no hay billetes’ en la corrida de la tarde, en la que el diestro madrileño se jugó la vida y salió por la puerta grande

la malagueta: domingo de resurrección   

GANADERÍA: Se han lidiado cuatro toros de Vegahermosa, el segundo de los hierros propiedad de Borja Domecq y dos toros de Jandilla –el hierro titular– que ocupan los lugares quinto y sexto. Corrida de aceptable presentación que tuvo en el segundo de la tarde, el ejemplar que más se prestó al lucimiento y que se cerró con una res pobre de cara. El encierro, en líneas generales, no anduvo sobrado de clase ni de fuerza. TOREROS: Manolo Sánchez, de verde botella y oro. Un pinchazo y una estocada baja (silencio). Dos pinchazos, una estocada corta y un descabello (silencio). José Tomás, de nazareno y oro. Una buena estocada de colocación trasera entrando muy derecho, un descabello (una oreja y fuerte petición de la segunda). Antes de entrar a matar sonó un aviso, una estocada arriba que mata sin puntilla (dos orejas). Cayetano, de negro y oro. Un pinchazo, una estocada trasera ejecutada al paso y siete descabellos, un aviso (silencio). Una estocada corta, leve división de opiniones. Incidencias: La plaza ha registrado un entradón. Lleno de no hay billetes. Expectación. Las rachas de terral que helaron la mañana, disminuyeron en la función vespertina, pero en ocasiones, complicaron la labor de los espadas y sus gentes de a pie. Luego de concluido el paseo, una ovación cerrada hizo saludar a los tres espadas. Al finalizar la lidia del quinto toro, José Tomás –que había resultado revolcado por el segundo de su lote– tuvo que pasar a la enfermería, lo que hizo por su propio pie. Parte facultativo: Traumatismo cerrado cara anterior tercio superior muslo izquierdo con fuerte hematoma con rotura de fibras del músculo sartorio con trayectoria de 5 cms. hacia arriba y hacia adentro y rotura de fibras superficiales del músculo abductor mayor. Apertura de la herida. Resección de tejidos contundidos. Evacuación de hematoma. Drenaje y cierre por planos. Herida región retro auricular de medio centímetro que se sutura.

Abrió plaza un toro herrado con la T de Vergahermosa. Toro de capa castaña y con albarda, medido de fuerzas, que tuvo un viaje muy corto y embistió con la cara arriba. Frente a los caballos estuvo pronto y tomó el castigo con buen estilo. José Tomás se hizo aplaudir en un ajustado quite con el capote a la espalda.

Los muletazos iniciales de Manolo Sánchez, para hormar la embestida, tuvieron buen trazo. El toro, pronto, llevaba la cara alta y hacia los adentros tenía un viaje más largo. El de Valladolid se mostró decidido sobre la mano izquierda sin que el aire le permitiera mayor lucimiento, brillantez que el toro tampoco favoreció. Brindó el cuarto al público, pero sus intentos resultaron baldíos porque la res, sin clase ni fuerza, apenas tenía media arrancada. No había toro, por lo cual resulta difícil destacar algo singular en la labor del diestro castellano; apenas un buen pase de pecho rematando una serie cortas de naturales.

Hay toreros de ole, corto y sincopado; hay toreros de oooolé, largo y hondo y hay toreros de ¡uy! y de ¡ay!. A este último tren ha decidido subirse en su vuelta a los ruedos el madrileño José Tomás. Se arrima como ninguno, pero en el escalafón hay diestros que dicen el toreo mejor que él. El segundo de la tarde embestía por el pitón izquierdo de ensueño, se rebozaba. Y por el derecho, aunque con menos profundidad, no le iba a la zaga. José Tomás comenzó la faena por alto en los medios pasándose al jandilla increíblemente cerca y haciendo sonar la música; luego, en redondo muy quieta la planta se limitó a acompañar la embestida. El toro buscó después las tablas y la faena, en diversos terrenos, bajó de emoción. Hizo la suerte de matar con decisión y se le pidieron las dos orejas, aunque la presidencia acertó al no concederle la segunda. El quinto, un jabonero sucio con la capa propia de los goterones de Veragua que quedan en los hierros del encaste Domecq, embistió descompuesto y no tuvo clase. Intentos frustrados con el capote y decisión infinita con la muleta, muy quieta la planta hasta resultar desarmado y perseguido, cayendo ante la cara de la res sin que el toro, por fortuna, hiciera por él. José Tomás se mostró decidido al hacer el natural, frente a una res que embestía descompuesta. El toro se coló y el diestro midió otra vez la arena. Arrimón por el pitón izquierdo, nuevo desarme y final hecho de ayudados por alto pasándose a la res muy cerca. Una estocada que hizo rodar sin puntilla al toro extremeño dio paso a las dos orejas y al derecho, conseguido con honradez, a la puerta grande.

No se empleó el tercero de la tarde, bien presentado, alto de agujas, que se defendió en una primera entrada al caballo y luego salió suelto en la segunda. Toro sin clase que se iba de las suertes y rachas muy molestas de aire. Sobre la mano derecha Cayetano pasó al toro con buen trazo, pese a que éste metía la cara con brusquedad, no se empleaba y remataba por arriba. Los intentos al natural resultaron infructuosos y el proyecto de faena no cuajó. La preparación de la muerte fue muy laboriosa. Cerró plaza uno de los jandillas titulares, de hechuras aceptables pero con la cara lavá. De salida perdió las manos y se dejó pegar en una vara larga. En la segunda entrada estuvo pronto, aunque apenas le señalaron un picotazo. Por el pitón derecho, apretó y buscó al diestro, embistió con violencia y se volvió sobre las manos. Por el izquierdo, terminó quedándose debajo del engaño. La media arrancada de la res y sus dificultades dejaron el intento de faena, brindada al público, en un mero proyecto.

La doble jornada que la empresa de La Malagueta había ofrecido a los aficionados el Domingo de Resurrección, concluía con el triunfo del diestro que más expectación despierta en la actualidad, un torero de ¡uy! y ¡ay!. Aunque cuenten también quienes prefieren a los toreros de ¡ole!  o de ¡ooooolé!.

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