Usted pone la letra, Zenet la voz

Hace cinco años, Zenet (Málaga, 1967) protagonizó el segundo ciclo de poesía escénica El mal de Tourette con un proyecto pensado para la ocasión: De la ese a la zeta. Un curso de cante y confección. En él, el cantante se dedicó a desentrañar en vivo y en directo los procesos que se suceden en el hermoso arte de la composición de canciones. Y lo hizo acompañado de su inseparable letrista, Javier Laguna, el guitarrista José Taboada y el percusionista Javier Viana. Esta vez, el crooner se cita mañana a las 19:30 en The Hall (C/ Héroe de Sostoa, 65) con los tres artistas para participar en "una jam de letras" como colofón al taller gratuito de poesía orientado a la composición musical que Laguna imparte hasta hoy -de 11:00 a 13:30- en el Centro Andaluz de las Letras.

Durante el experimento, al estilo del anterior mencionado, Zenet improvisará en torno a canciones -acabadas o no- que se hayan escrito durante el taller de Laguna. Aunque también podrá participar todo aquel que se atreva a dejar una frase suelta o un poema en el escenario. "Toni los recogerá y los irá tanteando. El objetivo es gozar con lo que se esté cantando", explica Laguna en tono guasón al otro lado del teléfono. A la jam de letras también se unirá, según asegura el compositor, "una peña malagueña muy interesante". Laguna habla de los cantantes Javier Ojeda y Virginia Nölting.

Los interesados en aprender a escribir canciones podrán escuchar los consejos del letrista madrileño hasta esta mañana en el Centro Andaluz de las Letras. "El único requisito es que se traigan de casa algo escrito por ellos mismos", declara Laguna minutos antes de pronunciar una de las "claves" de estas clases: "Lo que caracteriza por encima de todo a un buen letrista es el nivel de exigencia". Durante esa búsqueda, "a veces frustraste", de la palabra, del verbo, "hay que preguntarse una y otra vez en por qué dice eso, en sus consecuencias, aconseja. "A mí me ha pasado que una noche componiendo te crees que has descubierto el mundo y a la mañana siguiente te tiras de los pelos y te dices: "¿Cómo he podido escribir esta porquería?". No es clavar un clavo. Genera estrés", advierte.

Durante el taller "puramente literario", Laguna trabaja con "las sensibilidades de la gente". Por ello, él no pretende herirlas, pero es muy claro con sus alumnos. "Si la letra no es buena no se la doy por buena", admite. El objetivo a la hora de componer es, según explica el madrileño, buscar siempre, verso a verso, la excelencia y no meter nada de relleno. "Hay canciones muy malas que funcionan muy bien. A mí me interesa, en mis letras, que las cosas estén bien dichas y que lleguen a cuanto más público mejor. Me da igual la edad, el estrato social, su sueldo. Hay canciones como El tractor amarillo que para una boda está muy bien. En mi caso quiero aplicar la poesía a la literatura", comenta entre risas.

Y lo hace a través de un lenguaje "sencillo", puesto que se pueden escribir los versos más bonitos y originales con palabras de calle, del día a día. "Hay gente, artistas o escritores de culto, que tira de sinónimos extraños. ¡Yo me siento muy cómodo con las palabras que manejo a diario! Con ellas me puede expresar sin tener que utilizar sinónimos ancestrales o palabras que te lleven al diccionario. Una canción está para entenderla", recalca este amante confeso de Federico García Lorca y Antonio Machado.

El madrileño reconoce no sentirse poeta: "Soy letrista. Los poetas son unos tíos muy tristes que se sientan en los bancos a hacer poemas para novias irrecuperables. Me considero más letrista que poeta. Lo mío siempre me lo imagino desde un punto de vista musical. Mis letras se pueden recitar, pero siempre me lo imagino con música de fondo, como una película... Además, la palabra poeta está tan sobada a día de hoy. No estamos hablando de Lorca, ni de Machado, ni de Darío", admite mientras uno se lo imagina al otro lado del móvil haciendo una mueca graciosa.

A la hora de componer, este hombre curtido en mil batallas -recordemos que ha participado en todos los discos de Zenet- se inspira durante la mañana, fumándose un cigarrillo, mirando por la ventana, pero siempre en la mesa porque lo tiene "como oficio y no como afición". "A veces una canción surge porque te planteas una historia y nace una frase, una frase que sobrevive al paso de una noche, de los días. Me ajusto a ellas -las composiciones- desde un punto de vista muy cinematográfico. Yo necesito ver la situaciones en planos. Necesito ver lo que pasa, no imaginarlo solo. A mis letras las trato como un director de cine. Me pregunto: "¿Qué haría la protagonista?", aclara.

Al final de la conversación, Laguna cuenta cómo conoció a Zenet. "Eran como las dos de la mañana y me iba a coger un taxi a casa. Un amigo insistió en que me quedará para entrar a la sala Siroco y le dije: "Si hay algún sitio en la barra, apoyado contra la pared, a lo mejor me lo pienso". La sala estaba a reventar, pero al final cedí. Le vi cantar y me gustó. Justo esa noche dormimos en una taberna que estaba debajo de la oficina de su representante. Me presenté, hablamos y partir de ahí empezamos a sacar temas. Así fue. Un Si sucede, conviene, como dice este disco. Si llego a coger el taxi ahora no estaríamos hablando", relata de carrerilla. El fugaz encuentro entre los dos artistas acabó convirtiéndose en una especie de idilio creativo que dura hasta hoy. Brindemos por ello.