Arte

Variantes e invariantes estilísticas

  • Taller Gravura exhibe una selección de piezas y artistas que presentó en el pasado Salón Internacional del Grabado

Con esta exposición, Gravura muestra la selección de piezas y artistas que presentó en octubre de 2007 en el Salón Internacional del Grabado Estampa (Madrid). La nómina de artistas, al margen de los que componen el fondo de la institución, estuvo compuesta por Bozon, Aguilar y Roz, y las obras nos permiten enfrentarnos con los lenguajes habituales de éstos, así como variaciones formales y técnicas que suponen para algunos de ellos interesantes y novedosas aportaciones que enriquecen sus habituales discursos o suponen ejercicios singulares respecto a su producción anterior.

Ése sería el caso de Aguilar, quien con su habitual delicadeza ofrece un conjunto significativamente novedoso. Frente a su característico universo denso, menudo, onírico y magicista, e inconfundible estilo -también aquí representados-, Aguilar ensaya una figuración de mayor impacto morfológico, más simplificada y rotunda.

Asimismo, emplea un concepto articulador de la estampa que sondea las disociaciones, proyecciones, desdoblamientos y reducción del número de los elementos que componen el grabado, desembocando en ocasiones en un dinámico diálogo cargado de matices entre distintos recursos que se dan cita en la obra.

Ello pudiera deberse a la experimentación con técnicas como el fotograbado -nuevos procedimientos originan nuevas posibilidades lingüísticas o estilísticas, que permite a Aguilar contraponer en una misma pieza la objetivación de esta técnica- capta y transfiere una imagen existente con otras que resultan más sugerentes y líricas.

Bozon, por su parte, ofrece una entrega de su estilo característico: una abstracción subjetivista de raíz informalista basada en amplias zonas irregulares de impactante cromatismo contrapuesto que aúna el valor compositivo, constructivo y espacial de esos campos de color valorando las propiedades matéricas.

Por último, los grabados de Roz ejemplifican su discurso último del que participa igualmente su pintura, más volcada al dibujo que a lo pictórico; en ambas disciplinas Roz mantiene similares presupuestos con unas soluciones y aspectos formales muy cercanos.

Su estilo, profundamente gráfico y figurativo, se basa en la insistencia de trazos dibujísticos y en la contraposición o diálogo de la ineludible figura humana con otras realidades como el paisaje, la arquitectura o el propio ser humano, las cuales se manifiestan mediante la adhesión de fotografías. Esto produce, más allá de la contaminación de disciplinas, un interesante efecto de objetivación y -lo que es más importante en su obra- desmaterialización (la primera producida por la fotografía y la segunda por el grabado).

Esta confrontación y diálogo temático, técnico y conceptual entre lo grabado y lo fotografiado convierte su obra en atractiva y dinámica. Igualmente, la presteza de los trazos de sus diseños, cierta sensación de "no-acabado", la economía de medios que emplea, la intervención posterior de fotografía y grabado con señales y palabras a rotulador, o las distintas calidades de la fotografía (de quemadas a nítidas), añaden diferentes fluctuaciones perceptivas, matices y sensaciones.

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