Veinteañeros que juegan a los tríos en 'El sexo de los ángeles'
Sexo, amor y amplitud de miras. El trinomio básico para hilar una historia de veinteañeros que juegan con las relaciones entre ellos y ellas. El sexo de los ángeles se presentó ayer como undécimo largometraje a concurso en el festival para narrar una historia "sin etiquetas, ni dramatismos, que habla de las emociones en general", defendió su director, Xavier Villaverde. Junto a él comparecieron en la rueda de prensa Astrid Bergès-Frisbey, Álvaro Cervantes y Lloreç González, los actores protagonistas, convertidos en vértices de un mismo triángulo. El que dibuja la atracción hacia el otro, independientemente de su condición sexual.
En una gran ciudad "que respira contemporaneidad" como Barcelona, él y ella disfrutan de cinco años de relación de pareja. Hasta que de repente, a ritmo de break dance se interpone en sus vidas un joven carismático y sin tabúes. Su director comparaba el punto de partida del filme con Teorema de Passolini, "por su metáfora, un ser ajeno que llega a una familia y la transforma, como un ángel purificador", comentó.
La trama comienza a enredarse cuando la homosexualidad entra en la cama y la infidelidad pide sitio."La vida privada de cada uno va muy por delante de lo que la sociedad y la religión admiten", detalló el realizador para referirse a una generación de veinteañeros "más abierta" que no concibe el amor "como una posesión", sino como la "búsqueda de la felicidad en el que tienes al lado", sostuvo Villaverde.
A la hora de enfrentarse a esta historia, al director le apetecía hablar "explícitamente" de una gran historia de amor. Preguntado por una mayor evidencia en las escenas de cama heterosexuales que en las homosexuales, Villaverde dio sus razones. "En una escena de chicos hay más limitaciones porque prefiero que el espectador se centre en los rostros y no en la erección", argumentó. "El erotismos es mayor cuanto hay menos s cosas que ver", añadió.
Para la elección de los personajes, Villaverde dudo en un principio sobre quién iba a ponerle rostro a este trío, porque quería jóvenes con "un atractivo muy fuerte: carismáticos, pero a la vez con alma e inteligencia". Satisfecho con su elección, destacó el reflejo sobre la pantalla de unos seres, que "viven con intensidad el presente".
Por su parte, Álvaro Cervantes -el tercero en discordia- se enfrentó a su personaje "sin prejuicios" e intentando "no etiquetar", ya que es "la única manera de vivir las relaciones que se muestran". Para Astrid Berges-Frisbey, interpretar a una chica enamorada pero preocupada ante una decisión demasiado difícil no le supuso mayor problema. "No puedes juzgar a los personajes si quieres explorarlos", reconoció. "La opción que plantea la película puede existir pero hay más. Lo importante es ser sincero con uno mismo", proclamó.
El sexo de los ángeles está realizada al cien por cien cámara en mano con idea de que los actores "se sintieran más libres".
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