Cultura

Warhol o la belleza del siglo

  • El Museo Picasso recibe la exposición 'Warhol. El arte mecánico', que llega a Málaga tras haber sido vista por medio millón de personas en Madrid y Barcelona

Después de su paso por los CaixaForum de Madrid y Barcelona, donde ha sido vista en el último año por cerca de medio millón de personas, la exposición Warhol. El arte mecánico llega al fin al centro en el que se alumbró el proyecto, el Museo Picasso Málaga. Tras la inauguración de ayer, la muestra, que reúne unas 400 obras de Andy Warhol (Pittsburgh, 1928 - Nueva York, 1987) correspondientes a todas sus etapas y en prácticamente todos los formatos que cultivó (lo que constituye una empresa de dimensiones titánicas que ha puesto a prueba a los equipos implicados), abre hoy sus puertas al público general y podrá visitarse hasta el 16 de septiembre. La presentación a los medios tuvo lugar ayer de la mano del consejero andaluz de Cultura, Miguel Ángel Vázquez; el director del Museo Picasso y comisario de la muestra, José Lebrero; el presidente del Consejo Ejecutivo del mismo Museo Picasso, Bernard Ruiz-Picasso; la directora general adjunta de la Fundación La Caixa, Elisa Durán; y el director del Andy Warhol Museum de Pittsburgh, Patrick Moore. En su puesta de largo, la propuesta revalida no sólo el éxito ya cosechado en España sino su segura condición de hito cultural a recordar en Málaga y Andalucía.

Con obras procedentes de 45 prestadores, entre coleccionistas privados y museos como el Centro Pompidou de París, el Metropolitan Museum y el MoMA de Nueva York y el Andy Warhol Museum de Pittsburgh (el centro que alberga en la ciudad natal de Andy Warhol la mayor colección de obras de arte y materiales de archivo del artista), la exposición reúne buena parte de los iconos que en manos del creador americano adquirieron categoría universal, desde la serie de las Marilyns serigrafiadashasta las celebérrimas latas de sopa Campbell's pasando por el imponente Mao de 1972 (la muestra presenta además de manera exclusiva en Málaga la serie de doce retratos del líder comunista que conserva el MoMA en sus fondos) y otros retratos de figuras como Elvis Presley, Jackie Kennedy (en otra aportación exclusiva para el Museo Picasso), el shah de Persia, Liz Taylor, Debbie Harry y, en un guiño bien cargado de intenciones, el escultor malagueño Miguel Berrocal. En el apartado cinematográfico destacan los Screen Tests (pequeñas pruebas de pantalla en vídeo de unos cuatro minutos de duración, realizadas a mediados de los 60 en Nueva York) de referentes como Bob Dylan, Marcel Duchamp, Salvador Dalí, Susan Sontag y Allen Ginsberg. El mundo de la música, en el que Warhol entró de lleno como productor y como diseñador de portadas de discos, obtiene aquí gran relevancia con las carpetas, revistas y archivos fotográficos relacionados con artistas como The Rolling Stones y Michael Jackson. Mención aparte merece la recreación de la Exploding Plastic Inevitable, la sala de conciertos que Warhol abrió en su estudio The Factory para las actuaciones de The Velvet Underground, la banda de Lou Reed y John Cale, presente a través de su música y de hipnóticas proyecciones de vídeo.

Warhol sentía debilidad por Picasso. Hoy estaría encantado de ser recibido en su casa"

El Warhol mecánico ya luce en el Museo Picasso en todo su esplendor. El Warhol mecánico ya luce en el Museo Picasso en todo su esplendor.

El Warhol mecánico ya luce en el Museo Picasso en todo su esplendor.

Más allá de todo esto, Warhol. El arte mecánico incluye pinturas, esculturas, dibujos, serigrafías, instalaciones audiovisuales, libros de arte, películas, portadas de discos, pósters, revistas, objetos diversos y abundante material fotográfico y sonoro. Se trata, sí, de una inmersión absoluta que ahonda en el carácter mecánico de la obra de Warhol en cuanto a reproductivo: aquel joven de Pittsburgh que comenzó a trabajar en Nueva York como diseñador gráfico a mediados de los años 50 encontró en la explotación comercial del trabajo del creador la clave para abrirse camino en un panorama artístico, el de los Estados Unidos de aquellos años, ensimismado con la reserva espiritual que entrañaban aún los apóstoles del expresionismo abstracto. Lejos de aspirar a exclusividades santurronas, Warhol le tomó la palabra al Walter Benjamin que había profetizado sólo veinte años antes (aunque al otro lado del charco, en la devastada Europa) la incidencia en el arte de la reproductibilidad técnica y encontró su particular modus operandi en la multiplicación de sus obras para su transformación en marcas. Warhol no sólo se presentó ante el mundo c

omo un "artista comercial"; llegó a referirse a sí mismo como una máquina conscientemente reproductora: "La razón por la que pinto así es porque quiero ser una máquina, y siento que todo lo que hago como una máquina es lo que quiero hacer". En otra ocasión se preguntó el artista: "¿Por qué tengo que ser original? ¿Por qué no puedo ser no-original?" Warhol. El arte mecánico presenta justamente al artista reproducido, copiado a sí mismo infinidad de veces, vertido voluntariamente a la chapita puesta de moda y fijada en todas las solapas. Como apuntó ayer José Lebrero, "lo normal al ir por la calle es encontrar a un chico que va en bici con una camiseta que reproduce una obra de Andy Warhol. Por no hablar de las casas en cuyas paredes cuelgan las Marilyns que todos conocemos". Este acceso masivo a su obra cumple el sueño de Andy Warhol, y la exposición que acoge ahora el Museo Picasso significa la celebración, festiva y celeste, de que el de Pittsburgh sigue siendo el artista comercial que conocimos.

Según explicó ayer a los medios Patrick Moore, "para el Andy Warhol Museum de Pittsburgh era fundamental encontrar un aliado que nos permitiera mostrar una faceta distinta de Andy Warhol, que nos ayudara a presentar al artista en Europa de forma inédita". Estos aliados han resultado ser el Museo Picasso Málaga y la Fundación La Caixa, que abrieron la posibilidad de encontrar una ruta española para que este nuevo Warhol se explayara a gusto. El objetivo se ha conseguido: Andy Warhol está ya en Málaga, mecánico e íntegro, en un estallido de color y música que hará las delicias de grandes y pequeños (el Museo Picasso pone a disposición de los más jóvenes La Fábrica, un aula creativa en la que la obra de Warhol servirá de inspiración para menudos artistas; y cabe admitir que pocos totems del siglo XX se prestan a ser reinterpretados por manos infantiles con semejante frescura). Todo en 

pleno diálogo con Pablo Picasso, a quien Warhol admiró y con el que ahora comparte tiempo y espacio: "Warhol estaría encantado de ser recibido en la casa de Picasso, por el que sentía verdadera debilidad tanto a tenor de su obra como de su biografía. Picasso era para él un personaje fascinante y por eso resulta emocionante verlos a ambos en el mismo museo", afirmó Moore. En el mismo sentido se pronunció ayer José Lebrero cuando explicó que el nombre de Warhol para una exposición temporal en el Museo Picasso salió "cuando nos pusimos a barajar qué artistas importantes del siglo XX saldrían bien parados de un diálogo con Pablo Picasso. Comprendimos que Warhol era un candidato ideal. Propusimos el proyecto a la Fundación La Caixa y a partir de aquí comenzó el trabajo con el Andy Warhol Museum de Pittsburgh y los diversos coleccionistas. Decididamente, Warhol está a la altura". De hecho, además de las piezas extra que se exponen en Málaga y que no se vieron en su momento en los CaixaForum de Madrid y Barcelona (Lebrero insistió ayer en repetidas ocasiones en agradecer la "generosidad" de los prestadores al poner a disposición del proyecto sus obras en muchas ocasiones por un año completo), el verdadero plus que aporta el Museo Picasso Málaga es la posibilidad de visitar de una tacada la nueva muestra warholiana y la colección picassiana del centro. "El artista europeo más importante del siglo XX y el artista norteamericano más influyente e imitado del siglo XX coinciden al fin en un museo", subrayó ayer Lebrero al respecto.

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Y el pop? La exposición evita las referencias a Warhol como inventor del arte pop, una etiqueta que se le aplica de manera general. Y conviene recordar que Warhol evitaba hablar de su trabajo en relación al pop, muy a pesar de que ya a mediados de los 60 la marca pop art se hallaba bien extendida en EEUU. En su artículo de 1965 Arte pop y arte no-pop (incluido en el catálogo de Warhol. El arte mecánico), el crítico Robert Rosenblum escribía ya así refiriéndose al Nueva York de 1962: "Lo cierto es que en poco tiempo la expresión arte pop abarcó a un sinfín de artistas cuyos estilos, actitudes y cualidades difícilmente habrían podido ser más dispares. Si alguien insistía en pedir nombres, la cuestión se tornaba más nebulosa. ¿Rivers, Rauschenberg y Johns eran artistas pop? Sí y no. ¿Y Marisol, George Segal, Peter Saul? Tal vez". Por coherencia, encorsetar a Warhol en los límites estrictos del pop es no hacerle justicia. Su empeño tuvo más que ver con la belleza del siglo que habitó. Mecánica y fértil.

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