Tras el éxito de Zúrich, Carlos Álvarez lleva en octubre 'La Traviata' a Turín
Recuperado de la lesión vocal, el barítono malagueño continúa con una agenda laboral "anómala" y menos intensa · Prescindirá de los 'Verdi' más potentes y de sus actuaciones en Viena en diciembre
Con cautela y sin "forzar la máquina". Carlos Álvarez desea continuar en estos términos con una agenda laboral "anómala" y menos intensa que en temporadas anteriores. El barítono malagueño ha estado un año ausente de los escenarios por una grave dolencia en las cuerdas vocales hasta que el pasado 5 de septiembre reapareció en Zúrich con Don Giovanni de Mozart. Salió indemne y "muy contento", de su prueba de fuego y el próximo 14 de octubre se le volverá a escuchar, esta vez con La Traviata de Verdi en Turín, donde permanecerá hasta finales de mes.
"Volver está muy bien, en buenas condiciones mejor y sobre todo con esta obra, la más adecuada para retomar mi repertorio con comodidad, midiendo bien las capacidades que tengo ahora", comentó ayer el artista desde Zurich, ciudad en la que seguirá con las funciones de Don Giovanni hasta el próximo viernes. Después de tanto tiempo sin probarse ante el público, Álvarez deseaba "volver a la rutina" por lo que afrontó la reaparición con "mucha tranquilidad". Ha pasado un año "de momentos duros, con la incertidumbre de volver a cantar o no en condiciones" y el regreso ha sido "de lo más fácil. Necesitaba esa rutina para poderme demostrar que, al menos, en este repertorio me puedo defender", añadió.
Para su vuelta a la escena lírica, el barítono podía haber mantenido otro de sus compromisos, cantar Macbeth en Bari "pero no era la pieza adecuada para empezar", detalló. Por fortuna, cuando ya había decidido cancelar toda la temporada y someterse a un tratamiento, el pasado abril se le presentó la oportunidad de interpretar La Traviata en Zurich "y ha sido la mejor de las oportunidades". Consciente de la necesidad de "medir muy bien" las óperas que puede cantar y de elegir un repertorio que le permita "crecer" como profesional, el malagueño vio cómo dentro de las producciones de Verdi -su especialidad- podía afrontar óperas como La Traviata "con menor intensidad en el personaje, que no intención".
Por contra, el artista ha tenido que tachar del calendario las composiciones verdianas más exigentes. Así, el próximo diciembre Álvarez tendría que comparecer en el Teatro de la Ópera de Viena con Simon Boccanegra, Un ballo in maschera y La Forza del Destino "de una intensidad enorme. Pero no considero que estén en el escalón adecuado de ascensión que yo quiero realizar hasta volver al repertorio normal", argumentó.
Puestos a lamentar ausencias, Álvarez insiste en las citas de Viena. "Sobre todo por esa parte del trabajo que la gente no ve. Allí es donde uno se prueba de verdad, donde existe mayor capacidad de creatividad. Poder llegar a convivir de nuevo con mis compañeros en el teatro, con esa rutina del ensayo, de vocalizar...es algo que echaré de menos", aseguró.
Los próximos meses, la rutina de Álvarez tiene dos puntos de sujeción, "producción y revisión médica". Y, según los resultados, "tomar decisiones". Cauto al adelantar próximas actuaciones, el barítono sueña con poder llegar a escenificar el Atila de Verdi en el Metropolitan de Nueva York en marzo. Será la primera vez que se enfrente a esta pieza y el debut también para Ricardi Mutti como batuta en ese escenario. La siguiente parada a la que le gustaría acudir es Washington en mayo con Hamlet. "Me permite trabajar con un repertorio francés con muchas posibilidades", explicó. El hecho de haber superado una leucoplasia (mancha blanquecina que afecta, en su caso, a las cuerdas vocales) le ha enseñado a mirar al futuro con pies de plomo. " Esta temporada la considero como un ya veremos. Y si se va cumpliendo posiblemente llegaré al final de ésta en buenas condiciones para asumir la próxima", sostuvo.
Habituado a realizar unos 65 recitales por año, Álvarez se verá obligado ahora a reducir sus compromisos a la mitad, lo que le permitirá, por otro lado, tener una mayor disponibilidad "para poder hacer un concierto en España de forma puntual, siempre midiendo los esfuerzos y el repertorio", advirtió.
Tras someterse a una operación el pasado mes de mayo, salir airoso de su dolencia y volver a cantar, Álvarez reflexiona: "No se lo deseo a nadie pero se pueden obtener aprendizajes muy positivos de cómo plantearse la vida y la profesión". A uno y otro lado del telón, el artista coloca el respeto al público y a sus compañeros de escenario. "Antes de cometer un error que pueda poner en peligro el trabajo de los demás es preferible apartarse un tiempo, recapacitar y curarse, que es lo yo he hecho", resumió.
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