literatura

Pero abril sigue siendo el mes más cruel

  • El escritor Sanz Irles presenta mañana en la Sociedad Económica su traducción de 'La tierra baldía', de T. S. Eliot

El poeta T. S. Eliot (1888 - 1965), autor de 'The Waste Land'.

El poeta T. S. Eliot (1888 - 1965), autor de 'The Waste Land'. / m. h.

Le bastaron a T. S. Eliot (San Luis, Misuri, 1888 - Londres, 1965) 433 versos después de aquel legendario Abril es el mes más cruel para abrir un cauce definitivo a la poesía de su tiempo. Si hubiera de hecho que asignar un poema al siglo XX a modo de emblema, resultaría más que difícil resistir la tentación de señalar a The Waste Land como cima categórica. Al lector en español no le han faltado traducciones con las que hacerse una idea del tremendo jaque que Eliot lanzó al lenguaje, a la imagen del verbo y a la construcción literaria de la experiencia humana, pero que su poema mantiene su vigencia y su plenitud lo demuestra el hecho de que las traducciones continúan haciéndose. El último envite viene de la mano del escritor Sanz Irles (quien late tras la figura de Luis Sanz, director general de la Asociación Internacional de Parques Científicos y Tecnológicos, la IASP, con sede en el PTA malagueño; y autor de las novelas Una callada sombra y Tulipanes y delirios), cuya traducción de The Waste Land, convenientemente rebautizada como La tierra baldía (el título más popular del poema de Eliot en sus versiones al español) será el eje principal de un acto que tendrá lugar mañana jueves 12 a las 19:30 en la Sociedad Económica de Amigos del País (Plaza de la Constitución, 7) en memoria del poeta y su obra cumbre. El encuentro, con entrada libre hasta completar el aforo y convocado bajo el lema Otros abriles. T. S. Eliot y La tierra baldía en Málaga, reunirá, además de Sanz Irles, a los escritores José Antonio Montano y Juan Francisco Ferré, el politólogo y ensayista Manuel Arias Maldonado y el traductor Vicente González Fernández. Durante la velada, Sanz Irles leerá una selección de versos de su traducción pero, además, los asistentes podrán disfrutar de una recitación de The Waste Land en las voces de Alec Guinnes y Fiona Shaw; es decir, una inmersión al completo.

Estos Otros abriles servirán igualmente de preámbulo a la publicación de la traducción de Sanz Irles con un prólogo de José Antonio Montano, cuya negociación editorial sigue su curso. Mientras tanto, el autor recuerda a Málaga Hoy que "en español vamos bien servidos de traducciones de este poema de Eliot. Hay algunas manifiestamente mejorables, pero también las hay de mucha calidad. No creo que falte la traducción definitiva, sino que siempre hay espacio para otras, y más aún en una obra de este calibre y complejidad". Y apunta: "Mi mayor esfuerzo, y creo que en eso consiste su mayor diferencia con las otras, ha sido para traer al español la muy especial música y ritmo del poema. La tierra baldía es un formidable artefacto sonoro, con un ritmo y una cadencia apabullantes. Además, presenta espléndidos juegos de rima, intempestivos, que no aparecen a intervalos regulares, sino aquí y allá, a veces en forma de pareados, a veces de versos alternantes, y siempre diseminados entre muchos versos libres. Es una rima sin un patrón claro, pero eso mismo realza sus apariciones. Trasladar esa declamatoriedad, esa solemnidad, oracular algunas veces, y su sorprendente prosaísmo en otras, ha sido mi mayor esfuerzo".

Toda traducción es la reencarnación de un texto y también un texto independiente"Sanz IrlesEscritor y traductor

A la hora de señalar las dificultades que entraña una empresa como la traducción de La tierra baldía, Sanz Irles destaca "la gran cantidad de alusiones a otras obras literarias de la tradición occidental, e incluso más allá. En ocasiones son eso, alusiones, pero otras veces son citas, ora textuales, ora levemente alteradas. Eso obliga al traductor a rastrearlas y comprobar cómo era exactamente el texto de origen, y decidir después si toca traducir la traducción de Eliot o traducir la cita original y, en este caso, decidir si es mejor recurrir, cuando exista, a alguna traducción canónica en español, o adoptar otra fórmula". Por no hablar de la decisión respecto a "de qué forma (por lo general aproximada) soporta mejor nuestra lengua el pentámetro yámbico típicamente inglés". Pero el mayor de todos los obstáculos se da "en el plano hermenéutico. Eliot oculta muchas veces la voz poética que oímos en cada momento, y hay que tomar decisiones importantes, que a veces son más peliagudas en español que en inglés, puesto que nosotros, por ejemplo, tenemos marcas de género que nos obligan a elegir entre vivo o muerto y viva o muerta, mientras que Eliot elude el problema con un alive or dead, que sirve para un roto y para un descosido".

En gran medida, la traducción de La tierra baldía de Eliot obliga a repensar la propia función de la traducción y su sentido: "Toda traducción es dos cosas a la vez: la reencarnación de un texto que la precede y también un texto independiente, con vida propia. El traductor no es un mero transportista que lleva, inalterada, una mercancía de un punto a otro. Durante el viaje se convierte un poco en químico o alquimista y la mercancía transportada experimenta, inevitablemente, alteraciones", explica Sanz Irles, quien añade: "Desde el punto de vista del lector, leer en lengua ajena, por bien que se la conozca, es como leer algo con las gafas un poco empañadas: hay un sutil velo que puede difuminar el objeto, el texto, pero ese velo también dota al texto traducido de una especial belleza, de un cierto misterio, de distancia enaltecedora. Si ese mismo texto lo leemos traducido a nuestra propia lengua, es como haber pasado un paño sobre las lentes". No obstante, nuestro traductor parte de una premisa radical: "La lectura, incluso de un texto en tu propia lengua, es ya una operación de traducción. Si leo 'Fulano salió a la calle en una fría mañana de noviembre', tengo que imaginarme qué frío era ese, ¿de equipamiento de montaña o de gabardina y bufandita? Y cuando las descripciones o acotaciones no son del mundo físico, sino del anímico, las operaciones de traducción lectora se multiplican ad infinitum. Así pues, lo que normalmente llamamos traducción es solamente un tipo de traducción". En suma, la traducción "es como un matrimonio. Se convive con el texto a todas horas". Como para pensárselo.

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