El académico vespertino

El pintor Eugenio Chicano celebrará su ingreso como numerario en la Academia de San Telmo este martes con un discurso sobre Picasso

El pintor malagueño Eugenio Chicano, en su estudio.
Pablo Bujalance Málaga

18 de septiembre 2016 - 05:00

Cuando se divulgó la noticia de que Eugenio Chicano (Málaga, 1935) había sido admitido como miembro de número en la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, corrió en boca de muchos una pregunta consecuente: "Pero, ¿no lo era ya?". Pues no, no lo era. Sí era académico correspondiente desde que en los años 70, cuando residía en Verona, recibió el nombramiento a modo de embajador de la institución en Italia ("Un día llegó el título a mi casa. Yo no lo esperaba, ni lo había pedido. Y nadie me había avisado. Así que, qué iba a hacer, lo guardé sin más", explica al respecto); pero, hasta ahora, la señera academia no ha tenido entre sus filas, con voz y voto, a uno de los artistas malagueños de mayor proyección en el mundo, el mismo que representó a España en la Bienal de Venecia y en la de Sao Paulo, el mismo que asumió un papel esencial en la introducción del pop art al sur de los Pirineos y el mismo que, a instancias de Pedro Aparicio, volvió a Málaga en 1986 para poner en marcha la Fundación Picasso Casa Natal, el organismo que reconcilió al genio universal con su ciudad y que abrió el camino para todos los museos que llegaron después. De todas formas, la Academia de San Telmo, que preside actualmente José Manuel Cabra de Luna, ha decidido enmendar lo que debía ser enmendado y Chicano tomará posesión como académico el próximo martes 20 a las 20:00 en el Salón de los Espejos del Ayuntamiento, en un acto en el que será recibido por el también académico de número Antonio Garrido Moraga y en el que el pintor pronunciará el discurso Creación de creaciones. La materia del mismo es, no podía ser otra, Picasso, su mentor y maestro, como confluencia de inspiraciones que se alimentan y se enriquecen mutuamente. Chicano vendrá así a ser una especie de académico vespertino, como una edición de tarde. Pero es ahí, ya se sabe, donde el conocimiento y la experiencia dejan un poso más fructífero.

El pintor recibe a Málaga Hoy en su estudio, entre su colección de discos de ópera y flamenco y los lienzos de paisajes andaluces que conformarán su próxima exposición, cuya inauguración está ya confirmada en Málaga para antes de fin de año. Y al ser preguntado por la utilidad de la Academia de la que se dispone a ser parte, responde: "Creo que la Academia es necesaria en Málaga. Aquí, con las mayorías de los partidos, los negocios y determinadas corruptelas hay proyectos como el abovedado del río, los Baños del Carmen y los depósitos de la Campsa que siguen sumidos en un olvido del que no hay manera de que salgan. Por eso creo que la Academia debería tener una posición ético-estética de prestigio desde la que se publicaran informes, consejos, alabanzas y críticas sobre todo lo que se está haciendo en la ciudad, de la manera más abierta posible, alertando contra las barrabasadas, aconsejando donde haga falta, proponiendo soluciones a los problemas. No hay que olvidar que la Academia la compone gente que tiene una voz bien formada sobre muy distintos aspectos. Está claro que al primer tapón la gente no va a salir dando aplausos, pero creo que en la nueva etapa, con José Manuel Cabra de Luna al frente, pueden conseguirse logros muy interesantes. Es importante que los malagueños sepan que la Academia está, existe y sirve para cumplir objetivos concretos en relación con los problemas". Eso sí, a pesar de esta responsabilidad, Chicano borra de un plumazo cualquier atisbo de presunción elitista que pudiera permanecer en la institución: "Esto no es una élite vigilante que dice lo que vale y lo que no. No somos árbitros. Únicamente prestamos un servicio donde éste es requerido y donde puede haber un problema, o una determinada realidad cultural que merece ser promocionada. No es ser más que nadie. Es trabajar a favor de la ciudad".

En este quehacer, Chicano tiene ya claros qué proyectos puede y debe asumir San Telmo como propios a corto plazo: "Es importante que establezcamos comuniones con las grandes instituciones culturales de la ciudad. Con la Universidad, por ejemplo, sería obligado hacer cosas, llegar a acuerdos, impulsar iniciativas comunes. Pero también con otras como el Ateneo. En el campo de las Bellas Artes echo de menos, por ejemplo, una Bienal, bien hecha, con un buen presupuesto, con artistas de todas partes. Pero también me parece importante y urgente prestigiar a artistas de aquí que están olvidados. La Generación del 50 se está muriendo sin que nadie diga ni pío". Sobre este particular, cuando se le pregunta por la promesa que el alcalde, Francisco de la Torre, llegó a hacer al respecto en el acto de concesión de la Medalla de la Ciudad a Chicano en el Ayuntamiento hace unos años, el artista responde: "No hay nada. Nos vamos muriendo y no pasa nada. Todo está enquistado por la política. Pero cuando haya que pedir los cuadros a las viudas será más difícil convencerlas a ellas".

Como académico y como pintor, Chicano apunta sus impresiones sobre la vida cultural de Málaga como suele, de manera abierta y sin medias tintas: "Cuando toca hablar de la Málaga cultural yo me puedo tirar aplaudiendo dos días. Pero en la dirección de la cultura vinculada al turismo tengo muchas dudas. Eso tendría que darse por añadidura, en una evolución, digamos, natural. Pero crear un Centro Pompidou para el turismo es un error, porque los que vivimos aquí no tenemos referentes. Nuestro referente siempre ha sido el Museo de Málaga: cuando en mi juventud me hablaban de tal o cual artista, iba a ver si tenía alguna obra en el museo. Ése era nuestro filtro, nuestra manera de conocer el mundo, porque para eso están los museos. Lo que sucede es que el Museo de Málaga ha estado treinta años cerrado, y un poco como consecuencia de esto cunde mucho la idea de que todo el mundo, cualquiera que venga, es bueno. El museo de una ciudad es el sitio en el que se puede aprender lo que es la modernidad, lo que es la vanguardia, cómo se generan todos los lenguajes artísticos. Y el hecho de que aquí no lo hayamos tenido durante tanto tiempo ha permitido que tanta gente diga que el cubismo es algo tan feo y tan fácil 'que lo hace mi niño'. Ahora, al fin, el Museo de Bellas Artes va a volver a abrir sus puertas, al igual que el Arqueológico, que es un gran desconocido para muchos malagueños. Espero que podamos recuperar el tiempo perdido".

Entre los compromisos que debe reforzar San Telmo de cara a la ciudad, Chicano presta especial atención al seguimiento de los creadores más jóvenes: "Es importante que se gestionen recursos para ayudar a estos artistas que empiezan, pero ayudarlos en la verdad, teniendo claro que en el arte, como en cualquier otro ámbito, no todo vale. Una cosa es ser artista y otra, por ejemplo, ser muy gracioso. Aunque haya quien pase por artista por hacer gracia". Y, preguntado por la posibilidad de que la Academia favorezca los encuentros entre estos jóvenes artistas y posibles patrocinadores del sector privado, señala: "Ésa es una actividad interesante, pero no hay que perder de vista que, en estos últimos años, donde la crisis ha dolido más ha sido precisamente ahí. El IVA cultural es un despropósito, muchas galerías han cerrado y montar una obra de teatro es una locura. Todo pasa por las instituciones públicas, y esto merma mucho la afición. Trabajar en la cultura y en el arte depende mucho de la chispa que uno sea capa de prender, del entusiasmo que uno pueda generar, pero también de cómo responda el medio, y sin afición el medio no responde. En determinadas situaciones primarias no se ha dado un relevo cultural, siguen destacando los mismos que destacaban hace cuarenta años y el resto mira la pelota pasar sin que caiga en su campo. Pero es que la ciudad no ha generado una respuesta social y cultural para estos creadores de generaciones más recientes. Ahí también hay mucho trabajo que hacer, desde el sector público y el privado".

Aquel regreso desde Verona de 1986 no tuvo vuelta atrás. Chicano ha permanecido en Málaga desde entonces, disfrutando y sufriendo la ciudad, a veces a partes iguales. Ahora, el nombramiento como académico de San Telmo se traduce en un nuevo reconocimiento por el que Málaga celebra la labor y el magisterio de Chicano. Pero quizá cabe preguntar al pintor si le valió la pena quedarse, más allá de los homenajes. Y responde, una vez más, con la franqueza que le caracteriza: "La valencia era doble. Cuando me llamó Pedro Aparicio para poner en marcha la Fundación Picasso yo ya había hecho la Bienal de Venecia y me acababan de invitar a exponer en Milán. Precisamente, el alcalde me pidió que, además de lo de la Fundación, trajera aquí esa exposición. Y buscando una galería para montarla conocí a Mariluz [Reguero] y nos enamoramos. De modo que mis motivos para quedarme en Málaga ya no eran uno, sino dos: Picasso y Mariluz. Yo venía ya de vuelta, hecho y derecho. Y creo que no me he equivocado. Me encuentro, eso sí, poco utilizado. Los pintores de mi generación tenemos una experiencia que podría ser útil a mucha gente, pero nadie nos llama para nada. Los pintores queremos servir además de pintar. Queremos ser útiles a esta ciudad, sin cobrar: nos daríamos por pagados con saber que a Málaga le interesa lo que podemos devolverle". No hacerlo saldrá más caro.

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