Cultura

Y la amistad se hizo película

  • Fernando Trueba, Jorge Sanz, Miriam Díaz-Aroca, Ariadna Gil, Gabino Diego y José Luis García Sánchez celebraron ayer los 25 años de 'Belle Époque'

Fernando Trueba, Ariadna Gil, Miriam Díaz-Aroca, Gabino Diego, José Luis García Sánchez y Gabino Diego, ayer.

Fernando Trueba, Ariadna Gil, Miriam Díaz-Aroca, Gabino Diego, José Luis García Sánchez y Gabino Diego, ayer. / javier albiñana

Tras la presentación del director del Festival de Málaga, Juan Antonio Vigar, ejerció de moderador un viejo conocido del certamen, Luis Alegre, quien presentó su recién publicada monografía sobre la película (basada en un texto escrito hace veinte años y ahora convenientemente revisado y ampliado, con abundante material relacionado con Fernando Trueba). Alegre recordó en su introducción el viaje que hizo en coche con David Trueba en 1992 hasta Portugal, donde se rodó el filme, para comprobar personalmente todo lo que se contaba sobre el proyecto. Los actores reunidos ayer en Málaga, por su parte, compartieron no pocos argumentos a la hora de relatar su experiencia: Miriam Díaz-Aroca habló así de una "aventura prodigiosa" en la que le sorprendió especialmente el magisterio vital de Fernando Trueba: "Me enseñó a ver la importancia de lo importante, a preocuparme más por un buen libro o una buena película que por las cuestiones materiales". Ariadna Gil recordó cómo Fernando Trueba le llevó el guión al Aeropuerto de Barajas "en un transbordo que hice de viaje desde Barcelona a Buenos Aires, a donde me dirigía para participar en un festival de cine. Recuerdo que iba leyendo el guión y me pareció maravilloso, como una novela. Cuando llegué a Buenos Aires únicamente quería volver a Madrid cuanto antes para hacer la prueba". Jorge Sanz, que insistió particularmente en las amistadas forjadas y conservadas desde entonces, afirmó que en Belle Époque "me hicieron el mejor regalo que me podían hacer, que es el personaje que interpreté. Si después me seguí dedicando al cine hasta hoy fue gracias a Fernando Trueba y a Cristina, su mujer". Gabino Diego recordó la oportunidad de rodar con Agustín González y Fernando Fernán Gómez, "lo que hizo aquella experiencia decididamente irrepetible". Y José Luis García Sánchez, tras admitir su dedicación presente "al cine mudo" y agradecer al público su interés por el cine español, subrayó que Belle Époque es, de nuevo, "la historia de una amistad colectiva".

Fernando Trueba comenzó su intervención recordando que, tras la lectura del guión, algunos amigos "muy inteligentes" le recomendaron que no rodase la película: "Ellos vieron otra historia de guardias civiles, de la España negra, pero yo desde el principio vi otra cosa: la película de la España luminosa y alegre". Tampoco faltaron dificultades en la financiación por las que los productores trasladaron el rodaje a Portugal, "donde los salarios eran más bajos". Y rememoró Trueba con gran afecto la primera escena que rodaron, un diálogo entre Fernando Fernán-Gómez y Jorge Sanz a bordo de un carromato tirado por un mulo, en la que el primero empieza a recitar un fragmento de La montaña mágica de Thomas Mann: "Habitualmente, durante los primeros días de un rodaje vas ciego, no sabes bien qué película estás haciendo, necesitas tiempo para tomarle el pulso a todo. Pero ya rodando aquella primera escena, caída la tarde, percibí que estaba pasando algo especial. Pedí que quitaran el mulo, porque su trote impedía que se escuchara a Fernando con claridad, así que se pusieron dos del equipo a tirar del carro. Aquella noche, cuando terminamos, le conté a mi mujer que no tenía ni idea de lo que pasaría con la película, ni de si iría alguien o no a verla, pero que por rodar aquella escena había merecido la pena no sólo hacerla, sino dedicarme al cine. Rodar con Fernando todos aquellos días y cenar después cada noche fue un espectáculo".

Desde el Festival de Málaga habían advertido que Fernando Trueba no iba a responder a preguntas sobre el boicot a La reina de España, pero al ser preguntado sobre su relación actual con esa España "luminosa y alegre", respondió así: "No he cambiado. Siempre he dicho lo mismo sobre España, a veces en voz alta, lo que me acarrea problemas. Nunca he sido nacionalista. Mis valores no tienen que ver con las fronteras ni con los pasaportes, sino con las personas. Me gusta hacer reír a la gente. Y que las personas se sientan libres para decir lo que quieran, sin que nadie se meta en sus pensamientos. No hay nada más bonito que poder vivir en paz con quien piensa de manera distinta. En eso consiste la democracia". Añadió Trueba que "al cine le debo la gente que he conocido, Paco Rabal, Rafael Azcona". Y es que a la amistad no le sientan bien las consignas.

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