Cultura

La añoranza de César Rincón

  • Seis meses después de su última corrida, el colombiano vive en su finca de Extremadura dedicado en cuerpo y alma como ganadero a su hierro de El Torreón

El ex matador de toros colombiano César Rincón, centrado ahora en su faceta de ganadero después de colgar definitivamente el traje de luces el pasado mes de febrero, aún añora "el miedo al toro cuando uno se pone delante, la plaza llena y los gritos de ¡torero, torero!". Rincón, propietario del hierro de El Torreón desde hace diez años, lleva apenas seis meses dedicado íntegramente a su labor de criador de reses bravas, ha emplazado su residencia habitual en su finca ganadera de Santa Cruz de la Sierra (Cáceres) y ahora observa las corridas desde la grada o en un burladero dentro del callejón.

"Ahora paso más desapercibido, soy un poco más anónimo aunque la gente me sigue profesando un cariño muy especial. Es lo mejor, lo más hermoso que le puede pasar a un torero: sentir que puede haber dejado huella en los aficionados", explicó Rincón (Bogotá, Colombia, 1964). El reciente éxito logrado en Pontevedra, donde José Tomás y Sebastián Castella cortaron cinco orejas a un encierro de El Torreón, ratifica a juicio del ganadero "la línea de mantenimiento y a la vez de progresiva mejora" de la vacada que dirige, a pesar de la corta camada de que dispone, lo cual "me llena de alegría".

A ello ha contribuido también, según ha reconocido, el hecho de que las figuras hayan elegido sus reses para anunciarse en los carteles, caso de los referidos José Tomás y Sebastián Castella, diestro éste que junto a Manolo Sánchez y Miguel Ángel Perera lidiará esta tarde en Íscar (Valladolid) un encierro de El Torreón. "Cuando las figuras te eligen, la ganadería coge un prestigio importante. Para mí es algo muy bonito, muy importante, un lujo y un indicador sobre el estado de la misma", añadió antes de recordar cómo él mismo, cuando en 1991 se puso en mandamás del toreo después de nueve años de alternativa, de ostracismo y de una cornada en Palmira (Colombia) que le puso al borde de la muerte, pudo por fin seleccionar las divisas que más se ajustaban a su forma de torear.

Precisamente, acerca de José Tomás, de los terrenos que pisa y de los constantes éxitos que ha logrado tras su reaparición en 2007 y en lo que va de 2008, el maestro colombiano elogió la importancia que tiene para la fiesta porque ha representado "un revulsivo. José Tomás goza de una personalidad impresionante. Tiene lo que quiere como lo quiere, y además muchas ganas de ser figura del toreo. Es un ejemplo para muchos", dijo antes de referirse también a otros espadas, caso de Perera, "que están echando una temporada extraordinaria".

La plena dedicación a su vacada después de 25 años como matador de toros, 15 de ellos como máxima figura, y 6 salidas por la Puerta Grande de Madrid, hace que "en cierto modo no extrañe el no estar vestido de luces, aunque todavía añoro el miedo al toro cuando uno se pone delante, la plaza llena y los gritos de ¡torero, torero!". Como propietario de una divisa, su secreto en la crianza y selección radica "en la alegría" que en su opinión deben tener las reses, ya que el toro "siempre tiene que ser para el torero". Su decisión de radicarse en Extremadura, en su finca de bravo situada cerca de Santa Cruz de la Sierra (Cáceres), la concibe como "una forma de volver a mis raíces, ya que de esta tierra salieron los grandes conquistadores" que hace más de quinientos años partieron hacia la América en la que nació.

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