Para lo bueno y lo malo, Chambao

Lamari en un momento de su actuación el pasado viernes.
Pablo Piñero

20 de mayo 2012 - 05:00

Viernes 18 de mayo. Sala París 15. Formación: Lamari (Voz), Oliver Sierra (guitarra flamenca y bajo), Toni Romero (teclados y coros), Juan Heredia (percusión y batería), Coki Jiménez (percusión y batería), Tony Cantero (guitarra y coros), Roberto Cantero (flauta y coros) y Amir John-Haddad. Aforo: unas 2.000 personas, dos tercios de entrada

Se pasó la mayor parte del concierto en algún extremo del escenario. Apenas ocupó su lugar central en las tablas y pareció casi con ganas de pasar desapercibida. Y, cuando sacaba la cabeza, se le perdía la pista entre los hasta nueve músicos que la llegaron a acompañarla ahí arriba. Quizás eran los nervios por dar un concierto tras mucho tiempo sin hacerlo. O los de presentar las canciones de su último disco homónimo, Chambao, por primera vez al público. Pero, en realidad, eso daba igual. Porque la voz de Lamari es tan reconocible como poderosa. Y con su sonido consigue llenar toda una sala como la París 15 y hacer que el público caiga rendido a sus pies. Había ganas de Chambao.

Las cerca de 2.000 personas que se dieron cita en la noche del viernes disfrutaron. Y mucho. No hicieron falta más que unos acordes de guitarra flamenca para que comenzara un baile que no acabó hasta la madrugada. Y, así, con calma y dedicando el concierto a su familia -que la siguió con pasión desde el fondo de la sala-, Lamari fue desgranando su último trabajo entre un mar de pantallas de teléfonos móviles de todo tipo.

Son los de ahora temas cargados de ritmos flamencos, sonidos árabes, percusión, teclados, guitarras, traveseras y un sinfín de palmadas que hacen que estas nuevas canciones suenen a las de siempre. O casi: Aún carecen de chispa, de ese algo que sabe transmitir Chambao y que se deja bien notar en su single Lo mejor pa ti. Igual es la falta de rodaje, nada más.

Se echa en falta en el directo de las nuevas canciones el peso que la electrónica tenía en los comienzos, hace ya una década, en aquel Flamenco Chill que les dio a conocer o en el que les llevó a la consagración, Endorfinas de la mente. Quizás sea por eso o porque en esos primeros temas está la verdadera esencia de Chambao, el público se vino arriba precisamente en la recta final del concierto: Ahí estás tú, Olvidarme de Ti o Pokito a poko hicieron disfrutar, muchísimo, a los asistentes.

También hubo momentos para recordar a Rockberto -la última vez que Lamari se subió a un escenario fue, precisamente, en la misma sala París 15 en el homenaje que se le brindó al fallecido cantante- en el tema Roe por la escalera.

Y entre novedades, viejos éxitos, olés por parte del público y un sinfín de emociones, en este esperado debut de Chambao, Lamari, a veces, parecía reflexionar desde su presencia desapercibida en el escenario. Por eso, de repente se sentaba cerca de su público, se relajaba y se le veía disfrutar. Y es ahí cuando realmente conecta con su gente, con una Málaga que se volcó para recibirla tras dos años sin escuchar su voz, que realmente consiguió llenar cada metro de la sala París 15 y llegar hasta el corazón de los asistentes. Quizás baste con eso para celebrar noches como la del viernes. Para lo bueno y lo malo, todo esto es Chambao.

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