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"La cámara es una excusa para viajar y meterme en mundos diferentes"

  • El realizador marbellí Ricardo Yebra presenta esta tarde en el Teatro Echegaray su película 'El Lado B', rodada en una remota isla chilena

Ricardo Yebra, ayer, antes de la entrevista.

Ricardo Yebra, ayer, antes de la entrevista. / nacho sánchez

Ricardo Yebra tiene un billete para volar hoy a Japón. Era su nuevo proyecto, su nuevo destino, pero una llamada le hizo cambiar los planes. El Festival de Málaga le comunicaba la selección de su primer largometraje documental para competir por la Biznaga de Plata en la Sección Oficial. La película se llama El Lado B, se proyecta esta tarde a partir de las 19:30 en el Teatro Echegaray y cuenta la historia de Jacqueline, residente de una isla chilena donde no hay electricidad, teléfono o agua potable. Un lugar donde la vida transcurre lenta entre barcas, redes de pescar, una fuerte humedad, soledad y un horizonte sin definir.

-¿Cómo acabó en un lugar tan remoto?

-Terminé de estudiar Comunicación Audiovisual en Madrid con la idea clara de irme a América del Sur a hacer un documental, pero me metí en un Máster de Filosofía, empecé a anclarme a la ciudad... Algo que realmente no quería. Así que de la noche a la mañana, literalmente, me compré un billete sin retorno para viajar por el continente sudamericano. Empecé el viaje en Tierra de Fuego y recorrí más de 3.000 kilómetros y siempre iba grabando, con la idea de hacer un documental del viaje y las personas que me iba encontrando. Un día, en Puerto Cisnes, conocí a Jacqueline. Y me invitó a conocer la isla. Fui para dos días, pero al final me quedé un mes.

-¿Qué encontró allí?

-Me quedé sorprendido con la historia de la protagonista y con el lugar, que es espectacular. Así que me quedé todo el mes viviendo con esta familia.

-¿Qué le llamó la atención para aparcar su proyecto original y centrarse en este?

-Ella es un personaje como muy peculiar. Vivía en un entorno de drogas, alcohol y mala vida en Santiago de Chile. Y para salir de él se fue, también de la noche a la mañana, a una isla perdida a buscarse la vida junto a su bebé. Allí conoció a su pareja, donde llevan una vida muy interesante, siempre ligada a la pesca.

-¿Y ella ha conseguido escapar de ese entorno finalmente?

-La película habla mucho de cómo las personas generamos ficciones como soporte de nuestra propia realidad. No sé hasta qué punto ella consigue su objetivo... pero de eso va el documental, así que prefiero no desvelarlo para que el público pueda averiguarlo. A mí lo que me interesa de los personajes es que muchas de las cosas que te dicen, en realidad, entre líneas, significan otra cosa.

-De hecho, Jacqueline, la protagonista, dice en la película: "Cada casa es una historia. Tú no sabes que pasa detrás de una puerta. Cuando la visitas ves sólo lo superficial, pero cuando te vas, queda la historia real. ¿Qué ha encontrado en su casa?

-En un mes, toda la fachada de una casa se diluye. Acabas conociendo todas las verdades, todas las circunstancias puertas adentro, que muchas veces son distintas a las que uno quiere mostrar. De hecho, llegué incluso a tener miedo de enseñarle la película, porque en ella desnudo su vida... Pero justo el viernes me envió un audio contándome que estaba encantada. Y dando las gracias por enseñar cómo viven allí y los paisajes que tienen. Pero bueno, es sólo mi visión de su mundo. El cine, como toda forma artística, se convierte en un espejo de la realidad. En el fondo también hablo de mí y de las cosas que conozco en un entorno ajeno a mí.

-¿Va a seguir viajando para hacer nuevas películas?

-Lo que me apetece es eso, seguir viajando con mi cámara. En realidad, para mí la cámara es una excusa para viajar y meterme en mundos diferentes al mío. La cámara funciona como mediador entre esos dos mundos. Para mí el cine es un acto de honestidad hacia mí mismo, es una forma de relacionarme con los demás. Eso sí, dejarlo todo y lanzarse a viajar tampoco es fácil, no es tan bonito como mucha gente piensa. De todas maneras tengo varios proyectos por delante. Estaba lo de Japón y me ha surgido la oportunidad de grabar en Rusia un proyecto muy interesante. También quiero acabar el documental que rodé durante el viaje de 3.000 kilómetros. Ahora tengo que tomar decisiones.

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