Sí que hay un camino: se hace al andar

Crítica de Música

Soleá Morente, ayer, durante su concierto en el Teatro Cervantes. / Daniel Pérez / Teatro Cervantes
Pablo Bujalance

06 de julio 2018 - 01:35

La ficha

'Soleá morente y napoléon solo' Festival Terral. Teatro Cervantes. Fecha: 5 de julio. Músicos: Soleá Morente (voz), Edu Spin (guitarra flamenca y eléctrica), Alonso Díaz (guitarra y teclados), Luis Miguel Fernández (batería), José Ubago (bajo), Rocío Morales y Lorena Álvarez (coros y palmas). Aforo: Algo más de 300 personas.

Resulta digno de atención el modo en que Soleá Morente está construyendo una identidad propia dentro del mundo de la música. Lo suyo no es tanto una parcela particular sino, ciertamente, una singularidad, una aproximación distinta de cantar el pop y decir el cante en la que, sin embargo, cabe mucha gente. Para ser honestos, cabe admitir que pocos artistas habrían podido disfrutar de sus facilidades para tomar atajos y dar gato por liebre; por el contrario, Soleá Morente ha decidido tomarse su tiempo y abrir sus propios caminos, consciente de su herencia pero a la vez bien atenta a la hora de demostrar que ha llegado hasta aquí para tomar sus propias decisiones. El concierto que ofreció ayer en el Teatro Cervantes para presentar su último disco, Ole Lorelei, junto a Napoléon Solo, la banda con la que ha facturado el mismo trabajo, resultó revelador en muchos aspectos, pero sobre todo al cristalizar un talento que, con sus dosis bien medidas de valentía y criterio, parece dispuesto a abrir puertas allí donde deban ser abiertas. A su aire, sin hacer ruido y sin pretender ser lo que no es, con una gracia y una intuición muy sutiles a la hora de juntar las costuras del flamenco y el rock sin erosionar ninguno de los dos.

Las canciones de Ole Lorelei se sucedieron según el guion previsto en un concierto que fue de menos a más y que habría merecido una respuesta más cálida del público. Sonaron así La alondra y ya bien prontito el delicioso apunte que significaron las alegrías de Grandes locuras, además de, claro, la declaración de intenciones que entraña Ya no sólo te veo a ti. Bajo una puesta en escena que jugaba a ser retro cuando le daba la gana (tal vez, eso sí, todos habríamos salido ganando con una performance menos entusiasta por parte del coro), Soleá Morente no tardó en ampliar el repertorio con temas de su anterior disco, Tendrá que haber un camino, como la espléndida granaína brindada en Eso nunca lo diré (mecida con inteligencia por Edu Spin, soberbio ayer a las seis cuerdas) y el prometedor himno que encierra Todavía. Tampoco faltó Dormidos, que facturara Soleá Morente junto a Los Evangelistas en aquel hipnótico Encuentro, con Enrique en la cabeza y en el paladar. Sí, hay un camino, el que se hace al andar. Y lo mejor será acompañarla en la travesía.

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