Xoel López. Músico

"Hay canciones de Deluxe que siento todavía a flor de piel"

  • El cantante y compositor gallego, emblema del panorama independiente, llegará a la Sala Eventual el próximo viernes 16 de octubre para presentar con su banda su disco 'Paramales'.

Xoel López compartirá el próximo viernes 16 en la Sala Eventual (C/ Cuernavaca) su "antídoto contra los males", un disco de nombre Paramales publicado el pasado mayo y muy esperado tras la sugerente experiencia musical y vital que ofreció con Atlántico, el primer álbum que firmó con su nombre tras la etapa Deluxe. Llegará con su banda para compartir estados de ánimo entre versos y acordes: a proclamar en la vibración de la noche su amor indefinido por la música.

-Después de Atlántico, ¿cómo se planteó el nuevo disco? ¿Hacia dónde quería ir?

-Ufff... La verdad es que uno no se plantea a priori lo que va a hacer. En mi caso, siempre trato de reflejar en un disco lo que me pasó. Es más fácil dar una identidad y un sentido a las cosas cuando ya tengo el disco hecho que a priori. No me planteo: voy a hacer un disco... romántico o veraniego. Si después de un verano de inspiración me sale un disco veraniego, pues ahí está. Lo que sí puedo decir es que este último disco refleja otra realidad. Atlántico estaba muy enmarcado en un viaje, en una estancia en Buenos Aires, creo que tiene que ver mucho con esa idea del viajero, de la persona que se va de su país, y al mismo tiempo con la fascinación de todo lo que encuentra y todos los sentimientos que afloran en ese contexto tan claro. Sin embargo, Paramales es un disco mucho más complejo, más anárquico, más variado, no responde a un patrón fijo y tampoco está grabado en un contexto concreto: algunas canciones pertenecen a la última etapa de esa estancia en América, otras a un periodo en La Coruña, mi ciudad natal, con todo lo que eso genera, que es mucho, y después el hecho de volver a Madrid y grabar aquí también le dio otra impronta. Es un disco más de transición, de mezcla, de picos, de reencuentro incluso con cosas de la primera etapa, y con aspectos novedosos como esa canción en gallego que marca un nuevo camino. En definitiva, refleja otra etapa de mi vida, más anárquica si quieres.

-Una obra que se caracteriza por su variedad de tonos, ritmos y estados de ánimo: melancolía, felicidad, ironía...

-Y mala leche incluso. Todo convive. Los discos no reflejan toda tu realidad, aunque este es quizá más completo en este sentido, porque yo creo que todos tenemos estos sentimientos. He querido reflejar esta complejidad humana: somos un poco todas esas cosas. Nadie es siempre una sola cosa o está en un estado de felicidad continuo o de melancolía pura o de mala leche permanente. Es un disco de contrastes: se habla del amor más puro y luminoso y blanco y al mismo tiempo hay sensaciones bastante agridulces.

-¿Puede analizarse como una especie de compendio de lo que ha sido su trayectoria vital y musical hasta el presente?

-Sí, la mía y la de cualquier persona, porque todos hemos pasado por esos sentimientos. Cuando van pasando los años lo normal es que conozcas todos esos estados de ánimo y que atravieses muchas fases en la vida. Es verdad que, al formar parte de tu vida, tiene más sentido que hables de ello, o que aparezca casi inconscientemente. Esa complejidad, esos contrastes, esos sentimientos contrapuestos tienen que ver quizá con el hecho de tener 38 años y no 18.

-Aunque las diferencias entre Atlántico y Paramales son evidentes, la primera canción del último, Patagonia, puede entenderse como una pasarela entre los dos discos...

-Sí, de hecho eso sí que es una cosa que busqué con un enfoque digamos más racional. El hecho de poner Patagonia como primera me pareció que establecía ese puente con Atlántico. El viaje patagónico es como un final, una despedida de esa etapa en Argentina, era mi manera de enlazar los discos, darle un sentido a ese imaginario americano y volver a España.

-¿Qué supuso en su vida, en su música, su decisión de irse a vivir un tiempo al otro lado del océano?

-Después de que mucha gente me preguntara por qué me había ido, mi entorno, los medios..., yo empecé a preguntármelo también. Y nunca lo tuve tan claro. Hay muchas razones, y una de ellas fue la necesidad de tomar perspectiva. ¿Por qué siento que me quiero ir y por qué no tengo claro el porqué? Sentí que había muchas razones que subyacían y me propuse descubrirlas. Fundamentalmente, tener tiempo, tomar perspectiva de lo que habían sido hasta ese momento mi vida y mi carrera, un ritmo de carrera bastante frenético, con un éxito siempre relativo. Yo siempre aposté por la parte artística y eso no se lleva bien con el descanso laboral, al contrario, cuanto más arriesgas artísticamente más trabajo te supone. Creo que me reencontré con muchas cosas de la persona, más allá de mi carrera, me reencontré con cosas bonitas y fue muy enriquecedor, aprendí también mucho de gente del otro lado del charco, pude conocer a gente en mayor profundidad, tuve más tiempo para relacionarme a otro ritmo, porque cuando estás todo el día viajando y haciendo giras acabas teniendo relaciones un poco superficiales; no en calidad, pero sin desarrollo porque siempre estás de paso.

-¿Se considera un hombre de ninguna parte?

-Tengo claro de dónde vengo, soy inevitablemente de donde nací y me crié, pero sí es verdad que siempre descubro los lugares nuevos con el afán de establecer una relación profunda. Estoy muy abierto a ser un poco de cada lugar que visito. Siempre pensé que conocer es querer, y cuanto más conoces un lugar, más lo quieres y por lo tanto más te sientes parte de él. Se puede decir que soy un hombre abierto al mundo.

-En el último disco se ha implicado hasta el punto de grabar casi todos los instrumentos.

-Sí, y eso contrasta con el hecho de que ha colaborado mucha gente. Una cosa surge de la otra. El hecho de haber grabado el bajo, la batería..., estimulado incluso por el productor, hizo que luego dijera: tenemos la mitad del disco grabado y vamos a pensar en gente que pueda aportar lo suyo. Son colaboraciones de todo tipo y eso enriquece, siempre es favorable. Pero lo básico lo construimos el productor y yo en casa.

-¿Cómo ha sido el trabajo con Ángel Luján, el productor?

-Muy gratificante. Ha sido mi primer trabajo con él y la conexión fue plena. Él es una persona que trabaja profundamente, no es de los que te dicen cuatro cosas y ya está. Plantea por qué, hacia dónde, qué sentido tiene cada cosa, y ya solo ese trabajo casi psicológico que hace con el artista es muy interesante porque te hace plantearte cosas. Fue muy divertido y aprendí mucho de él porque además tiene mucha cultura musical.

-En sus últimos conciertos ha combinado el formato en solitario con su banda...

-En Córdoba y Sevilla actué solo, y cuando regrese a Andalucía, a Granada y Málaga, lo haré con la banda. Cuando actúo solo llevo un set particular. El que me vio en Sonorama ya sabe un poco de qué va la cosa, llevo un bombo, pandereta, piano, guitarras... Intento darle color.

-Y le siguen pidiendo canciones de Deluxe...

-Sí, claro. Estoy en armonía y en sintonía con mi pasado musical. No me cuesta nada recuperar esas canciones; aunque no me lo pidieran, lo haría. Hay canciones de Deluxe que siento todavía muy a flor de piel, curiosamente, como si las hubiera hecho ayer. Otras no, y de hecho no las toco. A veces haces alguna concesión, si te piden algo insistentemente: tampoco cuesta tanto tocar algo tuyo. En los acústicos soy más maleable, digamos.

-O sea, que podemos esperar un concierto variado.

-Sí, muy variado. Cuando toco solo me centro en lo nuevo, porque es lo que toca, pero son conciertos largos y variados y en los que la gente tiene mucho que decir. No salgo con repertorio cerrado. Lo haremos un poco entre todos.

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