Carlos Hipólito, sobre 'Música para Hitler' en el Teatro del Soho: "Claro que se puede establecer un paralelismo con la época actual"

Carlos Hipólito posa para una foto promocional de 'Música para Hitler'.
Carlos Hipólito posa para una foto promocional de 'Música para Hitler'. / Sergio Parra

Cuenta con más de cuatro décadas de trayectoria sobre los escenarios a sus espaldas. Carlos Hipólito es uno de los grandes nombres del teatro español y ha dado vida a personajes inolvidables también en cine, televisión e incluso como narrador en Cuéntame cómo pasó. Ahora el artista se vuelve a subrir sobre las tablas con un nuevo reto interpretativo: Música para Hitler. Encarna un papel clave en una historia inspirada en la figura del violonchelista Pau Casals y su firme negativa a actuar ante Hitler durante la ocupación nazi en Francia. El espectáculo se puede ver en el Teatro del Soho Caixabank desde el 30 de mayo hasta el 1 de junio.

Pregunta.¿Cómo llegó a esta obra y por qué decidió participar en ella?

Respuesta.El director Juan Carlos Rubio hace años que quería que trabajáramos juntos y nunca encontrábamos la manera de acoplar las agendas de uno y otro. Cuando me trajo este texto, lo leí el mismo día que me lo presentó y me quedé absolutamente prendado de la obra. Me pareció un texto extraordinariamente bien escrito, me gustó muchísimo el argumento, lo que contaba, me encantó el personaje. Inmediatamente nos pusimos a buscar la manera de conseguir coincidirlo, la encontramos finalmente y aquí estamos.

P.Pau Casals es un símbolo de compromiso. Me gustaría saber cómo se ha preparado este personaje con un peso tan cargado en la historia.

R.Siempre que haces un personaje que ha existido en la realidad hay una responsabilidad añadida, porque mucha gente tendrá una idea preconcebida de él. Pero por otra parte, tienes la ventaja de tener material que puedes visitar. Hay afortunadamente vídeos de entrevistas de Pau Casals, hay clases magistrales que él dio que están grabadas y todo ese material es muy útil a la hora de intentar entender mejor al personaje. El personaje, como te decía, está también escrito por los autores, por Yolanda García Serrano y Juan Carlos Rubio, que realmente al conseguir su línea de pensamiento ya tienes el personaje prácticamente hecho. Yo lo que he intentado es que llegara lo más directo posible, como lo intento siempre, hacerlo con la mayor sencillez posible, intentando entender bien lo que le pasa para que el público pueda entenderlo también bien. Y la verdad es que es un personaje hermoso. No solamente se recrea al gran Pau Casals, violonchelista, genio de la música, hombre comprometido con los derechos humanos, sino que la obra nos muestra al ser humano más íntimo, sus pequeñas cosas, sus temores, su depresión, su vida en familia y todo eso es muy bonito de hacer.

P.¿Cómo le han ayudado desde dirección a afrontar este papel?

R.Pues enormemente. Juan Carlos Rubio es un excelente director y la verdad es que hemos trabajado muy a gusto, de una manera muy cómplice. Primero me ha ayudado haciendo un reparto extraordinario, porque estoy acompañado por Kiti Mánver, que es amiga desde hace más de 40 años y teníamos muchas ganas de volver a coincidir. Es una actriz excelente y estamos felices de estar juntos. Y luego Cristóbal Suárez y Marta Velilla son dos actores magníficos con los que además se ha creado una especie de vínculo casi familiar. Realmente estamos muy a gusto juntos los cuatro y la batuta de Juan Carlos ha sido yo creo que muy buena para todos. Estamos todos remando en la misma dirección y en el mismo bar.

P.Llevan de gira desde marzo con la obra y atterizan en Málaga ahora. ¿Qué le parece participar en esta obra en el Teatro del Soho?

R.A mí me parece una maravilla. Hacer cualquier cosa en el Soho es maravilloso. Es un teatro extraordinario que además llevan extraordinariamente bien a Aurora Rosales y Antonio Banderas porque son amigos los dos y yo he tenido oportunidad ya de estar en ese teatro. Hice ahí un monólogo que se llamaba Oceanía hace un par de años y la verdad es que me sentí tan a gusto en ese escenario. Ahora estoy deseando volver, deseando estar ahí. Es un teatro precioso que además tiene una relación entre el escenario y la sala fantástica, me refiero de distancia, hay mucha gente pero los tienes muy cerca y están muy metidos en el escenario. Y luego ir a ese teatro es un sí absoluto. Aparte de por Málaga, pues por el teatro en sí.

P.¿Cómo espera que reaccione el público? Viendo cómo lo está haciendo desde marzo, ¿cómo va a ser aquí? ¿Piensa que va a ser igual?

R.Pues yo creo que sí. Al final no hay tanta diferencia entre un público y otro. Siempre se dice que el público del norte es más frío, el público del sur es más cálido. Pues depende. Cada día el público es diferente y cada día se crean energías diferentes. Y en los tres días que vamos a estar en Málaga seguramente habrá energías distintas cada día. Pero lo que yo creo que va a pasar es que, espero, es lo que está pasando en cada uno de los lugares a los que estamos yendo con la obra. Que es que realmente se crea una complicidad enorme entre el patio y la sala porque la historia es muy conmovedora, tiene partes divertidas, hay momentos en que el público ríe. Pero luego hay unos momentos muy emotivos donde se crean unos silencios cómplices que son extraordinariamente significantes para nosotros.

P.Cuéntame ahora que habla un poco de la trama. Quisiera ahondar en ella porque es un contexto histórico muy marcado en España que también se puede hacer un paralelismo con la actualidad, no sé cómo lo ve usted.

R.Yo creo que sí. La obra transcurre en 1943, cuando Pau Casals se había exiliado en el sur de Francia, en Prades, un pueblito del sur de Francia, huyendo de la dictadura franquista. Él dedicó allí sus esfuerzos y todo su arte y todo lo que pudo a ayudar a los compatriotas que estaban exiliados ahí también, en el sur de Francia, y que llegaban y sin recursos vivían hacinados en campos de trabajo. Y este hombre hacía conciertos para intentar dedicar todo el dinero en la recaudación a mejorar la vida de estas personas. Pero bueno, lo que pasaba en ese momento es que se estaba produciendo la invasión nazi de Francia. Por eso los nazis vinieron a pedirle que tocara para Hitler y él se negó. Y con eso yo creo que dio una gran lección de dignidad y de compromiso con los derechos humanos, con la ética y con la historia, estar en contra de las dictaduras. Pero más allá de eso, hay que pensar que todo esto pasó en los años 40 del siglo XX. En los años finales de los 20 y 30 del siglo se votó democráticamente a Hitler como representante político alemán. Unos años después le nombraron presidente y diez años después estaba exterminando personas en campos de concentración e invadiendo. Quiero decir con esto que si en los años 20 y 30 del siglo pasado se sembraron cosas y se hicieron cosas que condujeron a tres dictaduras terribles como la alemana. Pues cuidado y recordemos lo que hemos hecho porque estamos en los años 20 de este siglo y se está votando democráticamente a algunas personas que creo que no nos dicen exactamente todo lo que realmente quieren hacer. Y corremos el riesgo de que a lo mejor en los años 40 de este siglo, como pasó en el pasado, nos encontremos con que se han reinventado la democracia, si es que no ha desaparecido ya, y hemos retrocedido en derechos y en libertades. Así que creo que la obra, claro que se puede establecer un paralelismo con la época actual, y creo que puede servirnos de reflexión, y sobre todo para ver que, igual que Pau Casals luchó con las armas que tenía, que eran su violonchelo y su batuta, porque él era también director de orquesta, para defender la paz, la libertad y el buen hacer. Podemos todos luchar con las armas que tenemos, que son nuestros votos, y que tengamos cuidado.

P.En relación a lo que ha contado, ¿qué cree que diría Pau en la actualidad?

R.Pau Casals se llevaría las manos a la cabeza y pediría por Dios que se tuviera más cuidado con las cosas que se hacen y con el poder que se les da a determinados políticos. Porque Pau Casals fue un hombre que tuvo que vivir tres guerras. Vivió la Primera Guerra Mundial siendo niño, vivió la Guerra Civil Española y vivió la Segunda Guerra Mundial ya mayor y, como te decía, exiliado de su país. Entonces, diría: "Por Dios tengan cuidado, no permitan que les metan en otro conflicto más bélico". Y sobre todo mucho cuidado con a quién le damos el poder. Es que realmente ahora mismo hay un auge tan tremendo de la extrema derecha que asusta un poco, porque yo creo que es que vamos a hacer un recorte de libertades y a un retroceso total en derechos.

P.Cambiando de tercio y echando la vista atrás a su trayectoria, que es muy amplia, ¿hay algún personaje que le haya marcado especialmente?

R.Yo te diría que en su momento todos, porque cada uno fue importante en su momento y yo que sé, hay algunos personajes que quizá, porque coincidieron con momentos especiales de mi carrera y de mi trayectoria, pues quizá sí me sirvieron para mejorar un poco más. Recuerdo siempre un personaje que hice en una obra que se llama Largo viaje hacia la noche, de Eugene O'Neill, que dirigió Miguel Narros y William Layton, que fueron maestros míos y donde yo tuve la ocasión maravillosa de trabajar con un actor como Alberto Closas y hacía de su hijo en esa obra. La verdad es que aprendí tanto viéndole trabajar, su manera de hacer, que para mí fue un salto cualitativo personalmente, que yo tenía entonces 30 años escasos, o ni eso, todavía era muy joven y salía al escenario a hacer deberes, a hacer lo que me habían dicho: "Aquí te ríes, aquí lloras, aquí te levantas y aquí te sientes". Y viendo trabajar a Alberto y con aquella función aprendí un poco que también se puede uno liberar de toda esa técnica, digamos, que hay que tener evidentemente, pero que hay que tener para olvidarla. Y fue de las primeras veces que yo empecé a volar en un escenario y a sentirme más libre. Hacía todo lo que me habían dicho, pero sin pensar. Y eso realmente fue un salto cualitativo para mí. A ese personaje de Edmund le tengo un cariño especial.

P.Aparte del teatro, también ha estado en la televisión y en el mundo del cine, ¿qué es lo que más le llena profesionalmente?

R.Cada vez estoy más convencido de que el teatro. A mí me gusta muchísimo hacer personajes en cámara y yo he tenido la oportunidad de hacer cosas muy bonitas con la cámara, tanto en televisión como en cine. Pero la verdad es que el teatro es donde el actor es más dueño de su trabajo, es donde estás tú con el público y además tienes la respuesta inmediata a lo que estás haciendo y la respuesta inmediata a saber si estás conectando emocionalmente con los espectadores. Y eso es muy gratificante para nosotros porque cuando haces algo para la cámara, tanto la serie o el programa o la película, a lo mejor se estrena meses después de que tú has terminado aquel trabajo y, realmente, en cambio, en el teatro tienes esa cosa de al momento estás sabiendo si estás llegando o no y eso para mí cada vez está siendo más importante.

P.Es una respuesta muy bonita, Carlos. Para cerrar, después de tantos años que lleva ya en el teatro, ¿qué es lo que le sigue motivando cada día para seguir subiéndose al escenario?

R.No sé exactamente lo que es, no lo sabría explicar, pero yo ese pellizquito que sentía cuando era jovencito lo sigo sintiendo exactamente igual. Estoy quizá menos agobiado en un sentido por los nervios, pero por otra parte también sientes más responsabilidad a medida que va pasando el tiempo y sientes que te van a exigir más cada vez. Pero es tan placentero para mí interpretar, salir a un escenario o ponerme delante de una cámara, que creo que el día que pierda esa ilusión, ese pellizco, ese deseo de saltar un poco al vacío, que es lo que hacemos cada vez que salimos a interpretar un personaje, pues creo que si desapareciera eso lo dejaría, porque realmente es muy hermoso, pero afortunadamente lo sigo sintiendo.

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