La ciudad y las ideas: para una metamorfosis
diseño
Manuel Estrada imparte un taller a alumnos de la Escuela de San Telmo con Málaga como protagonista
Resulta paradójico el modo en que Málaga ha decidido convertirse en una marca asociada a la cultura y el turismo sin haber llegado a acuñar una marca como tal. Cierta deriva neocon tiende a asociar de manera acrítica el término marca a una mera noción de producto a la venta, pero en el mundo del diseño la visibilidad es una cuestión mucho más honda: se trata, al cabo, de alumbrar ideas capaces de construir en la práctica ciudades más sostenibles, amables, duraderas y soportables. A menudo parece que en Málaga, precisamente, este debate constituye una cuestión pendiente, pero lo cierto es que las ideas vienen muchas veces de donde menos se las espera. El diseñador madrileño Manuel Estrada, Premio Nacional de Diseño en 2017, ha impartido esta semana en el Museo del Patrimonio Municipal (Mupam) un taller en el que han participado sesenta alumnos de la Escuela de Arte de San Telmo, de la misma especialidad, con un objetivo esencial: que los futuros profesionales del diseño crearan proyectos dirigidos a Málaga, que por una parte sirvieran de interpretación de la propia identidad de la ciudad y por otra propusieran intervenciones interesantes, justas y necesarias. El taller se ha desarrollado durante tres días y concluyó ayer con la exposición de los proyectos realizados; su celebración ha coincidido con la exposición dedicada a Manuel Estrada que el Mupam acoge actualmente y hasta el próximo día 18, Pensar, dibujar, diseñar: un amplio recorrido por la creación de una figura clave del diseño contemporáneo en todo el mundo, cuya obra se traduce a todos los formatos, desde portadas de libros hasta museos pasando por identidades corporativas, con especial aceptación en Estados Unidos. La decena de proyectos resultantes, amparados y asesorados por la pedagógica disposición de Estrada, demuestran, de entrada, que sí hay ideas para la Málaga del porvenir. Más de uno de los proyectos presentados ayer, de hecho, merecerían su materialización en firme.
Durante el desarrollo del taller, al que ha asistido Málaga Hoy, Manuel Estrada presta toda su atención a los trabajos en curso con iguales dosis de estímulo, exigencia e inspiración. La iniciativa para esta experiencia, en la que Estrada cuenta con la colaboración de varios profesores de la Escuela, es enteramente suya y, de hecho, el diseñador imparte el taller de forma gratuita en virtud de su compromiso con la enseñanza pública, al igual que hace en las distintas plazas donde aterriza su exposición: "La primera ciudad española en la que lo hicimos fue Bilbao. Allí se empeñaron en montar la muestra con estos fondos. Yo les advertí de que estaba todo en Nueva Jersey y que traerlo iba a costar un ojo de la cara, pero me respondieron que para eso ellos eran de Bilbao", explica. Fue también el propio Estrada quien, para sorpresa de los responsables del Mupam, insistió en celebrar el taller y la exposición de sus proyectos en el mismo museo: "Surgió la posibilidad de hacerlo en la Escuela de San Telmo, pero lo interesante es que quienes vengan a visitar la exposición a partir de ahora también puedan ver estos proyectos, aunque sea en un pasillo. Un museo, además, debería ser esto: un lugar en el que compartir ideas y expresarlas", sostiene el diseñador. Preguntado por el hecho de que la reciente proyección internacional de Málaga no haya quedado sustentada en un trabajo de diseño ad hoc, Estrada responde que en realidad "eso sucede, en mayor o menor grado, en todas las ciudades. En casi toda España, de hecho, el empleo del diseño en ese sentido de proyección está aún por hacer. La primera vez que tuve la idea de organizar talleres así fue en Berlín, donde el diseño puesto al servicio del desarrollo urbano es una cuestión muy asumida y donde constantemente salen ideas a cual más brillante para transformar la ciudad. Tenemos mucho terreno en el que avanzar, pero también mucho talento para conseguirlo a corto plazo".
Los proyectos presentados en el taller dan buena cuenta de este talento: Perita Trinidad, por ejemplo, propone la regeneración del barrio de la Trinidad con el antiguo convento como centro cultural autogestionado (y haría bien la Junta de Andalucía en tenerlo en cuenta). El Quinto Pino planta un parque de uso cultural en el corazón de la ciudad, pero no faltan restaurantes submarinos, hoteles ecológicos ni transportes públicos que conecten las playas del litoral. Pensar el futuro es ganarlo.
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