Crítica de Cine

Para cubo gigante de palomitas

independence day: contraataque

Acción/ciencia-ficción, EEUU, 2016, 119 min. Dirección: Roland Emmerich. Guión: Carter Blanchard. Fotografía: Markus Förderer. Música: Harald Kloser, Thomas Wanker. Intérpretes: Liam Hemsworth, Jeff Goldblum, Bill Pullman, Maika Monroe, Jessie T. Usher, Charlotte Gainsbourg. Cines: Málaga Nostrum, Vialia, Rosaleda, Plaza Mayor, La Verónica, Pixel, Alfil, Miramar, La Cañada, Goya, Rincón, Ronda, El Ingenio.

Han pasado 20 años desde la frustrada invasión marciana de Independence Day que tantos millones dio: fue la película más taquillera de 1996 y ocupa el puesto 37 entre las más rentables de la historia del cine americano. El mundo desde entonces ha progresado, se ha unido (bajo la tutela americana, claro, pero mejor ésta que la china, la rusa o la norcoreana, digo yo) y no ha conocido guerras. Los marcianos han logrado lo que ningún visionario logró: la pacífica unión de todos los pueblos guiados por unos mismos ideales. Desde el despacho oval de la Casa Blanca una mujer -y no un tipo con peluquín- gobierna los Estados Unidos y ordena el mundo (Emmerich parece apostar por Hillary frente a Trump; hace bien, el millonario de tinte caoba ya fue anticipado por Slim Pickens como el T. J. King Kong de ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú). Sirviéndose de la tecnología arrebatada a los marcianos tenemos unas defensas formidables. Pero, como sentenció Chenoa, "cuando tú vas, yo vengo de allí": si en 1996 ellos estaban muy por delante de nosotros, por mucho que hayamos copiado y desarrollado su tecnología, ellos lo han hecho todavía más.

Los marcianos no dudarán en utilizar esta superioridad para lanzar un segundo ataque. Y de ello trata esta película, retorno de lo mismo agrandado. Emmerich, sabio hombre, no se ha preocupado de innovar sino de agigantar. Más efectos. Más, y más grandes, bichos. Más, y más grandes, máquinas infernales. Más heroísmo de esos pocos siempre dispuestos a salvar a la Humanidad cuando todos los supuestamente eficaces dispositivos de defensa fallan. Y, afortunadamente, también más humor. Es una versión king size de la película de 1996 de lo más apropiada para ser acompañada por un cubo gigante de palomitas y un refresco del tamaño de una Estoy con TOI. Desde el minuto dos (porque el minuto uno se desarrolla en el despacho oval) Emmerich muestra las cartas: en una estación espacial una minúscula nave impide, arrempujando, que una inmensa estructura se desplome. A partir de ahí todo es posible y se admite, porque todo es una broma. Como meter a la Charlotte Gainsbourg de Von Trier y Jaquot en este guateque, junto a los más o menos dignamente envejecidos intérpretes del 96 (salvo el ausente Will Smith).

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