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Cultura

El debutante Esteban Crespo evoca los errores, la pasión y la toxicidad del primer amor

  • Pol Monen y María Pedraza, en su primer papel para el cine, protatonizan la película 'Amar', presentada ayer a concurso

Los actores María Pedraza y Pol Monen, protagonistas de 'Amar', con el director Esteban Crespo.

Los actores María Pedraza y Pol Monen, protagonistas de 'Amar', con el director Esteban Crespo. / carlos díaz / efe

Parece que nunca llegará otro igual, que se quedará dentro para siempre, porque no se conoce la posibilidad de sentir de una forma más intensa, porque no se concibe querer a nadie como se quiere al primer amor. Eso es lo que sienten Laura y Carlos pocos meses después de conocerse, cuando quieren respirarse continuamente, cuando si no están juntos están presentes a través del móvil. Pero, como amor iniciático que es, también está acompañado por todos los errores de la inexperiencia y la falta de madurez. Y así se relata en Amar, la ópera prima de Esteban Crespo, nominado al Óscar por su cortometraje Aquel no era yo. "No sólo es una historia de amor, es un relato de madurez, de enfrentarte con sus miedos y sus familias, los adultos también se equivocan, no son tan maduros como se creían", explicó ayer en la presentación de la tercera cinta a concurso.

El guión, que Crespo escribió hace 15 años, ha tenido que ser revisado y adaptado a la actualidad, al lenguaje de los jóvenes de 2017. "Seguí a jóvenes en Instagram, estudié cómo se relacionan, qué fotos suben, cómo visten, me interesaba mucho este submundo y la relación de las chicas con sus amigas", señaló el cineasta que descubrió a María Pedraza -bailarina y modelo- a través de las redes sociales. Siendo también la primera película de la joven actriz, quiso hacer un trabajo intenso previo con los protagonistas. "Estuvimos un mes ensayando todos los días y hablando mucho, el guión lo tomé más bien como una guía", apuntó Crespo. De esa comunión salió la confianza que los actores necesitaron para meterse con solvencia y verdad en la piel de la pareja. "La confianza y la complicidad fueron clave para mostrar ese amor con naturalidad, aunque le tuviera miedo a las escenas de sexo", confesó María Pedraza. Para Pol Monen, "Carlos se aferra a Laura, ella es su aire, se descubre a sí mismo en sus ojos, todo tiene mucha intensidad porque si no la hay lo demás es gelatina".

"Me interesaba la locura, la manera de vivir, de gestionar las emociones, también la forma de madurar y las sensaciones de recuerdo que ello podía provocar en el espectador", dijo el director. Para él, la película que se estrena en cines el 21 de abril supone mostrar -al público de cualquier edad- ese amor "que te enseña, en el que cometes todos los errores pero que te muestra el camino, para el que no estás preparado y que tiene un punto tóxico, por eso sale mal, una relación así sería inviable a los 30". Cuando entra en juego la necesidad de una persona, destacó Pol, "se cruzan ciertas líneas, quizás hay mucha más pasión, un sentimiento a flor de piel pero se invade el espacio del otro".

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