David Seidler (Londres, 1937) se trasladaba con su familia a Estados Unidos cuando un barco próximo fue bombardeado por la marina alemana, y del impacto que le provocó a aquel niño de tres años ese episodio le quedó como secuela una tartamudez que superaría en su adolescencia. Por su experiencia personal, era lógico que el dramaturgo y guionista tuviese entre las figuras que admiraba a Jorge VI, y que le conmoviera especialmente la superación de aquel hombre que accedió al trono por una carambola del destino, después de que su hermano Eduardo abdicara, y tuvo que superar sus dificultades en el habla. La necesidad de escribir sobre ese personaje se intensificó cuando Seidler conoció al hijo de Lionel Logue, el logopeda australiano que ayudó al monarca. El proyecto de llevar al papel ese capítulo se paralizó cuando el autor pidió permiso a la Reina Madre, y ésta accedió a cambio de que viera la luz cuando ella ya hubiese muerto. La espera, como se sabe, tuvo un desenlace afortunado: El discurso del Rey sería una de las películas más celebradas de 2010, y Seidler se haría con el Oscar al mejor guión original.

A partir de hoy y hasta el domingo, el vulnerable Bertie, como se llamaba a Jorge VI en la intimidad, y el extravagante logopeda Lionel Logue vuelven a encontrarse sobre las tablas del Lope de Vega gracias a Magüi Mira, que sucumbió a los encantos de ese El discurso del Rey y a la inteligente humanidad de Seidler en una estancia en Helsinki. La directora y actriz se encontró con "un debate político muy interesante, un texto que se pregunta para qué sirve el poder, qué sentido tiene la monarquía hoy", una reflexión que, además, ahondaba en un momento histórico "fascinante, cuando se estaban formando las alianzas que se darían en la Segunda Guerra Mundial. Estamos ante alguien que tiene el poder, pero que no sabe qué trascendencia, qué resultados van a tener sus elecciones. La decisión de Jorge VI podía haber cambiado el mapa de Europa tal como lo conocemos hoy", señala Mira, que ha contado con un reparto encabezado por Adrián Lastra y Roberto Álvarez.

Ambos, el rey y su colaborador, prepararán un discurso con el que Inglaterra le declarará la guerra a Alemania: una recreación,defiende Mira, que reivindica la importancia del pensamiento y el verbo. "Hoy vivimos marcados por la imagen, y resulta emocionante enfrentarse a un texto que habla del poder de la palabra. La imagen es importante, pero si está hueca, si no hay una reflexión detrás, corre el peligro de no decir nada", advierte la directora. "En la época en la que se ambienta la obra, el poder ha descubierto las posibilidades de la radio, de comunicarse con el ciudadano. Hoy parece que ver a un político montando en bicicleta da votos, pero a mí me gustaría más que me explicaran su programa, que hablaran de los temas que nos preocupan", añade.

Mira se apoya en una versión de Emilio Hernández "que potencia el texto de Seidler pero tiene un tono fresco, busca el humor" e incorpora, como transiciones, algunas coreografías. "Hay emociones que se pueden expresar mejor con música, con la fisicidad, con el cuerpo en movimiento, y así lo he hecho", asegura. Pero la mayor emoción, lo sabe la prolífica Mira, que últimamente ha dirigido En el estanque dorado, Pluto o César y Cleopatra, viene de la mano de los intérpretes. "Yo puedo tener ideas o un texto maravilloso, pero si no tienes unos actores en estado de gracia, talentosos, inteligentes, no llegas al público", opina. La directora facilita a Adrián Lastra, conocido por la película Primos y la serie Velvet y con un asombroso parecido al Jorge VI real, un notable cambio de registro. "Es su primer gran trabajo de texto después de varios musicales, y es un reto difícil: se enfrenta a un personaje de ficción, pero también real, y está fantástico". A su lado, el espectador encontrará a "un actor de una gran empatía" como Roberto Álvarez, "que también se aleja de los registros en los que solemos verlo", asegura. Ana Villa, Gabriel Garbisu, Lola Marceli y Ángel Savín completan el reparto.