Cultura

Cuando los discursos tenían corazón

  • El catedrático Salvador Rus publica un libro que recupera las numerosas alocuciones que ofreció John Fitzgerald Kennedy como presidente de Estados Unidos

En los últimos años la tendencia es recuperar la figura de John Fitzgerald Kennedy escarbando en la basura de su vida privada y atribuyéndole todos los vicios imaginables. Sin embargo, el catedrático Salvador Rus Rufino se sale del tópico y rememora su legado político a través de sus apariciones públicas, analizando su ideario a través de las páginas de John Fitzgerald Kennedy. Discursos (1960-1963). Una Presidencia para la Historia. "He intentado retratar al trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, no al amante de Marilyn o la persona que fue asesinada por Oswald, me interesa la figura de un hombre que en menos de cuatro años convirtió a su país en la primera potencia mundial", apunta el profesor de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad de León.

Según Salvador Rus, Kennedy asumió el poder en el país de las barras y las estrellas en plena recesión económica y consiguió situarlo como líder mundial en los poco más de mil días que duró su mandato, respaldando la carrera espacial y la investigación hasta niveles nunca vistos antes. Todo lo contrario de lo que opina el periodista Jeff Greenfield, quien en su reciente libro If Kennedy live presenta un escenario bastante diferente: Estados Unidos se habría ahorrado el trauma de la Guerra de Vietnam, la Guerra Fría habría acabado mucho antes y la historia del siglo XX habría sido más positiva. Pero el profesor se desmarca de esta moda revisionista y destaca el gran valor de Kennedy y su capacidad para resolver temas como la crisis de los misiles de 1963. También que sus discursos no eran palabras huecas porque luego eran sustentados por "políticas muy concretas".

Claro, si Kennedy consiguió sacar a su país de la crisis en menos de tres años, ¿serían extrapolables estas políticas al momento actual? "Para nada", responde sin dudar. "Era una situación diferente, en los sesenta se necesitaba mucha mano de obra sin gran cualificación, por ejemplo para construir un coche, pero sí se puede rescatar una cosa: tener claro qué hacer con los medios que se tienen", sostiene Rus.

Por otro lado, ¿Kennedy se escribía sus discursos o tenía una cohorte de 'negros' detrás buscando la frase grandilocuente? "El tenía un método, hacía un esquema de las ideas que quería desarrollar dependiendo de donde fuera a leer el discurso, sus colaboradores escribían el discurso siguiendo estas pautas, Kennedy corregía de nuevo y se hacía una segunda versión". Pero a veces hay incluso una tercera versión, cuando el presidente corrige con su puño y letra para añadir alguna frase que hubiese acudido a su cabeza durante este proceso.

Kennedy, a quien se le considera el pionero en cuanto a desarrollar la telegenia para ganar elecciones, ¿sigue siendo un modelo para los políticos actuales por la forma de sus discursos? "La política es ahora más técnica, no busca puntos de unión de la nación para hacer grandes proyectos", responde. Por contra, Kennedy vendía grandes ilusiones, algo que Obama hizo suyo con la campaña del Yes we can. "Pero Kennedy no sólo decía qué hacer, también cómo hacerlo", apunta Rus. "Esto significa un compromiso que une a los ciudadanos".

En cuanto a la inevitable figura paterna, que siempre aparece en sus biografías modelando al futuro presidente, Rus destaca que JFK se apartó de las ideas de su progenitor, que giraban en torno a la supremacía de las oligarquías y que no veía con malos ojos los regímenes totalitarios, por contra, su hijo "quería un nuevo mundo que planteaba otras exigencias, recuperando la figura del ciudadano como elemento activo de la política", continúa el investigador para apuntalar a continuación su figura: "Siempre buscó la verdad, la justicia, la libertad y la concordia, los pilares básicos de la democracia de EEUU".

Y si a mandatarios como José María Aznar se les tachaba de tener poco carisma, Kennedy llevaba la personalidad de serie porque "tenía esas condiciones y supo desarrollarlas, aunque Stalin no tenía esas dotes y fíjese si mandó".

En resumen, JFK creía en la democracia pero, ¿consiguió que pudieran dormir en la misma cama los ideales y la política? Rus responde con su "sí" rotundo. "Tuvo graves conflictos con los militares victoriosos que tenían estrellas en la pechera pare llenar el firmamento, pero se enfrenta a ellos para actuar siempre en la más absoluta legalidad", defiende sobre un personaje que, además, fue el primero en dirigirse a la población a través de la televisión durante la crisis de los misiles de Cuba, una imagen que Hollywood ha explotado sin piedad.

Arriba. Salvador Rus, durante una presentación reciente del libro. derecha. Kennedy, uno de los presidentes más carismáticos

de la historia de EEUU.

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