Cultura

El documental 'La clase' trae a España la realidad de los institutos franceses

  • El cineasta Laurent Cantet se ha inspirado en la novela 'Entre les murs' de François Bégaudeau, quien protagoniza el filme

Tras ganar la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes, el próximo día 16 se estrena en España La clase, una película del cineasta Laurent Cantet que retrata, a través de la visión casi documental de un instituto francés, la complejidad de la sociedad francesa contemporánea. Inspirada en la novela Entre les murs, de François Bégaudeau -protagonista del filme-, La clase describe el desarrollo de un año escolar en un aula donde adolescentes de un barrio conflictivo de París conviven diariamente con sus profesores, quienes luchan por mantener el entusiasmo por educar.

"Cuando leí el libro me encantó el personaje de François, un profesor que arriesga con sus alumnos y que se atreve a cometer errores", explicó ayer el director francés, quien ya antes de leer la obra de Bégaudeau, había comenzado a escribir un guión sobre la vida en los institutos franceses.

Cantet y François se pusieron en contacto de nuevo -se conocían desde el rodaje de Hacia el sur (2005)-, con un objetivo claro: para reflejar la realidad debían sumergirse en ella, así que visitaron un instituto público y decidieron que los protagonistas de la cinta debían ser reales. Por eso, exceptuando uno de los alumnos y el personaje de François, todos los jóvenes, los padres de éstos y los profesores, son los verdaderos del instituto en el que se rodó la cinta.

"Estuvimos un año impartiendo talleres de interpretación en los que cualquiera que quisiera podía participar y, aunque el guión estaba totalmente escrito y cerrado antes de empezar el rodaje, la improvisación ha tenido un papel muy importante", comentó el cineasta.

Cada alumno pudo, además de representar un personaje, aportar aspectos personales de sus vidas, dotando a la película de un mayor realismo que la convierte en un testimonio colectivo de la realidad francesa y que le otorga un carácter cercano al documental.

La inmigración, la falta de sentimiento de pertenencia a un país y los problemas del sistema educativo, se mezclan con un proceso de aprendizaje de la democracia a pequeña escala, un microcosmos donde el personaje de François pasa de la complicidad con sus alumnos a la impotencia en cuestión de minutos.

Pero para Cantet, a pesar de todos los conflictos que presenta esta nueva hornada de jóvenes, "no se trata de una generación perdida, son inteligentes y tienen intereses. La responsabilidad de la sociedad radica en que esta generación salga adelante".

Un objetivo nada desdeñable actualmente, cuando gran parte de Occidente está viendo cómo se tambalea su sistema educativo y todavía se están dando los primeros pasos en la búsqueda de nuevos métodos de enseñanza más eficaces.

"La educación de estos días muestra muchas complicaciones, pero también tiene aspectos formidables" apuntó el director: "el sistema es muy integrador, aunque a la vez muy excluyente, porque es en la escuela donde se decide quién va a seguir estudiando y quién no".

La clase se convierte de este modo en un filme donde no hay culpables ni héroes, sino tan sólo una pequeña comunidad que se relaciona entre sí y que podría encajar a la perfección con cualquier aula de un instituto occidental.

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