Historia de Málaga · Aquel rodaje de 1960...

Una estampa de los Dólmenes de Antequera en blanco y negro

  • Manuel España Lobo y su hijo filmaron el primer documental del conjunto arqueológico ahora Patrimonio Mundial con una cámara de 16 mm y unos focos conectados a baterías de coche.

El descubrimiento del dolmen de Viera (1903) y El Romeral (1904) por los hermanos Viera provocó en aquella época la llegada de un gran número de investigadores nacionales e internacionales como Velázquez Bosco, Amador de los Ríos, Obermaier, Mortillet, Paris, Mergelina, Hemp, el matrimonio Leisner y Giménez Reyna. Dos décadas después, los dólmenes de Menga y Viera fueron declarados Monumentos Nacionales. Años más tarde -en 1926-, el tholos de El Romenal se adhiere a la lista de Tesoros Artísticos Nacionales y poco después se hace con el título de Monumento Histórico Artístico. Desde luego, Manuel España Lobo, el primer corresponsal Televisión Española (TVE) en Málaga, y su hijo, el reportero gráfico Antonio España Juli, no fueron los primeros en pisar El Sitio de los Dólmenes de Antequera, pero sí en filmarlo.

Lo hicieron prácticamente a oscuras, impresionados por "la altura y las piedras de gran tamaño dispuestas unas sobre otras", en palabras de Juli -que bromea de vez en cuando llamando al conjunto "cueva"- y guiados por aquel espíritu "aventurero" que caracterizó en vida a Lobo, el cual pasó de empresario a periodista en cuanto rodó su primera película en 8 mm bajo el título Tierra Santa. "Disponíamos tan sólo de una cámara de 16 mm, nuestra, puesto que TVE no prestaba los equipos. Ellos sólo nos proporcionaban el material para grabar, me refiero a la película. Pero esta vez, al ser un documental particular, la película también era nuestra", puntualiza el camarógrafo jubilado.

"¿Pero cómo grabar en un sitio donde no hay ni una luz?", se pregunta la entrevistadora. Si bien es cierto que durante el amanecer equinoccial de primavera -u otoño- el sol se alinea con el corredor del dolmen de Viera orientado hacia levante, iluminándose el interior de éste durante unos minutos, Lobo e hijo grabaron a oscuras. "Las dificultades técnicas eran evidentes. Hablamos de una grabación de 1960, señorita", exclama en tono agitado, pero amable, Juli.

Durante el rodaje, que duró aproximadamente unos 15 días, contaban con unos focos conectados a baterías de coche que pesaban horrores. "Nos lo amarrábamos a la cintura gracias a unas bolsas de cuero", precisa. Semanas antes de la expedición al conjunto arqueológico declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad, padre e hijo visitaron el Ayuntamiento de Antequera, donde les facilitaron la "información pertinente" para grabar "documentados" la pieza gráfica de 12 minutos. "No teníamos un guión concreto como tal. El cámara hace el guión en su cabeza conforme filma", admite el reportero gráfico. Posteriormente las imágenes se mandaron un par de veces -"la grabación no siempre salía bien", advierte Juli- a Photofilm Barcelona, donde revelaban las imágenes, y poco después les devolvieron un copión, es decir, la copia física que llevaba impresos los números de fotograma.

"Cuando nos hicieron entrega del copión me fui al Palacio de Congresos, donde Antonio Pecero, el jefe de los servicios audiovisuales, me autorizó para usar la sala de montaje. Tuve que desbrozar -limpiar- el documental plano a plano. Eso me llevo la mayor parte del tiempo -en total fue un año de trabajo-. En cuanto lo tuvimos armado me fui a Madrid. Allí me supervisaron el montaje e Ignacio Mateo, el redactor jefe del NO-DO -informativo que se proyectaba obligatoriamente en los cines españoles antes de la película en sí, entre 1942 y 1976- editó el texto que acompañaría la película. El encargado de narrarla fue el ilustre Matías Prats Cañete", relata Juli con la ayuda de su hermano, Manuel España Juli, que lo acompaña durante la entrevista.

En 1962, Televisión Española emite El Valle de los Dólmenes de Antequera, el documental -"en blanco y negro porque así trabajaban en aquellos momentos", señala Juli-, en toda España. "Creo que su emisión fue un antes y un después para el conjunto. A nivel nacional pocos ciudadanos lo conocían. En aquella época no se vendían entradas para visitarlo. Además, la gente en ese momento pensaba en trabajar y en comer. La pobreza aún campaba a sus anchas en el país", confiesa el hermano de Juli. El 14 de abril de 1966, la pieza audiovisual se proyectaba en el salón del Ministerio de Información y Turismo de Málaga en presencia del gobernador civil de la ciudad, Ramón Castilla Pérez, y Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo de España durante la dictadura franquista - "y la persona que impulsó el proyecto cinematográfico", en palabras de Manuel España Juli-, entre otras personalidades.

Más de medio siglo después, el equipo de Crónicas, programa de reportajes que se emite en La 2 de TVE, elaboraba el primer reportaje producido en 4K -la tecnología sucesora de la resolución Full HD (o alta definición)- con el conjunto megalítico como protagonista. La mirada de los dólmenes, estrenado el 31 de marzo de este año en La 2, recoge "el equinoccio y el solsticio en el interior de los dólmenes de Antequera, unos fenómenos astronómicos de gran belleza, que se pueden ver en un documental por primera vez", se lee en un artículo publicado en la página web de RTVE.

Además, en el programa se cuenta con destacados testimonios como el del arqueoastrónomo Michael Hoskin; Juan Antonio Belmonte, doctor en Astrofísica; o Bartolomé Ruiz, el director del conjunto megalítico. Lástima, que a día de hoy, no se sepa si aquella estampa de los Dólmenes de Antequera en blanco y negro sigue guardada en los archivos de TVE. "A nosotros no se nos dio ninguna copia. Aunque seguro que tienen que estar por allí. Es imposible que se haya perdido", comentan esperanzados.

El corresponsal que documentó la evolución turística de Málaga

"Apasionado, aventurero, curioso". Así definen a Manuel Lobo España (1909, Almáchar), el primer corresponsal de Televisión Española en Málaga, sus dos hijos, Antonio y Manuel España Juli. Su carrera en el mundo cinematográfico arranca poco después de filmar de forma amateur Tierra Santa, su primera película donde recorre algunos de los territorios santos en los que se desarrollan escenas bíblicas de los testamentos católicos. Un año después el Club de la Prensa malagueña proyecta su estreno como director con "gran éxito", según cuenta su hijo Manuel. Ni de lejos es su última pieza audiovisual. Le seguirán decenas, entre ellas Acinipo en Ronda; Málaga y la Costa del Sol; Corrida Goyesca en Ronda, en la que intervinieron Antonio Ordóñez y Julio Aparicio; o Semana Santa malagueña, donde el operador de cámara enfoca a unas cuantas matrículas de coches extranjeros para explicar el gran número de personas venidas de distintos países al evento religioso. Sus originales piezas sobre la ciudad y sus municipios -Málaga ciudad de invierno, Interhotel, Torremolinos- le valdrían a Lobo, junto a su hijo Antonio, el título de corresponsal de TVE con más documentales sobre turismo. El operador de cámara -fallecido en 1985- que mejor documentó la evolución turística de la ciudad posee una calle junto al Puente de las Américas y un libro escrito por su hijo Manuel, titulado El siglo de Manuel España Lobo.

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