Cultura

La estupidez rentable

Comedia, Estados Unidos, 2015, 91 min. Dirección: Andy Fickman. Guión: Nick Bakay y Kevin James. Fotografía: Dean Semler. Intérpretes: Kevin James, Neal McDonough, Shirley Knight y Raini Rodriguez.

En mi ya larga trayectoria como crítico he visto cosas tan innombrables y horrorosas -algunas muy aplaudidas por los colegas- que sólo Lovecratf podría sugerirlas. Obras informes surgidas de las profundidades de los subgéneros, pedanterías trileras que pasaron por grandes películas… Pero en el terreno de la comedia las peores, porque ni tan siquiera son tan simpáticamente modestas como las viejas películas malas, las he visto en los últimos 20 años, desde los tiempos de Dos tontos muy tontos, Algo pasa con Mary o La cosa más dulce. El desplome de la comedia americana, saludado por algunos como la nueva comedia americana. Vale. Pues entre lo peorcito que he visto de entre lo mucho malo que he padecido en estos años figura Superpoli en Las Vegas. La celebración de la estupidez -no del desajuste con la realidad, como sucedía con Keaton o Lewis- se ha convertido en lo más gracioso que el cine americano puede ofrecer. Afortunadamente en ésta no hay demasiada grosería, otro valor de la reciente comedia americana.

Películas de tontos para una generación de iguales hechos a la medida de la MTV o los dialoguistas (nada que ver con Allen, por favor). Y película de tonto gordinflón es ésta, secuela de otra que asombrosamente tuvo una recaudación millonaria. La dirige Andy Fickman, perpetrador de American Playboy, Ella es el chico o Papá a la fuerza. Y la interpreta el indigesto, y no me refiero al volumen sino a su tosca comicidad, Kevin James, que ya interpretó Superpoli en el centro comercial.

A su lado los peores cómicos americanos que gozaron de popularidad, pienso en Bob Hope, eran tan grandes como Chaplin y Keaton fundidos en una sola pieza.

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