Bajo las faldas de la eterna alcahueta

El Centro Cultural de la Generación del 27 sube mañana a escena el poema dramático de Rafael Ballesteros 'Contramansedumbre', inspirado en 'La Celestina'

Rafael Ballesteros, en el Centro Cultural Provincial, libro en mano.
Rafael Ballesteros, en el Centro Cultural Provincial, libro en mano.
Pablo Bujalance Málaga

08 de mayo 2013 - 05:00

La historia de la literatura española habría sido definitivamente otra si Fernando de Rojas no hubiese publicado en 1499 la primera edición de su Comedia de Calisto y Melibea, rebautizada poco después como Tragicomedia de Calisto y Melibea y más conocida hoy como La Celestina. Adscrita a la comedia humanista que alentara Petrarca, de naturaleza teatral aunque irrepresentable en su plenitud y verdadero misterio tanto su contenido (carpetazo genial a la Edad Media en busca de un todavía improbable Renacimiento) como en su autoría (Fernando de Rojas echó mano del recurso del manuscrito encontrado, que luego imitaron desde Cervantes hasta Cela, y dio carnaza a los filólogos respecto a su responsabilidad en la Comedia, la Tragedia o ambas hasta el presente), el relato de la diabólica trotaconventos ha servido de inspiración decisiva a mucho, muchísimo de cuanto se ha escrito después. Un ejemplo cercano se encuentra en el escritor malagueño Rafael Ballesteros, que se detiene especialmente en la figura de Fernando de Rojas (c.1470 - 1541) en Contramansedumbre, un poema dramático escrito entre 2009 y 2010 que el Centro Cultural de la Generación del 27 sube a escena mañana jueves a las 20:30 en el Centro Cultural Provincial (C/ Ollerías) en un montaje dirigido por Juan Hurtado y protagonizado por Alberto González, Eduardo Duro y Dora Gálvez, entre otros.

Contramansedumbre es una ficción poética en la que conviven los personajes de La Celestina con su mismo creador y otros autores como Garcilaso de la Vega, pero aborda con especial intención la persecución a la que fue sometido Fernando de Rojas por su condición de cristiano nuevo. "Rojas vivió un mundo que quería superar y que, en muchos aspectos, le parecía insoportable. Por su parte, Contramansedumbre quiere ser, sobre todo y obviamente, lo que quiere significar su propio título, (un alegato contra el manso, el que claudica, el que calla), pero también es una defensa a ultranza de los valores más verdaderos del pensamiento laico", explicó ayer a este periódico Ballesteros.

La obra está ambientada en 1541, en el momento de la muerte de Fernando de Rojas, "probablemente a los 42 años, después de haber escrito La Celestina y ni una sola línea más. Al menos, vivió lo suficiente como para saber de ediciones numerosísimas de su obra, de una segunda parte editada por un imitador, de traducciones al francés, italiano, inglés y alemán. Sin embargo, conocemos documentalmente que entre los libros que formaban su biblioteca sólo tenía, de su única obra, una edición, y no de las mejores, que luego su propio hijo, cuando la heredó, decidió rechazar. Muchas zonas oscuras de su vida y de su obra no hacen más que darle una luz mayor". Y es esa luz la que destapa Rafael Ballesteros, con una confesión añadida que no resulta difícil de sospechar: "Mis versos son también un homenaje a aquella magnífica literatura".

Como seguramente Fernando de Rojas con su Celestina, Rafael Ballesteros escribió Contramansedumbre no para ser representada, sino para ser leída. Pero la obra "ha tenido la fortuna de encontrarse con Juan Manuel Hurtado, que ha sabido magistralmente potenciar sus valores dramáticos, y con unos actores, Alberto González, Eduardo Duro, Juan Antonio Hidalgo, Dora Gálvez y Carlos Alba, que le han sabido dar la intensidad, el ritmo, y la verdad gestual que la representación exigía", apuntó el autor. Y añadió al respeto, rotundo: "He visto, en los ensayos, levantarse por encima de mis palabras una intensa obra dramática con sabor de verdad".

Ballesteros comparte la idea de que La Celestina significó la primera superación de la literatura medieval en España. Y, cuando se le pregunta si realmente hubo en la Península un Renacimiento, responde: "¡Claro, claro, que hubo un Renacimiento en España! Rojas, Garcilaso, los hermanos Valdés, Torres Naharro, Vives, Mateo Alemán, el autor del Viaje de Turquía… Hubo un intento muy fuerte por hacerlo nuestro, pero lo agostaron. Sucumbió por aquello que (nunca nada se denominó con mayor propiedad) se llama todavía la Contrarreforma". De cualquier forma, la alcahueta sigue vivita entre nosotros. Y coleando.

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