Cultura

Fernanda García Lao: "He escrito una novela existencialista, solo es de miedo para el que le da miedo la vida "

  • La escritora argentina presenta en Málaga su nueva obra Sulfuro, un relato innovador entre lo real y lo construido

Fernanda García Lao durante la presentación de su libro en la librería Áncora.

Fernanda García Lao durante la presentación de su libro en la librería Áncora. / María Ramos (Málaga)

Fernanda García Lao hizo ayer parada en Málaga, en la librería Áncora, para presentar su nueva novela, Sulfuro. La escritora de más de una decena de obras presenta un viaje entre la vida y la muerte con un gusto por el mundo místico y oscuro. Unas líneas construidas desde la perspectiva de género, pero sin ser un relato feminista. García Lao vuelve a hacer una apuesta por romper las normas de la novela clásica. De esta forma, su obra está compuesta con ápices teatrales pero también poéticos sin dejar de lado la narrativa. Así, la autora argentina se adentra en el reto de escribir en segunda persona y de no dotar de un nombre a la protagonista de este viaje. 

-¿Cómo se siente al poder realizar esta gira en España ?

-La gira de mi anterior novela, Nación Vacuna (2020), estaba preparada para venir hasta acá, pero no pude viajar por los motivos que todos conocemos. Este año pudimos recuperarla con Sulfuro que salió en Argentina y ahora en España. La ruta arrancó en Zaragoza, fuimos a Barcelona, Valencia, Murcia, Úbeda, ayer estuvimos en Granada, Málaga e iremos a Córdoba y Madrid. Los lectores españoles son muy generosos, no son novelas fáciles y no noto diferencia en relación a los lectores argentinos. Es mi segunda novela en el España y creo q tengo muchos cómplices acá.

-¿Qué podemos esperar de Sulfuro?

-Es una novela extraña, como casi todo lo que escribo, en el sentido de que no es una novela tradicional. La forma es distinta y el contenido también acoge varias direcciones, el argumento encierra varios ejes narrativos, no es plana ni cronológica. Sulfuro cuenta la historia de una mujer que para escapar de sus desgracias comienza a comunicarse con los muertos. El lenguaje poético está muy presente. También hay espacio para la mirada crítica sobre lo femenino o los mandatos de la maternidad. Es una novela donde lo místico está muy presente y se pone en tela de juicio tanto los adoctrinamientos sociales, políticos y culturales como los que nos intentan dominar los cuerpos.

-¿De qué escapa la protagonista?

-Ella es hija de una madre suicida y está pasando un duelo. A la vez, está siendo víctima de distintas violencias desde que es pequeña. Su ex marido se queda con las cenizas de la madre de ella como un modo de venganza. La protagonista huye todo el tiempo de su casa, del sentido común, si pudiera huiría de su cuerpo y siente deseo y fascinación por todo lo que no está vivo.

-¿Qué tienen de real y qué tienen de ficción las vivencias de la protagonista?

-No podría hablar de porcentajes, pero me parece que cualquiera que reza o habla con sus muertos está hablando con alguien que esta ausente. Hay neurosis y fascinación por lo oscuro en el relato. Creo que la novela realista no existe. Considero que la novela es una convención y aprovecho para investigar en otras zonas del relato que tienen más que ver con lo simbólico y lo erótico. Ella desea a los muertos, tiene como una especie de romance con un espectro y le resulta más atractivo cruzar al otro lado porque su vida es bastante dura y despreciable.

-Háblenos de la portada

-La protagonista recibe objetos del más allá y uno de ellos son unas bragas, que para mí es una bombacha, que aparece en una piscina. Cuando estábamos pensando en la portada, saqué esta foto de mi casa. El viento había traído unas bragas a mi casa y las tiré a la piscina para que sirviera de referencia. Ella es un poco canal entre dos mundos, la vida y la muerte. También se trabaja mucho con la duplicación, ya que a veces se pregunta si ella es fantasma de la anterior mujer de su marido.

-¿Cómo es su relación con la muerte?

-Es una relación activa, creo que la muerte es la que nos impulsa a vivir sabiendo que esto se termina. A algunas personas la paraliza y a mi me sirve de motor. La escribí viviendo a dos cuadras de un cementerio durante muchos años, sacando la muerte del lugar sagrado y solemne y convirtiéndola en algo con vida.

-¿Y con las “buenas costumbres”?

-Mala, no creo en las buenas costumbres. Me parece que varían de pueblo en pueblo y lo que está bien en un lugar es un desastre en otro, por lo que está todo por revisarse. Por otro lado, tengo un pasado bastante punk y me parece que las buenas costumbres están para transgredirlas, sobre todo desde la escritura. Hay cierta pereza para construir las novelas. Estamos acostumbrados a efectos que se utilizan el cine como el corte o salto cronológico, también somos capaces de ver varias pantallas, pero queremos que la narrativa sea clásica. Mi novela indaga en varios planos y está armada como con breves escenas. Está narrada en momentos, no son capítulos, son como apariciones. Es como abrir y cerrar los ojos. Tiene el formato entre la poesía, el teatro y narrativa. No me gusta definir los géneros, ni caer en ese facilismo porque me parece que los textos más alucinantes son difíciles de leer.

-En este sentido, una de las cosas que llaman la atención de Sulfuro es que está escrito en segunda persona ¿Cómo ha sido este proceso?

-Es una pregunta a la población. Escribí un cuento en segunda persona y fue más sencillo. Tenía ganas de probar y llevarlo a su límite para que el que lea se pregunte quién narra. Está implícito pero hay varias opciones. Creo que es difícil escribir y no caer en el facilismo de contar lo que ya contaste y, cuantos más libros has publicado, más complejo es. Tienes que desaprender y encontrar nuevos asuntos. Si no fuera difícil, no me gustaría. Escribo porque no entiendo, es un modo de acceder a oscuridades propias.

-Nación Vacuna hablaba del poder que tiene el gobierno en la vida privada. ¿qué nexo existe con Sulfuro?

-No tiene ninguna relación, creo que ambas son muy criticas, pero discurren por carriles diferentes. La primera es una pesadilla colectiva y Sulfuro es una pesadilla individual, la coincidencia es la pesadilla o el modo en el que se pregunta uno qué es lo verdadero y qué es lo construido. Hay una pregunta en sulfuro sobre qué es la cordura, que podría decir que no aparece en Nación Vacuna. Sin embargo, la madre del protagonista de la primera novela es psicóloga, por lo que aquí hay un nexo. Siempre me gusta pensar de quién es hijo el protagonista. Nación Vacuna está narrado por un funcionario argentino, hijo de carnicero y madre psicóloga, los tópicos argentinos. Los padres de la protagonista de Sulfuro no tienen nombre y él es médico y ella es suicida de profesión, porque lo intenta varias veces. Entonces hay algo ahí entre la simultaneidad del cuerpo y del alma y la mortalidad y la inmortalidad de la materia. Me gusta pensar estas filiaciones en cada novela.

-En el relato, solo los muertos tienen nombre, los vivos no, ni la protagonista ¿por qué?

-Esto apareció de una manera muy orgánica, no lo había planificado, pero después le di explicación. Ella primero se casa con un concejal, después con un escribano, mantiene un vínculo  con un cirujano y tiene un hijo proctólogo. Todos los hombres son mencionados por su profesión, como si tuvieran el poder de esta. Los muertos aparecen con nombre y apellido, porque lo hicieron así desde el primero momento. Ella vive en un barrio donde se acaba de mudar y no conoce el nombre de los vivos, pero en cuanto llega al cementerio lee las lápidas y los puede escuchar. Me pareció un modo bastante realista de nombras a los vivos y a los muertos. Por otro lado, ella no tiene nombre, solo sabe que se llama igual que la anterior mujer del escribano. A veces se pregunta si ella existe.

-¿Es una novela de terror?

-No, es una novela existencial, si la vida te da terror entonces sí. Es una novela con fantasmas, pero no es una novela de fantasmas ni de miedo. Atraviesa los mundos con la misma naturalidad con que las hormigas trasladan las hojas del cementerio al otro lado de la calle.

-¿Y es feminista?

-Creo que hay bastante feminismo y está escrita con una consciencia feminista, pero la protagonista padece los mandatos de las masculinidades. No es una novela planfetaria, lo que pasa que yo soy feminista, por lo que mi mirada es crítica.

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