¿El fin de los Rolling Stones?

Los proyectos en solitario de Mick Jagger y su negativa a tocar con Keith Richards en la celebración del medio siglo de existencia de la banda disparan todos los rumores sobre la disolución del grupo

Jagger y Richards, durante una actuación de los Rolling Stones.
Jesús Arias

19 de septiembre 2011 - 05:00

No lo ha dicho abiertamente, pero lo ha insinuado, y esta vez muy en serio: "Es posible que los Rolling Stones no vuelvan a reunirse para tocar". Mick Jagger suele ser un músico bastante diplomático y políticamente muy correcto. Por eso, el hecho de que haya sido claro ha disparado todos los rumores sobre el final de los Rolling Stones cuando el grupo está a punto de cumplir cincuenta años de vida en los escenarios.

¿Las razones del ocaso de la banda? Hay varias: la primera, y que ha levantado ampollas en sus compañeros de desgracias en el último medio siglo, es que Mick Jagger ha decidido montar una nueva banda, Superheavy. En ocasiones anteriores, cuando quería emprender un proyecto en solitario, se rodeaba de un equipo de muy buenos músicos y mejores productores y sacaban algún disco. Pero siempre bajo su propio nombre y sin buscar una banda estable. La suya eran los Rolling Stones. Ahora sí ha hecho un grupo seriamente, acompañado por Dave Stewart, el guitarrista de los Eurythmics, el compositor indio A. R. Rahman, la cantante Joss Stone, a la que Amy Whinehouse puso en escena, y Damian Marley, el hijo de Bob Marley. Precisamente en estos días sale su primer LP y ya hay un vídeo funcionando en internet, Miracle worker, un tema de fusión entre el reggae y el rap.

Una segunda razón, y tal vez más seria que la anterior, es que Jagger está profundamente dolido por el libro autobiográfico de Keith Richards Life (Vida), en la que el guitarrista no se corta un pelo al mostrar sus opiniones más duras contra Mick Jagger. En ese libro, Keith Richards confiesa que no se habla con Jagger en privado desde hace más de 25 años, y que cuando lo hace, es porque es estrictamente necesario. Richards pide siempre el camerino más alejado del cantante cuando está de gira, y sólo le sonríe cuando están encima del escenario. También le acusa de haber plagiado una canción de la cantante K. D. Lang, y que los Stones bautizaron como Anybody seen my baby. "Yo estaba escuchando la canción con mis hijas y sus amigas cuando ellas empezaron a tararear un estribillo diferente", recuerda Richards. "Ellas me dijeron que ése era el estribillo correcto en la canción de K. D. Lang". Richards pidió escuchar la canción y descubrió que eran como gotas de agua. Tuvo que llamar inmediatamente a la compañía discográfica para incluir a la cantante como autora o los Rolling Stones sufrirían una demanda millonaria.

Pero Richards critica el carácter despótico de Jagger, su necesidad de controlarlo todo, lo mal que le sentó que el guitarrista dejase las drogas porque así Richards volvía a tener el control del grupo y sus flirteos con la que en los años setenta era su mujer, Anita Pallenberg.

Todo ello ha hecho que Jagger admita en público que la relación entre los Rolling Stones ahora mismo es "muy tensa". Cuando la BBC le preguntó si los Rolling Stones iban a celebrar su 50 aniversario en el lugar donde dieron su primer concierto, él respondió que sí, pero inmediatamente añadió: "Aunque lo más probable es que Keith Richards no esté en ese concierto". Y sin Keith Richards, los Rolling Stones dejan de ser los Rolling Stones. Tal vez sea una maniobra de Jagger. Pero esta vez ha ido demasiado lejos.

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