En obligada adaptación a las circunstancias, la Gala Anual de Premios de la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga (Esaem) no tuvo lugar este viernes en su sede ya habitual del Teatro Cervantes, ocupado estos días a destajo por el Festival de Málaga; sino en la misma sede de la institución, en Huelin, con lo que la cita gozó de un sabor más cómplice y cercano además de respetuoso con las medidas aún vigentes contra las aglomeraciones procoronavíricas. Hubo, al menos, gala y celebración, lo que ya entrañaba un consuelo notable: los alumnos del último curso del Grado en Arte Dramático y Artes Escénicas protagonizaron el plato fuerte de la velada con el estreno absoluto de su producción de Rent, el musical de Jonathan Larson que narra las desventuras de un grupo de jóvenes bohemios del Alphabet City neyorquino para salir adelante a comienzos de los años 90, bajo la amenaza constante del Sida. Y la Esaem vistió para la ocasión sus mejores galas, con visita fugaz del alcalde, Francisco de la Torre, y con la presencia en las primeras filas de invitados de postín como el pianista Chucho Valdés, quien aplaudió y rindió honores a la actuación de los jóvenes artistas. Pero si a alguien correspondía acudir a la cita era al mentor que da nombre al mismo teatro de la Esaem: Antonio Banderas, quien desde el principio ha incluido el centro en su gran proyecto escénico recogido en el lema Teatro del Soho. Y allí que acudió Banderas para compartir la ilusión de los chicos, cantar con ellos en escena y brindar, como siempre, su mejor lección.

El actor malagueño brindó sus consejos y experiencias a los jóvenes artistas.

Y la mejor lección de Banderas volvió a ser la constatación de que “todo el esfuerzo, todo el trabajo, todo el tiempo” y todo el coraje invertido tienen sentido. De que el escenario es un mundo a menudo ingrato, pero en el que a base de dedicación y formación es posible labrarse un futuro. Banderas, que justamente este sábado estará presente en la gala de clausura del Festival de Málaga en el Teatro Cervantes, ejerció sus mejores dotes inspiradoras, aunque recordó, eso sí, la dificultad del teatro musical dado que “requiere de tres disciplinas: canto, baile e interpretación y es difícil encontrar este tipo de personas que realizan esta labor no solo con dignidad sino con brillantez”. Después, la representación de Rent demostró que el talento invertido, germinado y proyectado en la Esaem es mucho y harto prometedor; un talento que Antonio Banderas se mostró de nuevo dispuesto a hacer suyo, a incluir como pieza decisiva en la reconstrucción de Málaga como la gran capital de las artes escénicas a este lado del Mediterráneo. La función sirvió de magnífica antesala a la reapertura de Broadway anunciada para el próximo septiembre: pocas veces ambas latitudes han estado tan cerca.