Cuatro generaciones de artistas dialogan en la Casa Natal de Picasso
Una muestra rinde homenaje al arte del grabado y exhibe el primero que hizo el malagueño, 'El zurdo'.
Todo comenzó con José Ruiz Blasco, alcanzó su cima con su hijo, Pablo Ruiz Picasso, y continuó con los sobrinos de éste de la familia Vilató, y ahora cuatro generaciones dialogan en la Casa Natal de Picasso y su sala de exposiciones en una muestra que es también un homenaje al arte del grabado, La línea ininterrumpida. Picasso, Fín, Vilató, Xavier.
Da la bienvenida el retrato al óleo de Ruiz Blasco pintado por José Ponce Puente en 1896, acompañado del primer grabado que hizo Picasso, El zurdo (1899), cuya leyenda cuenta que el malagueño grabó realmente en la plancha un picador diestro, aunque al invertirse la imagen cuando fue estampada le dio este título. Los otros miembros de esta saga artística son Vilató y J. Fín, ya fallecidos, y el hijo del primero, Xavier, que ayer acudió a la inauguración.
Xavier rememoraba cómo, desde pequeño, veía cuadros en las paredes de casa y no sabía de quién eran, pero los conocía "antes de poder ponerles un apellido, porque eso vino después", mientras que de su tío Pablo recuerda el "interés" con el que miraba sus dibujos.
"Te miraba con interés aunque fueras un chaval de 8 años. Pablo podía mirar un dibujo de un niño como si fuera un Velázquez", señaló el sobrino nieto de Picasso.
Considera que las distintas generaciones de la familia tienen en común su deseo de llevar el grabado al extremo, porque la obra gráfica tiene "mucha técnica, que es como una pared que hay que traspasar para poder expresarse". "Para sorprender a los otros, te tienes que sorprender a ti, y no dormirte. Pablo se fue renovando hasta el final, en ningún momento pensó que ya tenía el truco, sino que cuando tenía algo lo destruía y volvía a empezar", según Xavier. Llegó a ver a su tío abuelo hacer "cosas increíbles" con las litografías, como trabajar con las piedras "casi a martillazos", porque "el arte nace cuando te empiezas a salir de donde hay que estar y te sitúas al margen".
La comisaria de la exposición, Marta-Volga de Minteguiaga-Guezala, cree que se puede apreciar "cómo se transmite entre ellos el placer de trabajar la obra gráfica". También da cuenta de la necesidad en esta disciplina de trabajar codo a codo el artista con el estampador, "salvo excepciones como la de Vilató, a quien le gustaba estampar sus propios grabados, pero normalmente los artistas deben salir de su taller y necesitan de un estampador".
Otro de los apartados de la exposición recuerdan además el taller Lacouriére-Frélaut, donde llevó Picasso a sus sobrinos cuando éstos viajaron a Francia tras el final de la Guerra Civil, y donde se grabó entre otras obras la Suite Vollard.
La exposición, que permanecerá instalada hasta el próximo 24 de enero, cuenta con un total de 145 objetos, de los que 138 son obras de arte, procedentes de hasta catorce instituciones y colecciones. Entre los prestadores se encuentran Claude Picasso -hijo del artista-, el Museo Picasso de París, el Museo Picasso de Barcelona, el Centro Pompidou de París, la Biblioteca Nacional de Cataluña, la propia familia Vilató o Sylvia Mazo, que ha prestado el único ejemplar que existe del grabado El zurdo.
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