Cultura

Un 'grito' de amor a Málaga

Jaime Ordóñez rodando la película ‘El Berrido de los Silencios’.

Jaime Ordóñez rodando la película ‘El Berrido de los Silencios’. / M. H.

Del thriller psicológico a la comedia absurda. Una interpretación entre la parodia y lo irracional. Donde todo y nada tiene sentido. Jaime Ordóñez, viajará a 1991 para hacer homenaje a la película de Jonathan Demme, El Silencio de los Corderos, donde la codicia, la ira y el terror se traduce en comedia, humor y absurdez. Un largometraje que ha transformado El Colegio de Arquitectos en la casa de Psicosis. La película incorporará más de ochenta guiños de la gran pantalla, desde Tiburón hasta el Desembarco de Normandía sucediendo en la playa de Torrox. El cine es un auténtico legado de referencias cinéfilas. 

El berrido de los silencios es un proyecto que empezó hace más de 10 años, dirigido y guionizado por el actor malagueño, colaborador en los programas de José Mota durante más de una década, también actor en las películas de Alex de la Iglesia. Será un filme realizado por tramos; similar a rodar un corto en varias secuencias. Un proyecto “hecho a pulmón, sin subvención y a base de trueques”. Un acto de heroicidad en los tiempos que corren.

Ordoñez se embarcó en un deseo y un sueño futuro por el que ha invertido todo lo que tenía en su mano. “Lo es todo para mí, me encantaría poder volver a ese humor absurdo y surrealista de antes. Es un homenaje al cine a través de mis ojos”. El horrible chillido de los corderos no será más que un grito de amor a la comedia de los años 90. Una alusión a través de la humildad, la simplicidad y el esfuerzo que han puesto más de 300 empresas locales y nacionales con las que ha colaborado el director malagueño. “Se rueda como trueque, ellos prestan materiales y nosotros los promocionamos”, explicaba.

Momento de la grabación del filme. Momento de la grabación del filme.

Momento de la grabación del filme.

El actor se mete de lleno en el subconsciente del espectador para atraerles a escenas legendarias del cine. Todo dentro de una trama en la que Málaga se convierte en un plató gigante. Ordóñez ha buceado en las canteras para organizar su reparto. No tiene un patrón, él se ha sumergido en los principios, en las escuelas  y en las caras “no conocidas”, precisamente para que sea más creíble. Anthony Hopkins que interpretaba al asesino Hannibal Lecter menciona que “el primer principio es la simplicidad”, una referencia en sí misma al largometraje de Ordóñez, que cuenta con un respaldo familiar para que salga adelante. 

Han pasado más de cinco años desde que Álex de la Iglesia le confía al actor el personaje del mendigo alcohólico, desequilibrado y devoto para la película de El Bar, inaugurada en el XX Festival de Cine de Málaga. Se le concedió al comediante la Biznaga de Plata al mejor actor en la Málaga Cinema, además de recibir elogios y buenas criticas por su trabajo interpretativo. Ahora, años más tarde, sale de la pantalla para presentar su propio proyecto. “Para mí sería todo un honor poder presentar la película en el Festival de Cine de mi ciudad.

La película no tiene subvención económica, es un proyecto totalmente “amateur”

“Me encantaría sacar una sonrisa a través del humor absurdo”, confesaba. “Su problema, Clarice, es que necesita disfrutar más de la vida”, le decía Hopkins a Foster en uno de los tantos diálogos entre Lecter y Clarice. Ordóñez parece haberse aprendido el guion de pe a pa, pues no pierde la oportunidad de resaltar la paradoja de lo que es comedia y lo que no. “En un mundo donde todo se juzga y se le saca puntillita a todo, se necesita disfrutar más de la vida”, resalta al igual que lo hacia el protagonista. El actor malagueño quiere volver a ese humor de los años 90, donde todo era más simple y se entendía la comedia como un arte y no como una cárcel. “Hacer reír no es fácil y a veces tienes que ir pisando sobre seguro con ciertos temas”, concluía.

En vez de hacer un documental quiso hacer un largo de ficción, demostrando la esencia del proyecto. “La idea es muy complicada, lo que tengo claro es que no es un largo con humor político”, asegura. La manera en la que ha llevado a cabo el proyecto es por etapas, cuando puede y cuando tiene la producción necesaria para rodar. Ha confesado que sin dinero “tienes que llamar a las puertas, a todas las que puedas”.

El proyecto tiene el atractivo de algo diferente y humano, “sin las empresas y las personas que me han apoyado, no podría haber hecho esto, sin recibir nada a cambio, muy pocos se ofrecen”. Confesaba que llegó a rodar en el Helipuerto de Marbella, y que “no es fácil”, con una ida y vuelta de más de 100 personas, “que estaban allí por pura vocación y porque confiaban en mí, en el proyecto”. Un grito no solo al cine y a Málaga, también al las iniciativas que se hacen con amor y por los que la ciudad, su ciudad, han apostado ciegamente en el futuro del proyecto.

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