Un hotel para las Bellas Artes

El arte puede salir a la calle, quedarse en casa o alojarse en un hotel. Bien pensado, podría ser ese inquilino del mundo que acuñaba a compás Diego Carrasco. Alojado entre las cuatro paredes de un lugar de paso se vería obligado a residir, por un tiempo, en las pupilas de sus moradores. En calle Álamos, 14 un hostal del mismo nombre da cobijo durante al menos seis meses a la inquietud de 66 aprendices. Un grupo de alumnos de la Facultad de Bellas Artes de Málaga, concretamente de la asignatura Procesos de la pintura II ha sacado las prácticas del aula para probar un desafío mayor: adaptar a un entorno específico su obra, teniendo en cuenta las limitaciones de espacio y con un lema en mente: Frases de nuestro entorno.

Se trata de un proyecto de intervención artística en un espacio público, enmarcado en los Proyectos de Innovación Educativa de la UMA. O lo que es lo mismo, una forma diferente "de acercar el arte a todo tipo de público y que no solo se pueda ver en un museo", apuntó ayer Rocío Sacristán, la profesora de esta asignatura que pone a prueba la capacidad del alumno de "ver lo que pasa en el exterior, interiorizarlo y reinventarlo", añadió.

Los tres pisos de este palacete de estilo inglés, construido en el siglo XIX y que mantiene la solería y mosaicos originales albergan desde el pasado agosto 13 habitaciones para el hospedaje, sobre todo, "de extranjeros y jóvenes mochileros", comentó Luis Jiménez, propietario de Hostel Álamos, 14. Y además sirve de escaparate de un arte incipiente, en contacto con la realidad más inmediata. "La sociedad desarrolla frases, a través de pintadas, frases publicitarias... Se trata de que fotografíen esas frases y reflexionen sobre la imagen obtenida, de manera que les inspire una obra de arte", explicó Sacristán.

Conversaciones de chats que atraviesan un enorme mural; cuadros con contenedores customizados y dedicatorias amorosas a modo de grafitis; o el cabecero de una cama con unas luces de neón donde se puede leer Feel different. La imaginación no parece tener límites cuando lo que está en juego es -además de aprobar la asignatura- el talento para la creación de vanguardia.

En esta peculiar pensión, la abstracción, figuración y hasta el pop art buscan ahora su alojamiento entre un mobiliario de estilo "vintage" y "retro" con el que su propietario decidió decorar el establecimiento. La idea de convertirlo en un museo del hospedaje le llegó por su vinculación con el arte desde su infancia. Su padre era escultor, y él decidió un buen día abandonar su trabajo como peluquero por la gerencia de un local diferente, pero que conserva una pequeña peluquería dentro.

"Mientras las obras estén expuestas haremos recorridos guiados con el visitante o el inquilino que esté interesado, es un espacio abierto", sostuvo Jiménez que colgaráen su web un book con todos los artistas participantes. Los cuadros están a la venta durante este tiempo y después el dueño del hotel piensa adquirir para el local "gran parte" de la obra restante.

Esta novedosa iniciativa nace con visos de continuidad en otros espacios a pie de calle, fiel al concepto primigenio del arte "como forma de conocimiento", recordó Rocío Sacristán.