Cultura

La lección de la ceniza

  • Raúl Cortés estrena mañana con Trasto Teatro en Colombia 'Muerte, Resurrección y Muerte', en colaboración con el Teatro Experimental Fontibón

A lo largo de 14 años, la compañía Trasto Teatro ha abierto en Málaga puertas que hasta su llegada habían permanecido cerradas para la representación, la producción y la percepción del teatro como fenómeno cultural, artístico y político. Su Teatro de la Decepción sentó ya una cátedra considerable cuando, ante la falta de oportunidades para demostrar su trabajo, la agrupación decidió organizar sus funciones en un piso de Teatinos para aforos de no más de veinte espectadores. Quienes allí acudieron disfrutaron y se conmovieron con obras como No amanece en Génova y Los satisfechos, escritas por el director de Trasto Teatro, Raúl Cortés, y poseedoras de una implacable poética capaz de ahondar en las costuras más profundas. Después llegó la puesta en marcha del festival de teatro independiente El Quirófano, que celebró su última edición en La Térmica, y la gestión (compartida con la compañía Silencio Danza) del espacio de investigación escénica abierto en el viejo castillo medieval de Morón de la Frontera, la localidad natal de Raúl Cortés. Sin embargo, ante una política propicia a la extinción de la cultura que terminó sesgando estos proyectos, Cortés decidió hacer las maletas y abrir más puertas y más caminos en Latinoamérica, llevando consigo el sello y el alma de Trasto Teatro. Después de diversas actividades académicas y de investigación, esta conquista tendrá su primera concreción escénica mañana viernes y el sábado en la Sala Augusto Boal de Bogotá con el estreno absoluto de Muerte, Resurrección y Muerte, obra que Cortés incluyó en su Retablo Incompleto de la Pureza (del que ya Nieves Rosales adaptó para su compañía Silencio Danza otra pieza, La mujer barbuda, aunque con el nombre genérico del Retablo), en una producción compartida entre Trasto Teatro y el Teatro Experimental Fontibón (TEF), una de las compañías más veteranas y de mayor proyección de Colombia, fundada en 1979, dirigida por Emilio y Ernesto Ramírez y de raigambre bien mestiza.

Muerte, Resurrección y Muerte nació, tal y como cuenta desde Bogotá Raúl Cortés, "como un canto esperanzado sobre la justicia" y acabó "siendo una autopsia. Y como ocurre con todas las autopsias, aquí también se pregunta al cadáver. Lo que sucede es que ese cuerpo muerto, que tal vez esconda ciertas respuestas, es la propia justicia". La obra formula, en este sentido, algunas preguntas necesarias: "El hombre persigue cierto orden, progreso y, sobre todo, una convivencia en armonía. Para lograrlo se ha concedido una serie de instrumentos, entre ellos, quizás el más importante, el aparato de justicia, que ha de garantizar la ecuanimidad y la igualdad para todos aunque, como toda obra humana, puede ser falible. Pero ¿dónde quedamos, como sociedad, cuando ese supuesto error responde a una voluntad deliberada? Si se vulnera ese acuerdo en beneficio de unos intereses determinados y la justicia se torna clasista, arbitraria y sospechosa, ¿cómo respirar el mismo aire, cómo sostenernos los unos a los otros, cómo compartir serenamente el mismo camino, ofreciéndonos amistosa compañía? Será imposible, porque jamás habrá paz si antes no hay justicia".

Este discurso, apunta Cortés, adquiere una especial resonancia en Colombia, un país que vive desde hace décadas "empantanado en una guerra encubierta que ha provocado miles de desplazados, torturados, asesinados y desaparecidos. Un conflicto tan complejo y con tantos frentes que resulta laberíntico: estado, ejército, paramilitares, narcos, guerrillas, y siempre la misma víctima: la gente". Sin embargo, es ahora cuando por primera vez "se vislumbra una posibilidad real de paz en Colombia. Todos los actores interesados hasta ahora en la violencia están reunidos en Cuba, con propósitos de armisticio. El pueblo mira hacia adelante, pero sin olvidar que aún hoy sangra esa terrible y dolorosa herida. Son tantas las víctimas que si no hay justicia para ellas toda la paz que se declare será frágil e irreal. De ahí que sea tan oportuno estrenar aquí Muerte, Resurrección y Muerte". Especialmente valiosa es la aportación del TEF, que ha puesto en el asador su experiencia en algunos de los años más duros de la violencia en Colombia.

Desencantado con España y particularmente con Andalucía ("Hace ya ocho meses que abandoné el país, huyendo de su impotencia y de su empeño por arrasarlo todo, desde el teatro a la alegría. Hace tiempo ya que España dejó de ser hogar para el arte, el pensamiento y la crítica. Y en cuanto a Andalucía, la Junta ha conseguido hacer de ella un triste remedo de sí misma, orgullosa y cazurra"), Cortés pondrá rumbo a Argentina tras el estreno en Bogotá para participar en el Festival Internacional de Teatro Independiente en Mar del Plata y el Congreso de Dramaturgia de Buenos Aires. "Luego viajaré hasta Brasil, donde permaneceré dos años, para desarrollar un proyecto de investigación sobre formas de revitalizar el teatro de creación y compromiso, para la Universidade do Estado de Santa Catarina", apunta desde la distancia. Así son los caminos del teatro. A veces la escena se hace océano.

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