Cultura

La llegada de la 'Terribilità'

Temporada Lírica 2009-2010. 7 de mayo de 2010. Programa: 'Don Pasquale', ópera cómica en tres actos. Intérpretes: Miguel Ángel Zapater (Don Pasquale), Auxiliadora Toledano (Norina), José Luis Sola (Ernesto), Damián del Castillo (Doctor Malatesta) y Juan Manuel Corado (Notario), junto al Coro de Ópera de Málaga y la OFM. Director de escena: Tomás Muñoz. Dirección musical: Lorenzo Ramos. Aforo: casi completo.

Y llegó Don Pasquale de coproducción entre el Teatro Cervantes de Málaga, el Auditorio Baluarte de Pamplona y, haciendo las matizaciones oportunas, el Proyecto Pedagógico del Teatro Real. Esto último alude a aquellos programas didácticos que se dirigen al alumnado de centros educativos (aunque tuvo cabida en el propio teatro madrileño durante tres sesiones en marzo de 2009). Ante esta verdadera situación, la expectación se hizo más latente ya que esta ópera vino a tomar el pulso de la propia temporada malacitana.

El planteamiento de Muñoz, basado en la cinematografía de los años cincuenta, no fue desagradable. Inclusive interesante en cuanto a vestuario, movimiento de personajes, iluminación y las metáforas visuales con la bailarina. Sin embargo, hubo momentos de muy arriesgadas libertades, donde no existió la casa de Norina y la intimidad del bosquecillo del jardín se sustituyó por una bulliciosa terraza italiana. Un conjunto, en definitiva, que propició la Terribilità de cierta parte del público asistente y de la que tampoco se libró Ramos.

Musicalmente hablando, la versión quedó más compacta en los números grupales que en los solísticos. Con las necesarias salvedades, se presentó por un lado, la joven Auxiliadora Toledano de grandes dotes escénicas pero de resultado global poco convincente. Pese a su certero Quel guardo il cavaliere, la cabaletta famosa So anch'io la virtù magica no convenció; y ni que decir tiene, que el verdadero momento álgido, el portentoso agudo de la cadenza, se tradujo en ajustado y poco natural. Una infructuosa carta de presentación que se fue remediando progresivamente en las participaciones grupales del segundo y tercer acto.

La actuación de José Luis Sola planeó ciertamente mejor pero no fue el notable Tamino de la temporada pasada. Desubicado por momentos, su interpretación caló algo más en las apariciones finales. Es por lo que la forzada ejecución de su Sogno soave e casto quedó relegada ante el mayor empaque expresivo y escénico de su Com'è gentil. Asimismo, el conocido dúo con Toledano, Tornami a dir che m'ami, se configuró con corrección técnica y equilibrio vocal, pero sin procurar mayor sentimentalidad.

Sin embargo, Damián del Castillo, verdadero protagonista de la noche, logró un sobresaliente perfil escénico que nos acercó a los notables avances vocales que este joven barítono está procurando, quedando de manifiesto en su Bella siccome un angelo y en los chispeantes números conjuntos. En este sentido, fue con Miguel Ángel Zapater, el otro ovacionado protagonista, con el que hubo una mayor sintonía como en el dúo bufo Aspetta, aspetta. Éste igualmente, desarrolló con eficacia su rol hablado y cantado con la gran madurez escénica que posee. Fue el caso de la stretta del final de segundo acto Son tradito, beffegiato, dando como resultado gran parte de la calidez a la propia representación.

Mención final tanto para el barítono Juan Manuel Corado como para el Coro de Ópera de Málaga y la Orquesta Filarmónica de Málaga en correctas intervenciones, dejando todas las expectativas en la versión de Carmen, que cerrará la presenta temporada.

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