Está llamada a ser una de las películas españolas del año y buena parte de la responsabilidad recae en dos malagueños. Antonio de la Torre y Joaquín Núñez forman parte de la brigada de policías Grupo 7, el último trabajo del sevillano Alberto Rodríguez. Junto a Mario Casas y José Manuel Poga conforman este cuarteto de agentes antivicio que se propuso limpiar las calles de Sevilla ante la llegada de la Expo' 92. Distinguida el mes pasado por el público en el Festival de Tribeca (Nueva York) recaudó en su primera semana en cartelera más de un millón de euros. ¿La clave del éxito?: "Es una película de acción, de un ritmo trepidante, muy bien rodada y con unos personajes muy potentes, tiene lo mejor del cine americano y del español", detalla Antonio de la Torre, convertido en Rafael, un policía expeditivo y arrogante. Su contrapunto es Mateo, "el único que no es violento en el grupo", aclara Núñez en su primer papel protagonista, tras más de 30 años de entrega a los escenarios de Málaga. "Es un personaje socarrón que, a pesar de ser corrupto cae bien a la gente con su sentido del humor", relata el actor. Su puesta de largo en la gran pantalla no ha podido ir mejor. Al escucharlo, De la Torre enfatiza su discurso para lanzar una advertencia. "Yo lo mío no lo sé, pero me apuesto lo que sea a que Joaquín va a estar nominado a los Goya como actor revelación", sentencia.

Agradecido por los halagos, Núñez solo puede responder con más agradecimientos. "Mi papel es un bombonazo, tiene una gama de matices muy amplia", señala. A pesar de lo que pueda parecer, el malagueño reconoce no ponerse nervioso en los castings. "Yo voy tranquilo, a disfrutar, sin más pretensiones", asegura. Para su sorpresa, después de cuatro pruebas le dieron el papel de Mateo y, para más inri, con Antonio de la Torre dándole la réplica. "Yo le presenté a mi representante y ahora le lleva a él también", comenta ufano el protagonista de Gordos.

Núñez recuerda con especial deleite una secuencia con su paisano que formó parte del casting final. "Nos sentábamos en cuatro sillas simulando el interior de un coche y los dos nos sentimos muy cómodos, hasta improvisamos.El director y el guionista se reían, y yo les decía, 'cuanto más te rías mejor que yo soy actor de teatro", recuerda risueño. Después de un mes de ensayos previos y un verano de rodaje, ambos actores confraternizaron en la vida real, pese a interpretar personajes antagónicos. Mientras Mateo tiene una personalidad expansiva, Rafael es el rey de los silencios. "Creo que la gracia de mi personaje es que hablo poco", bromea De la Torre. "Tiene muy poco diálogo y yo soy todo lo contrario a eso. En los primeros ensayos la verdad es que me generaba bastante inseguridad. Pero luego hice un trabajo exhaustivo con la policía de Sevilla y eso me fue dando mucha seguridad", añade el actor.

Parte de la química que se generó entre ellos reside en el primer fotograma. "A mi personaje, nada más empezar la película, se le ve rezando ante la imagen de un Cristo con velas. Joaquín, que es un tío muy religioso, fue como mi asesor", apunta De la Torre.

Consciente de la repercusión que está teniendo Grupo 7, "sobre todo en el boca oreja", De la Torre prefiere seguir con los pies en la tierra. "Intento relativizar las cosas. Tengo otros trabajos que me supusieron también un gran esfuerzo como el de Gordos y me llevé algún que otro palo. Lo bueno de ir madurando es que te das cuenta de que ni eres tan bueno cuando te lo dicen ni tan malo", opina.

El foco de atención mediática se dirige a este dúo de malagueños, pero el reparto de Grupo 7 contó también con otros dos paisanos. Adelfa Calvo y José Miguel Rodríguez tuvieron dos papeles secundarios en este thriller policiaco. Ella -reconocible como Rosario, la criada de Doña Francisca en la serie El secreto de Puente Viejo- interpreta a una de las vecinas que sufrieron debajo de su casa la presencia de yonquis y redadas. "Yo soy la que le lleva el tupper con comida al policía amigo, al que más le gusta comer", recuerda la actriz, encantada de haber coincidido en secuencias con su amigo Joaquín, con el que tanto ha trabajado en teatro y con el que estudió Arte Dramático en Málaga. "Yo sí sabía que él iba a estar en el reparto. De hecho le hablé de él a las directoras de casting y, casualmente, me dijeron que ya había hecho la prueba", detalla Adela.

El caso de José Miguel -Pata Teatro- fue bien distinto. El montaje final prescindió físicamente de su personaje, un juez forense al que no se le ve pero sí se le oye. "Además, como sabían que yo había hecho doblaje me llamaron después para doblar a más personajes que no habían tenido buen sonido en el rodaje", relata. Él no ha podido ver aún Grupo 7, pero confirma las sospechas. "A mi alrededor todo el mundo habla muy bien de la peli".