Cultura

La mujer artista: desde la Grecia antigua hasta Rosalía

Un fragmento de la obra 'Una existencia propia'.

Un fragmento de la obra 'Una existencia propia'. / Víctor Calvo Núñez

Alumnos del Conservatorio Profesional de Danza Pepa Flores, del Conservatorio Profesional de Música Manuel Carra y del instituto Pablo Picasso de 12 a 18 años pusieron sobre las tablas el pasado viernes 27 de enero en el auditorio del Museo Picasso de Málaga la obra titulada Una existencia propia.

Basada en el texto de la escritora inglesa Virginia Wolf, Una habitación propia, la pieza expone la dificultad de la mujer de tener, siquiera, una habitación propia. A lo largo del ensayo, Wolf examina cuál es la capacidad real de las mujeres para crear trabajos a la altura de las obras de Shakespeare. La propuesta del Ateneo de Málaga y su vocalía musical ha sido una iniciativa para demostrar el papel del arte como vehículo transformador de la sociedad. 

En la representación, de la cual todos los beneficios obtenidos fueron destinados a la Asociación de Pacientes de Fibromialgia de Málaga (APAFIMA), se van sucediendo diferentes actos o marcos que representan la evolución del papel de la mujer, empezando en las musas de la Antigua Grecia y llegando a las artistas urbanas del siglo XXI, sin olvidar a las compositoras e intérpretes del Barroco o el Romanticismo musical.

Un encuentro entre Virginia Wolf y Dora Carrington, pintora de comienzos del siglo XX, las cuales leen un artículo publicado en The Times, donde un famoso director de orquesta cuestiona la imposibilidad de la mujer de llegar a ser una famosa artista algún día es el punto de partida de la obra. Ambas mujeres, en este caso entregadas al arte, critican la sociedad en la que viven y las desigualdades que seguían acarreando, sin importar el tiempo que pasara.

La vida de Pastora Imperio escenificada a través de la danza española. La vida de Pastora Imperio escenificada a través de la danza española.

La vida de Pastora Imperio escenificada a través de la danza española. / Víctor Calvo Núñez

Tras esta introducción, los espectadores viajan a la antigua Grecia, donde son presentadas las nueve Musas y el concepto de mujer como fuente de inspiración para la obra de cualquier hombre. La segunda parte representa el Medievo, en el que aparecen Alfonso X el Sabio y la Condesa Beatriz de Día, una de las trovadoras más importantes en esta etapa, a la cual el rey le pidió la composición de una obra que acompañara a su corte.

En el siguiente marco se llega al Renacimiento, en el que surgen figuras tan importantes como Magdalena Casulana, profesora, compositora e intérprete de laúd, así como la primera mujer que publicó su libro de madrigales, con el que trató de demostrar que los dones intelectuales son independientes a la condición de ser hombre o mujer. También Francesca Cassini, una de las compositoras más importantes de la Historia, ya que fue la primera mujer en componer ópera. 

Posteriormente, se escucha el apellido Mozart, pero no tras el nombre de Amadeus, sino tras Nannerl, su hermana mayor, a la que el padre de ambos le enseñó a tocar el piano. Nannerl Mozart tuvo que abandonar su carrera musical por orden de su padre, puesto que no consideraba que una mujer debiera dedicarse al arte. "¿Qué hubiera pasado si mi hermano hubiera nacido mujer? ¿Conocería el mundo su obra?”, pregunta el personaje con una clara respuesta: no, nadie sabría hoy de Mozart.

De la Grecia clásica a los ritmos urbanos de Rosalía. De la Grecia clásica a los ritmos urbanos de Rosalía.

De la Grecia clásica a los ritmos urbanos de Rosalía. / Víctor Calvo Núñez

Pasado el ecuador de la obra, aparecen Mary Shelley, creadora de Frankenstein, Clara Wieck, históricamente conocida como Clara Schumann, mujer del compositor Robert Schumann, la cual interpreta el Impromptu en Mi mayor, una de sus obras más representativas. Ambas conversan e imaginan los logros que más tarde conseguiría la mujer después de una dura y constante lucha, como fueron el voto o la independencia.

La séptima parte la protagonizan Pastora Imperio y El Gallo, su marido y famoso torero. La historia de esta pareja de hace más de un siglo tiene una clara protagonista: la violencia de género. El torero fue acusado por más de una mujer de malos tratos, y así es plasmado en la representación, donde, mediante la danza española, Pastora Imperio termina plantándole cara a su marido hasta que vence ella y su derecho a ser libre, lo cual en aquel entonces era, prácticamente, una utopía.

La obra acaba con figuras como Rosalía, de la que se destaca su capacidad de reivindicar nuestra cultura por todo el mundo, alcanzando e incluso superando a hombres muy importantes en la industria musical a nivel global.

Cuando la música suena y los niños bailan, desde la delicada música barroca hasta los expresivos ritmos urbanos. En eso consiste el arte: en ser felices sin olvidar de dónde venimos y quiénes han hecho posible durante cientos de años que ahora podamos disfrutar de la cultura en libertad.

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