Todos los mundos de El Torres

El guionista y editor malagueño fue el gran triunfador del último Salón del Cómic de Barcelona con 'El fantasma de Gaudí', un 'thriller' trepidante dibujado por Jesús Alonso Iglesias

Juan Antonio Torres (Málaga, 1972), a la cabeza del cómic hecho en España.
Pablo Bujalance Málaga

15 de mayo 2016 - 05:00

El encargo de la editorial Dibbuks se resumía en una sola palabra: Gaudí. A partir de aquí, el guionista y editor malagueño Juan Antonio Torres, más conocido como El Torres, aliado para la causa con el dibujante Jesús Alonso Iglesias, podía hacer lo que quisiera. "Pero claro, empiezas a plantear posibilidades y casi al mismo tiempo a descartarlas. ¿Una biografía? Con todos los respetos, la vida del arquitecto no fue precisamente una montaña rusa. ¿Un thriller a lo Dan Brown? No encajaba. Al final me pregunté: ¿Qué sabes hacer bien? Estaba claro: un thriller de terror. Y eso hice". El resultado fue El fantasma de Gaudí, un cómic trepidante con crímenes atroces en los edificios emblemáticos del arquitecto catalán y con Barcelona como telón de fondo. Y tan acertada fue la decisión que el tebeo ganó hace sólo unos días el premio a la mejor obra nacional en el Salón del Cómic de Barcelona, el primer escaparate del género en España, superando a dibujantes del calibre de Paco Roca, Alfonso Zapico, Santiago García, Luis Bustos y Juan Díaz Canales y a autores como Daniel Torres, Álvaro Ortiz, Nadar, Jorge Carrión, Sagar y Rubén Pellejero, que quedaron finalistas. Que El Torres es una de las cabezas mejor amuebladas del cómic español ya lo sabíamos gracias a trabajos como Nancy in Hell (2000), The veil (2009), El bosque de los suicidas (2010) y La huella de Lorca (2011); pero un reconocimiento como el del Salón nunca deja de hacer justicia.

A la hora de alumbrar El fantasma de Gaudí, Torres subraya el reto que entrañó llevar a las viñetas a la verdadera protagonista del cómic: Barcelona. "Es una ciudad también de thriller, tiene una parte negra muy interesante", señala el autor, "pero al mismo tiempo es un lugar muy luminoso y abierto, y había que tener cuidado al conjugar eso para que no pareciera que mezclábamos chocolate con arenques. Por otra parte, yo vivo en Málaga y Jesús en Madrid, y nos preocupaba que a la hora de retratar la ciudad se nos escapara algo esencial, algo que los barceloneses echaran de menos al instante y nos delatara. Fuimos allí varias veces, tomamos muchísimas fotografías, hicimos todos los dibujos necesarios in situ, pero cuando al fin salió a la venta seguíamos teniendo miedo. Hasta que, en la presentación en Barcelona, se nos acercó un taxista señalando una viñeta en la que Jesús había dibujado una plaza y nos dijo: '¿Veis este semáforo de aquí? Pues me tiene frito. Todos los días lo pillo en rojo. Por su culpa se montan unos atascos que no os cuento'. Y entonces sí, nos pudimos quedar tranquilos". Torres destaca que el trabajo con Jesús Alonso Iglesias fue como la seda, "el ambiente resultó todo lo contrario a la idea de tensión. Ha sido muy fácil. Sólo tuve que corregirle una viñeta, una de las primeras, en un detalle mínimo. Nos hemos entendido a la perfección".

La labor de guionista ha corrido en El Torres paralela a la de editor, con diversos proyectos puestos en marcha desde Málaga. En los 90 fue uno de los fundadores e impulsores de la editorial Megamultimedia, cuya línea de cómic contribuyó a reforzar de manera notable. Después creó el sello Sulaco y más tarde Malaka Studio, con el que empezó a trabajar en la exportación de cómics realizados por autores nacionales. En 2009 y 2010 publicó en EEUU con gran éxito los cómics The Veil y El bosque de los suicidas, creados junto al dibujante Gabriel Hernández,a través de IDW Publishing, con lo que quedó abierto un campo que no tardó en fructificar: en 2012 fundó su actual editorial, Amigo Cómics, con la que publica directamente para el mercado estadounidense. Su dedicación tanto a la vertiente artística como empresarial del cómic le convierte en un profesional experimentado para emitir un diagnóstico respecto al estado de salud del género. Y apunta: "Cuando se habla de cómic se da por sentada una escisión entre un tebeo que aboga por el entretenimiento y lo que se ha venido a llamar novela gráfica, pero cuando abres unos y otros resulta que tienes prácticamente lo mismo. Cuando escuchas a defensores de uno y otro registro te das cuenta de que, en realidad, sus argumentos coinciden en lo esencial aunque ellos no lo perciban así. Yo creo que, más allá de esto, lo que necesitamos ahora son obras que llamen la atención a personas que no forman parte del círculo habitual del cómic; es más, que gusten a quienes ni siquiera leen cómics. Hacen falta tebeos de género que cuenten las cosas que interesan a la gente, a todo el mundo. El lenguaje del cómic sigue siendo muy popular, pero el medio ya no lo es. Sin embargo, nada me satisface personalmente más que saber que mis cómics gustan a gente que por lo general no lee tebeos".

¿Y en cuanto al futuro? "El del cómic no es un mercado unitario. Hay una multiplicidad de formatos, incluso las editoriales literarias y generalistas incluyen colecciones de cómics y novela gráfica en sus catálogos. Así que no se puede saber a ciencia cierta qué va a pasar con el sector en los próximos años, porque, seguramente, a unos formatos les irá mejor que a otros. En el mercado norteamericano, por ejemplo, la grapa se está trasladando al digital y en el papel se apuesta casi expresamente por los volúmenes, que en teoría tienen una mayor permanencia aunque a menudo se alejan del criterio popular del cómic. Sospecho que en España se irá adoptando con el tiempo la tendencia francesa, con ediciones cada vez más lujosas y más voluminosas. Ya te encuentras, de hecho, los cómics de superhéroes en ediciones de tomos enormes a los que tienes que dedicar un buen rato. En realidad, aquí el cómic se vende muy poquito". Por más que, así en El Torres, todos los mundos posibles tengan lugar en una viñeta.

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