Por los ojos de Lizzy Caplan
Comedia, EEUU, 2012, 87 min. Dirección y guión: Leslye Headland. País: USA. Año: 2012. Duración: 87 min. Intérpretes: Kirsten Dunst, Isla Fisher, Lizzy Caplan, Rebel Wilson, Adam Scott, James Marsden, Kyle Bornheimer, Hayes MacArthur, Ann Dowd. Música: Andrew Feltenstein y John Nau. Vestuario: Anna Bingemann. Cines: Málaga Nostrum, Rosaleda, Plaza Mayor, La Verónica, Miramar, Rincón de la Victoria, El Ingenio.
La llamada nueva comedia americana, que en realidad es la actualización gamberra de las más viejas y rancias comedias teatrales de humor grueso, es el colmo de lo políticamente correcto en su aparente voluntad de ser incorrectas. Porque esta incorrección, esta estupidez, esta grosería, este recreo en personajes elementales con mínimos coeficientes intelectuales es el no va más de la actual corrección política, lo querido por los difusos -y por ello mucho más eficaces- poderes dominantes. Lo trasgresor, hoy, sería presentar a personajes medianamente educados que se expresaran con algo más que tacos y vivieran para algo más que comprar ropa, emborracharse, drogarse y cabalgarse. Que esto se venda -y lo que es peor: sea comprado y valorado- como comedia liberadora y moderna es una triste broma. Una cosa fue la toma de la Bastilla y otra es la toma de la pastilla (o de la coca, o de lo que sea). Por eso la nueva comedia -el universo de los Apatow, Farrelly y similares- es uno de los modelos más reaccionarios del actual cine americano.
Por esta línea camina Despedida de soltera, que abandona los tópicos machistas propios de este subgénero para emancipar también a la mujer. A su manera, claro. La menos agraciada y más gorda de la pandilla se casa. Sus tres mejores amigas acuden a la fiesta. Son comme il faut, desde luego: unas más guarras, otras más borrachas y las tres cocainómanas e imbéciles. Mujeres jóvenes, independientes y sin complejos de hoy en día, se supone. Comparadas con ellas las señoras de un country club del medio Oeste de los años 50 eran Hannah Arendt, Simone de Beauvoir, Elsa Morante y Marguerite Duras con laca. Todas actúan, gritan y se comportan como si estuvieran en un reality de pijas horteras. Una pesadilla.
La trama (aunque parezca imposible, basada en una obra de teatro) no es muy compleja. Tras ponerse de coca hasta las orejas las amigas rompen el traje de la novia la noche antes de la boda. La solución del desastre es el argumento de la obra teatral, del guión y de la película: tres cargos imputables a una misma persona, Leslye Headland. Esa única noche les da para montársela con tres tipos, meterse de todo y arreglar lo roto. Lo peor es que la autora/guionista/directora mezcla la comedia gamberra y la comedia sentimental. Lo mejor es que esta mezcla hace más evidente la impostura. Lo único inteligente en este bodrio son los ojos de Lizzy Caplan. Para ellos es esta estrella solitaria. A ver si algún día el cine le permite ser la gran actriz que potencialmente es.
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