Cultura

Una pantera en Freedom

  • Mónica Naranjo llenó el pasado viernes de incondicionales la playa de La Cizaña

Ver a Mónica Naranjo subida en el escenario es algo que los malagueños llevaban esperando siete años y un lujo sólo al alcance de unos pocos, por eso el concierto que la diva ofreció el viernes por la noche en la playa de La Cizaña, dentro del Freedom Festival, congregó a miles de personas que esperaban ver a la diva realizar un repaso a su más de 17 años de carrera y mostrar que, pese a que han pasado los años, sigue teniendo la voz desgarradora que la encumbro a lo más alto de la música española.

Este concierto, que es el número cuatro de su gira Tarántula 2008, y el segundo de Andalucía tras el de El Ejido, se hizo esperar. Apesar de que debería haber empezado a las diez de la noche se retrasó durante más de una hora, algo que la diva explicó durante el concierto y también advirtió que había habido problemas de organización.

"Hoy afortunadamente no hemos tenido que cancelar el concierto debido al gran esfuerzo que han realizado mis técnicos. En mis 17 años de carrera éste ha sido el bolo más complicado al que me he enfrentado pero quizás por ello también el más gratificante", explicó la cantante que fue interrumpida varias veces por los aplausos de su público.

Los primeros acordes de su gran éxito Desátame hicieron brotar la histeria del público; Mónica Naranjo apareció totalmente vestida de negro salvo por una gran capa roja colgada de un arnés gracias al cual voló, literalmente, por todo el escenario.

La cantante, durante una hora y media de concierto desgranó poco a poco sus grandes éxitos desde Dime que sí hasta Pantera en libertad, pasando por el primer single de su último disco Europa, el reivindicativo Usted hasta llegar a un apoteósico Sobreviviré, que desató la histeria entre el público y marcó el punto y final del concierto. En total, fueron catorce temas interpretados un ritmo frenético que no dejaron ni un minuto de descanso al público.

No obstante, si verdaderamente algo llamó la atención fue la estética de los bailarines y acompañantes de la diva; todos vestidos de negro con un estilo entre gótico y futurista, que hacía resaltar aún más a Mónica que se cambió hasta cuatro veces parte de su vestuario.

"Hace dos años cuando murió mi hermano Enrique necesité ayuda de un psicoterapeuta para entenderlo. ¿Sabéis lo que pienso? Que nadie muere, que detrás de una lágrima siempre hay una luz", explicó Mónica con respecto a su escenografía oscura, pero a la vez con un increible juego de luces. Una fiesta reivindicativa.Freedom Festival, que llenó este fin de semana Málaga con los colores del arco iris.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios