Cultura

Así que pasen siete años

LI Festival del Cante de las Minas. Cantaor: Antonio Manuel Álvarez Vélez, Pitingo. Lugar: Antiguo Mercado de La Unión. Fecha: 5 de agosto. Aforo: Lleno.

Pintingo, el de la voz privilegiada, puro color en la garganta, hizo un recital de flamenco de una hora y un concierto de pop de hora y media. Tuvo la deferencia, además, de hacer la primera parte con el acompañamiento a la guitarra de Juan Carmona, con mucha reverb, eso sí, pero sin enchufar. Soleares, con ese gusto del cantaor por Cádiz, malagueñas del Mellizo, fandangos de su tierra. Y bulerías. Una larga serie de canciones por bulerías que se inició con un bolero de Machín, Compromiso, siguió con el Mammy blue, y acabó con Yesterday. No me gustó el acompañamiento de Juan en la soleá, pero sí que disfruté de la malagueña del Mellizo a la manera pitinga, y de la larga serie por Huelva. Luego, el concierto perdió todo el interés. Luego, ya saben, un concierto que presenta como innovación y que consiste en hacer canciones que han sido éxitos en los últimos 40 años, desde Killing my sofly with his song hasta Devórame otra vez.

Que presente dicho recital como innovación insulta la inteligencia del espectador, si bien en los largos parlamentos que llevó a cabo entre canción y canción dijo algo muy certero. Dijo que canta estas canciones porque la gente joven, "no se traga una soleá, una seguiriya, una cartagenera, y no quiero estar tieso a los 60 años". Fue el más honesto de sus parlamentos, incluido aquel en que nos acusó a los críticos de no tener corazón. Claro que si los flamencos no apuestan por el flamenco, ¿porqué había de hacerlo el público?

Pitingo cantó hace siete años en el concurso de La Unión. Ayer dijo que tenía muy buenos recuerdos de su participación, aunque la única anécdota que refirió apunta en otra dirección: dijo que hace siete años no lo clasificaron por malagueñas "porque no hice el yayay; hoy tampoco voy a hacer el yayay". Su comentario de anteanoche a propósito de la malagueña me recordó el año en que Rocío Molina, hizo la soleá. Aquel año, en el que era una desconocida que no pasó a la final, escribí que Rocío era la mejor bailaora de todas las que acudieron a La Unión.

Porque el jurado de 2003 pasó, el de 2006 pasará y el de 2011, y el arte permanecerá. Al menos unos años. Rocío pasará, Pintingo pasará y La Unión, con suerte, permanecerá unas décadas.

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