Un paseo por el campo

El creador británico Richard Long presenta en el CAC 'Cold Stones', una mirada a la proyección de lo humano en la naturaleza y al viaje interior

Richard Long (Bristol, 1945), con sus senderos de madera, ayer, en el CAC Málaga.
Richard Long (Bristol, 1945), con sus senderos de madera, ayer, en el CAC Málaga.
Pablo Bujalance Málaga

14 de mayo 2016 - 05:00

La exposición Cold Stones, propuesta del artista británico Richard Long (Bristol, 1945) presentada ayer en el CAC Málaga, donde podrá verse hasta el 21 de agosto, responde, en principio, a aquella máxima que Séneca regaló al mundo: "Necesario es vivir persuadidos de que no hemos nacido para quedar fijos en un punto determinado: mi patria es el mundo". De caminar va la cosa, pero no según la doctrina urbana y ociosa del flâneur, sino desde la disposición que acompaña al errabundo que sale a caminar por el campo sin saber dónde ni cuándo va a detenerse. Cold Stones implica una suerte de representación mínima de la obra de Richard Long, artista que ha hecho de la naturaleza y de la proyección de lo humano en la misma su mayor obsesión. La muestra resume cuanto la tarea andariega, elevada en Long a categoría artística, ha dado de sí en España para el artista, que ha pateado la Península a conciencia durante muchos años de Este a Oeste y de Norte a Sur, Camino Mozárabe (de Córdoba a Compostela) incluido. Un total de 27 obras entre esculturas, fotografías, dibujos, instalaciones y un gran mural hecho de barro y de categoría efímera, creado, al igual que otras piezas, expresamente para el CAC (donde será eliminado, como corresponde, tras la exposición), conforman este paseo por el campo donde la corteza, el mármol (traído de Macael), el granito, la madera, el agua y la tierra ejercen de particulares lienzos y bronces.

A menudo, precisamente por el uso de estos materiales, se considera a Richard Long un apóstol del Land Art, pero ayer en la presentación Fernando Francés, director del CAC y comisario de la exposición, mostró sus reservas al respecto: "Nunca me ha parecido que la obra de Richard Long encaje en el sello del Land Art. Lo que él hace, más bien, es arte desde el mismo hecho de caminar". Y apuntó: "La mayor aportación de Richard Long tiene que ver más con una idea presente en la cultura oriental desde hace 5.000 años que sin embargo ha pasado desapercibida en Occidente: la de que el salir a caminar significa iniciar un viaje hacia el interior de uno mismo". El artista, en consecuencia, "realiza pequeñas intervenciones en la naturaleza, muy sutiles, a la espera de que el viento las destruya o las modifique; porque lo que perdura es la experiencia. La naturaleza sufre una transformación mínima para que la metamorfosis interna sea mucho mayor; en su trabajo hay, de hecho, una poética del paso del tiempo como medida neutralizadora de la propia obra de arte, algo que sólo Richard Long ha sabido introducir en la historia del arte contemporáneo".

El propio Richard Long se mostró ayer feliz de poder mostrar su obra en Málaga, ciudad a la que se siente unido por su propia historia familiar: su abuela Sally, a la que dedica una de las piezas más conmovedoras de la muestra (una cruz plantada en el suelo mediante una instalación circular hecha con bloques de mármol y granito), murió en la ciudad durante la Guerra Civil y tiene su sepultura en el Cementerio Inglés. Long ha pasado varios días en el CAC trabajando en el montaje de la exhibición, con un modus bastante sorprendente: para el gran mural hecho de barro, que ocupa todo un lateral del mayor espacio expositivo del CAC, invirtió sólo dos horas y media, un plazo de connotaciones titánicas. Y el mismo Long se explica: "El principal material con el que trabajo es el agua. Y mi cuerpo es mi primera herramienta: cuando se trata de caminar, trabajo con los pies; y cuando se trata de fabricar barro con el agua, trabajo con las manos. Trabajo muy rápido, con mucha intensidad, y no paro hasta que mis fuerzas se agotan. Mi capacidad de resistencia es la medida exacta de mi ritmo de creación". Long disfruta advirtiendo efectos propios del dripping y el graffiti en sus obras, sobre todo cuando emplea el barro, pero ayer se detuvo especialmente en un concepto para él clave, el de la variedad cósmica, que explica como sigue: "Cada piedra, cada salpicadura, cada elemento es diferente. Nunca hay dos iguales. Por más tiempo que dediques a esto, siempre adviertes la singularidad de todo lo que entra en juego". Así sucede con los caminos que se abren en el campo y que Long gusta de fotografiar, hollar y, como ha hecho en el CAC, reproducir con sinuosos y larguísimos listones de madera. El camino, intencionado o espontáneo, constituye, siempre, una invitación a andar; y a dejar siempre algo de sí mismo en el entorno y del entorno en sí mismo.

De sus caminatas por España ha dejado en la muestra dos testimonios en forma de vinilo: Walking from a full moon to a new moon. Sierra Nevada (2009) y Crescent to Cross (2014). El viaje también se sueña. Detenerse es morir.

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