elena trapé. directora

"En esta película los silencios son más honestos que las palabras"

  • 'Las distancias', drama generacional rodado en Berlín con Alexandra Jiménez, Miki Esparbé, Isak Férriz, Bruno Sevilla y María Ribera, causó ayer sensación en la Sección Oficial a concurso

Elena Trapé, directora de 'Las distancias', ayer, antes de la presentación de su película.

Elena Trapé, directora de 'Las distancias', ayer, antes de la presentación de su película. / javier albiñana

Blog, el anterior largometraje de ficción de Elena Trapé, realizadora curtida en la Escuela de Cine de Cataluña, se presentó en 2010 en el Festival de San Sebastián. Después llegó el documental sobre Isabel Coixet Palabras, mapas, secretos y otras cosas y ahora Las distancias, una historia nada complaciente en clave generacional sobre la amistad y sus límites, con Berlín como telón de fondo y una afinación bien certera de la narrativa cinematográfica. Su pase ayer en la Sección Oficial a concurso despertó sensaciones bien prometedoras.

-¿A qué se debe principalmente el paréntesis de ocho años entre Blog y Las distancias?

-El proceso ha sido lento, sobre todo porque hemos pillado unos años bastante complicados a nivel de financiación. Pero a partir de que se incorporara la productora Marta Ramírez al proyecto tardamos tres años en terminar la película, lo que es un plazo bastante razonable. No ha sido un drama. Además fui madre, en fin, pasaron muchas cosas además de la crisis.

-El montaje se revela muy minucioso, ¿sufrió el guion muchas varaciones tras empezar el rodaje?

-No. Respecto al guion con el que fuimos a rodar, la única diferencia es que se han perdido escenas en la sala de montaje, porque nos parecía que venían a redundar en ideas que ya estaban explicadas mejor de otro modo. También hubo un cambio en el final; el que barajábamos al principio era tal vez más agridulce, algo más amable, pero yo sabía de antemano que nunca lo iba a montar, aunque necesitaba rodarlo para verlo. Después rodamos algunas escenas para componer el final definitivo. Pero no ha habido más cambios.

-¿Ese final descartado era más conclusivo, más redondo?

-No, forzábamos un poco más cierta discusión entre los personajes, en plan post-discusión. Pero nunca creímos en un final así, ni siquiera cuando lo rodamos.

-En el filme abundan pasajes de naturaleza más teatral, sobre todo en interiores, y otros más puramente cinematográficos. ¿Hubo una búsqueda premeditada?

-La teatralidad la da principalmente el espacio, pero he rodado toda la película igual, con el mismo instinto, sin distinguir entre interiores y exteriores. Sí es verdad que la trama que se desarrolla en interiores afecta principalmente a un único personaje, que se queda solo, y ahí se trataba más de aguantar que de seguir. Por lo demás, todo consistía en estar cerca de los actores, cerca de sus ojos, sugiriendo qué podían pensar e incorporando los accidentes, poniendo la cámara siempre en medio de la acción. La mirada está siempre dentro. Eso me parecía fundamental para que el espectador se pudiera sentir cerca de las sensaciones de los personajes, independientemente del escenario en que rodáramos.

-Los silencios son también determinantes, pero muy arriesgados de cara al público.

-Los personajes son muy poco honestos consigo mismos, de manera que es normal que no acierten a explicarse a sí mismos. Esto es algo que en la vida me parece especialmente complicado pero que en su caso me resulta directamente absurdo. Pero sí es cierto que en cualquier conversación es tan importante el que habla como el que escucha, y cuando uno habla a veces pasan cosas muy interesantes en el que está escuchando. Por eso a veces hemos priorizado la escucha en imagen, porque así abres otro punto de vista y otra capa de subtexto respecto a la conversación. Damos la información al espectador de muchas formas. Al final hay pocas palabras, pero lo que hay en el silencio es mucho más honesto y además ayuda más a completar el puzzle, a que la película te lleve de la mano a un lugar muy concreto. Aunque después, claro, sea cada espectador el que concluya las conversaciones.

-¿Cómo fue el trabajo de dirección con los actores?

-Muy fácil. Ya en el casting tuvimos la oportunidad de ver a actores increíbles. Lo que determinó la elección del reparto dependía más de la coherencia del grupo. Luego, siempre de la mano de la productora, Marta Ramírez, el único criterio era la adecuación de cada actor al personaje. A partir de aquí, la verdad es que no hicimos demasiados ensayos. Nos resultó más útil reunirnos a hablar, simplemente, y sobre todo convivir en Berlín. Algunos se conocen desde hace mucho, y eso se nota. Desde el principio me dieron mucha naturalidad, y fue genial porque ése era el registro desde el que queríamos construir a los personajes.

-¿Las distancias es, tal y como está, la película que usted quería hacer, de cabo a rabo?

-Sí. Me habría gustado tener dos semanas más de rodaje. En el cine hay una ecuación de tiempo y dinero que obliga a tomar decisiones y a asumir renuncias. Pero no se ha quedado nada por el camino.

-Y, siendo honestos, ¿qué recorrido cree que le espera ahora?

-No lo sé. Hay muchos factores que intervienen en la vida de una película. Seguramente, si pensáramos en ellos no las haríamos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios