Cultura

Cuanto peor, más divertido

Comedia, Estados Unidos, 2014, 81 min. Dirección: Miguel Arteta. Guión: Lisa Cholodenko, Rob Lieber (basado en el libro de Judith Viorst). Fotografía: Terry Stacey. Música: Christophe Beck. Intérpretes: Steve Carell, Jennifer Garner, Bella Thorne, Jennifer Coolidge, Megan Mullally, Burn Gorman, Dylan Minnette. Cines: Málaga Nostrum, Vialia, Rosaleda, Plaza Mayor, Alfil, Miramar, La Cañada, Goya, Rincón de la Victoria, El Ingenio.

¿Quién no ha tenido un día terrible, horrible, espantoso, horroroso? La cosa ha dado para muchas comedias. Lo original de ésta es que la maldición cae sobre una familia entera. La madre tiene un grave tropiezo en su trabajo. El padre, en paro, lo tiene al buscarlo. Los hijos han de enfrentarse a meteduras de pata en comedias musicales escolares, exámenes de conducir, bailes para los que no están preparados, acoso escolar... Problemas distintos, unos serios y otros no, igualados por su bromista tratamiento ligero.

El guión se basa en la novela más famosa de Judith Viorst, una multifacética activista, novelista, periodista y psicoanalista que ha hecho fortuna en todos estos campos. Aunque lo que la ha hecho famosa son sus libros infantiles. Alexander y el día terrible, espantoso, horroroso fue publicada en 1972, vendió millones de ejemplares, fue adaptada a la televisión, llevada al teatro como una comedia musical y ahora adaptada al cine con producción de Disney. ¿Quién da más? La dirige un Miguel Arteta que alterna series televisivas muy bien valoradas con largometrajes interesantes pero tal vez sobrevalorados (Bad Girl, Convención en Cedars Rapid). La férrea disciplina Disney le viene bien porque, más que el autor que algunos críticos y tal vez él mismo creyeron que era, es un correcto artesano. Logra armar una comedia ágil, muy divertida a ratos, bien interpretada y apropiada para el entretenimiento familiar en estos días en los que ya empiezan a colgar en las calles las bombillitas y estrellas que se encenderán antes de un mes.

Hay una broma que no debe desvelarse, pero que gustará a quienes nunca olvidaron a cierto deshollinador capaz de olfatear lo que trae el viento del Este.

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