La (pequeña) luz al final del túnel
En el Día de las Librerías, que se celebra hoy, los libreros malagueños observan con prudencia los datos que apuntan a una mayor facturación tras años de pérdidas, cierres y duros ajustes

Afirmaba el cómico Jerry Seinfeld que las librerías son "una de las pocas evidencias que tenemos para concluir que la gente sigue pensando". Si esto es cierto, podemos afirmar que sí, que hoy la gente sigue pensando; pero considerablemente menos. Desde el estallido de la crisis en 2008, el volumen del negocio ha llegado a reducirse un 50%, catástrofe que se ha llevado por delante a editoriales, imprentas y librerías. Más allá de las pérdidas, el sector ha experimentado una metamorfosis radical en todos sus órdenes: los procesos en torno a la publicación, edición y venta de libros han cambiado hasta hacerse bien distintos en menos de una década y quien no ha tenido la capacidad de adaptación necesaria se ha quedado en el camino. Tan terrible paisaje, no obstante, parece entrar en una fase distinta, como de luz al final del túnel: según los datos de la Federación de Gremios de Editores de España, obtenidos del Análisis del Mercado Editorial, el sector, que genera más de 10.000 puestos de trabajo directos, incrementó su facturación en un 2,8% en 2015 respecto a 2014, hasta alcanzar los 2.257 millones de euros. Se trata de una luz pequeña pero quizá prometedora en cuanto a un posible reencuentro de la sociedad española con sus librerías. Para reforzar este vínculo, hoy se celebra en todo el país la sexta edición del Día de las Librerías, con descuentos y actividades en la mayoría de estos establecimientos dirigidos a recordar la importancia histórica y vital de tan señeros comercios.
El caso particular de Málaga no es muy distinto al de otras ciudades. Si parecía que las librerías resistían aquí mejor que en otros territorios los golpes más severos de la crisis (recuérdese el cierre de las librerías Beta en Sevilla y Córdoba), la clausura de todo un emblema como Libritos, única en su género en Andalucía, sólo pudo recibirse como un verdadero jarro de agua fría. Además, prácticamente todas las tiendas del sector han perdido superficies, sedes y espacios; el último episodio en este sentido lo ha protagonizado Rayuela, que ha anunciado el cierre de su división de idiomas en la Plaza de la Merced y la unificación en el establecimiento de la calle Cárcer. La asociación de librerías no ha logrado aglutinar aún a todos los agentes en una fuerza común, y la Feria del Libro, aunque parece haber remontado el vuelo tras su traslado al Palmeral de las Sorpresas, sigue sin consolidarse como escaparate atractivo de la actividad de los libreros en Málaga. En cuanto a los datos que apuntan a una mayor facturación, las opinones recabadas por Málaga Hoy entre algunos libreros de la ciudad apuntan cuanto menos la prudencia, cuando no directamente al descrédito. Las circunstancias particulares de las librerías hacen además de cada una de ellas un mundo, pero es posible extraer algunas conclusiones generales.
El responsable de Rayuela, Juan Manuel Cruz, comparte la apreciación general de un ligero repunte en las ventas y a una posible mayor estabilidad del sector en un futuro próximo, pero advierte al mismo tiempo de que "cuando se ha perdido de manera objetiva el 50% del volumen de negocio, nada de esto permite hablar de recuperación, ni mucho menos". Apunta Cruz que Rayuela ha registrado un pequeño aumento en las ventas de la tienda de la calle Cárcer, en correspondencia con la tendencia nacional, pero aporta algunas claves propias: "Cuando se hicieron las obras en la calle se redujeron drásticamente los accesos y perdimos muchos clientes. Las obras terminaron y la vía ha mejorado muchísimo, así que hasta cierto punto es normal que algunos de los lectores que dejaron de venir hayan regresado cuando el tránsito es más sencillo". Las condiciones urbanísticas y las relativas a la propia definición de la ciudad son fundamentales en el funcionamiento de una librería, algo que también explica el hecho de que Rayuela haya decidido prescindir de su sede de la Plaza de la Merced: "Allí no se ha dado incremento alguno, sino todo lo contrario. Pero la pérdida de clientes tiene que ver, esencialmente, con la evolución de la plaza. Cuando abrimos Rayuela Idiomas lo hicimos con toda la ilusión, convencidos de que la Plaza de la Merced era el lugar idóneo, por su carácter cosmopolita y abierto. Pero finalmente se ha convertido en un espacio casi exclusivo para la restauración. Ya sólo hay bares, y es muy difícil hacer otra cosa. Para la gente que pasa por la plaza, la librería no pinta nada ahí en medio". En cuanto a la transformación del negocio, Cruz asegura que la aparición del libro electrónico "no ha influido para nada en la caída de ventas, porque finalmente ha quedado como una especie de accesorio para lectores habituales que por la razón que sea prefieren leer algunos títulos en este formato pero que no dejan de comprar libros. La verdadera razón de que estemos con el agua al cuello es la misma crisis económica, que ha provocado la desaparición de la clase media. La cantidad de personas que disponen de liquidez para gastar en cultura, libros incluidos, es mucho menor de lo que era antes de 2008. Además, las redes sociales han convertido los móviles en un pasatiempo mucho más inmediato y fácil que los libros".
Para Jesús Otaola, de Proteo y Prometeo, el negocio de las librerías no ha dejado de estar "en caída libre: es verdad que la bajada de ventas fue algo menor en 2015, pero no hemos notado nada. Es como si te dicen que en lugar de quedarte seis de meses de vida vas a permanecer en coma hasta no se sabe cuándo". Pero el librero no deja de hacer una lectura en clave positiva, "aunque sólo sea porque resistimos". La clave es, en su opinión, la adaptación: "En 2008, el mundo del libro dejó de ser tal y como lo conocíamos y pasó a ser otra cosa completamente distinta. En Proteo y Prometeo tenemos una clientela fija que ha sido fundamental para mantener el negocio a flote, pero la figura de aquel lector que cruzaba la puerta, buscaba un libro y lo compraba ya no existe. Hoy, por ejemplo, hacemos presentaciones de libros en muchos sitios, dentro y fuera de la librería. Somos nosotros los que buscamos a los lectores". Pero para el librero esta adaptación no puede desentenderse de la transformación que también ha vivido el mundo editorial: "Hoy no se publican más libros que antes, pero sí muchos más títulos en tiradas más cortas. En Proteo y Prometeo respondimos a esto poniendo en marcha nuestro propio sello, Ediciones del Genal, que funciona precisamente así, con tiradas cortas, lo que nos permite diversificar mucho el negocio y atender a perfiles de lectores muy distintos. Este modelo había generado a su vez una paradoja: justo cuando más apuros pasa el sector editorial, más gente escribe; y no sólo escribe, sino que lo hace bien y está dispuesta a publicar. Por eso decidimos organizar nuestros propios talleres literarios. Todas estas experiencias han sido para nosotros un éxito y nos han dado muchas alegrías". Y concluye Otaola: "Sigo convencido de la fuerza del libro en papel. Si se da de otra manera, tendremos que atender a los cambios y saber estar a la altura".
Un caso bien distinto es el de Áncora, la pequeña librería de la Plaza de Uncibay que regenta Enrique del Río tras un cambio generacional. En su momento, Del Río decidió concentrar la oferta a sus clientes en el ensayo crítico, las editoriales independientes y la poesía, lo que generó un público fiel "que me ha permitido resistir algo mejor la crisis. Pero la especialización no es la única clave: es importante mantener siempre un criterio de calidad para que el lector deposite en ti su confianza. Y también hay que saber encontrar el equilibro entre un fondo más o menos general, que pueda gustar a más gente, y las curiosidades por las que a priori sólo van a preguntar lectores muy concretos". Frente a distribuidores virtuales tipo Amazon, Enrique del Río defiende la figura del librero como mediador, "como alguien dispuesto a invertir su tiempo en el cliente y hacer de su llegada la librería una experiencia humana además de cultural".
Por su parte, José Antonio Ruiz, director de la librería Luces, pone en cuarentena los datos de la Federación de Gremios de Editores de España y propone una alternativa interesante: una extracción de los datos de ventas aportados por una consultora relativa a la semana número 43 de este año 2016 en comparación con la misma semana de 2015. "Es sólo una muestra representativa, aplicable únicamente a esa semana. Pero llama la atención que la facturación en librerías sea un 24,6% menor en 2016 respecto al año pasado, mientras que en hipermercados la pérdida sea del 11,4% e incluso que en grandes almacenes y cadenas comerciales las ventas crezcan un 0,8%. Es decir, es posible que en 2015 se vendieran más libros que en 2014, pero eso no quiere decir que todos esos libros se vendieran en librerías. Aún así, si atendemos a los simples gráficos, la certificación de la caída sigue siendo brutal". Al ser preguntado por su impresión respecto a la evolución del negocio en el futuro, Ruiz admite no tener respuestas: "Las librerías dependen al final mucho del estado de ánimo del librero. Y ambos elementos van siempre unidos. Siempre que piensas en una librería, hay un librero detrás. No es como en otros ámbitos menos personalizados". Ahora es Luces la que hace frente a las obras del Metro en la Alameda, sin recibir compensación alguna: "Lo único que esperamos ya es que esto acabe algún día. Si algo nos mantiene en pie es la seguridad de que hacemos un trabajo útil para la sociedad. Eso va en la nómina".
Descuentos y actividades: que parezca una fiesta
Con motivo del Día de las Librerías, los establecimientos del ramo aplican hoy a sus clientes un descuento del 5% en sus compras y, por lo general, amplían su horario de apertura a las 22:00. Pero, además, las distintas librerías organizan actividades con las que imprimir a la jornada un verdadero aire de fiesta. Así, en Málaga, Proteo y Prometeo presenta una agenda abultada con presentaciones (como la de la novela Enyra, de Esperanza Varo, que acaba de publicar Ediciones del Genal) y un book crossing con libros dedicados por sus autores. Luces acogerá el acto del Día de las Librerías organizado por el Centro Andaluz de las Letras con el escritor Juan Jacinto Muñoz Rengel. Y en Áncora, el escritor Paco Gómez presentará su novela ilustrada Proyecto K, aproximación biográfica a Franz Kafka.
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