La persona que hay detrás del mito, un relato biográfico de la cantante de cumbia Gilda

La cineasta argentina Lorena Muñoz se pasa a la ficción con 'Gilda, no me arrepiento de este amor', que ayer presentó al certamen

La directora Lorena Muñoz presentó ayer en Málaga 'Gilda, no me arrepiento de este amor'.
La directora Lorena Muñoz presentó ayer en Málaga 'Gilda, no me arrepiento de este amor'. / Jorge Zapata / Efe
Cristina Fernández

Málaga, 23 de marzo 2017 - 10:00

En 1996 la cantante de cumbia Gilda, considerada un icono de masas, capaz de llenar estadios en un concierto y encumbrada a la mismísima santidad por su público, murió en un trágico accidente de tráfico que conmocionó a toda Latinoamérica. Junto a ella fallecieron siete músicos, su hija y su madre. Su hijo pequeño y otros tres componentes de la banda se salvaron. Ellos, sus amigas, su ex marido y sus allegados más íntimos han querido reconstruir la historia de una mujer que luchó por conseguir su sueño, convirtiéndose en un mito más allá de la canción tropical. Y han sido la cineasta Lorena Muñoz y la actriz Natalia Oreiro las que han devuelto a la vida no sólo al personaje sino también a la persona que hay detrás de Gilda, no me arrepiento de este amor. La película se presentó ayer en la Sección Oficial a concurso.

Para la cineasta, suponía "una enorme responsabilidad moral" enfrentarse a la historia de este personaje real, que en la pantalla es interpretado por Natalia Oreiro. "Su hijo confió en mí y me dio los derechos de la vida de su madre, por lo que quise ser lo más cuidadosa posible con la historia sin traicionarme como autora y hacer una película interesante desde el punto de vista narrativo", explicó Muñoz. Por eso parte de la primera prueba que hizo tras encontrar un anuncio en un periódico y de los duros comienzos hasta llegar al éxito.

"Mis proyectos anteriores son dos documentales y por ello doy mucha importancia a la investigación", relató. Acompañó a bandas de cumbia, indagó, realizó entrevistas y quiso reflejar esa vida y esa época lo más cercana posible a la realidad. Luego se permitió "algunas licencias poéticas", señaló. Por ejemplo, una canción que habla de la despedida, que escribió muy poco antes de morir como si fuese una premonición y que nunca llegó a cantar en público. "Me pareció interesante que ese tema se escuchara porque era como devolverle al espectador la posibilidad de verla viva en esa especie de despedida para quedarse en el corazón de la gente", destacó la cineasta.

Durante ocho semanas de rodaje y dos meses de preproducción se puso en pie este proyecto que costó más de un año de negociaciones para poder arrancar. "Con Natalia Oreiro trabajamos mucho varios años antes y fue la primera persona a la que visité para proponerle el proyecto", recuerda la directora. La actriz, que canta todos los temas de la película, ya había tenido otros guiones que intentaron salir adelante y no contaron con la aprobación de la familia. Sin embargo, tras mucha insistencia la idea de Muñoz cristalizó y se ha convertido en uno de los pocos musicales argentinos. Tres meses después de rodar se estrenó en 247 salas del país.

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