"A una persona gorda y fea no la van a fichar en una discográfica"

pepe bao. bajista

La banda sevillana O'funk'illo, de la que el músico gallego es miembro fundador junto a Andreas Lutz, se despide de su última gira en Málaga este jueves en la sala Trinchera.

Pepe Bao y Andreas Lutz, en una imagen promocional de su último disco, titulado '5mentario'.
Pepe Bao y Andreas Lutz, en una imagen promocional de su último disco, titulado '5mentario'. / M.H.
Isabel Vargas

Málaga, 24 de diciembre 2016 - 02:02

Cualquiera diría al escucharlo que Pepe Bao (1966, Ferrol) ha estudiado en las mejores universidades de música, pero no es así. Su mejor escuela no ha sido la Berklee College of Music precisamente. Su mejor escuela ha sido -y sigue siendo- la calle. Aquel pipiolo que cogió un bajo "de casualidad" a los 18 años y se formó con Raimundo Amador en Sevilla, entre "gitanos con alma y mucho arte", ahora se ha convertido en un maestro. Hasta llegar hasta aquí, este músico gallego de nacimiento y malagueño de adopción -sus primeros pasos los dio en Torremolinos- ha compartido escenario con B.B. King y ha tocado en bandas tan míticas como Barón Rojo, Medina Azahara y Obús. El 29 de diciembre viene a la sala Trinchera con O'funk'illo, de la que es miembro fundador junto al vocalista Andreas Lutz, para presentar su último disco (5mentario). Amantes del funk, es hora de sacar las pancartas.

-El protagonista de vuestro último disco es un extraterrestre con melena afro y tatuajes. ¿Así se sienten en el mundo de la música, como un marciano recién llegado a la tierra?

-Somos los majaretas del Planeta Aseituna y hacemos funky andaluz embrutesío (esto lo dice en tono solemne, como presentándose, y a continuación ríe). Claro que nos sentimos identificados con él, ahora y cuando empezamos a hacer esta música. El diseñador de la portada acertó de lleno desde luego.

-¿O'funk'illo no sigue modas, ni se puede etiquetar fácilmente?

-No, somos bastante anárquicos musicalmente hablando. No somos poperos, ni jazz men, ni heavy metal. A mí me gusta muchísimo la música y en esta banda partimos de una base: el funk.

-Curiosamente el alienígena del que hablábamos lleva tatuado a Camarón y a James Brown. ¿Con qué se queda de cada uno?

-Los dos son unos grandes y han dejado mucha huella, una huella enorme. Lo que más me llama la atención de ellos es que han sido creadores. Todos hemos bebido de ahí. James Brown llevaba en sus conciertos a dos bajistas, dos baterías, dos guitarras. Y Camarón se atrevió a ir más allá del flamenco.

-Vuestra banda también intenta ir más allá. La base es el funk, pero también hay metal, flamenco, hip hop, balada. ¿Hay algún límite a la hora de mezclar sonidos?

-En la música no hay límites. Los límites lo marca el sistema, la televisión. Ahora no hay programas de música como antaño. Ahora hay concursos de imitaciones, de karaokes de esos (ríe).

-¿Y antes, qué había?

-Unos programones donde se escuchaba desde Barón Rojo a Sabina, los Lone Star, los Pekenikes, Triana. Las radios apostaban por estos movimientos musicales. Hoy en día vas a hacer una entrevista y no saben ni que haces. Una vez un tío dijo que O'funk'illo hacía copla metal con tendencias habaneras. No sabía nada de nosotros. Así que me levanté y me fui.

-¿Piensa que no les toman en serio por su manera de vestir, sus tatuajes o sus letras guasonas?

-No me atrevería a afirmar eso, pero sé que O'funk'illo no es marketing. En esta banda hemos hecho lo que nos ha dado la gana siempre. En nuestro último disco tenemos un tema de seis minutos y no hemos pensando: "Anda, este tema no entrará en la radio". Volviendo a tu pregunta, recuerdo cuanto tocaba por pueblos con Medina Azahara, que llevaba también melena, que nos miraban mal. Nos tachaban de drogadictos. Ahora ya no, ahora hasta los modernos llevan el pelo largo (ríe). Cada uno va como quiere.

-Pero la imagen sigue importando. Yo diría que incluso más ahora, en pleno siglo XXI.

-Hombre, claro. A una persona fea y gorda no la van a fichar en una discográfica. O seguramente tenga menos posibilidades que otra con un buen tipo y una cara bonita por muy bien que cante. España es muy paleta a nivel musical todavía y la gente se come todo lo que sale por la televisión.

-Y se tienen muchos prejuicios...

-Ya, yo soy rockero y gané un premio - el Filón al Mejor Instrumentista Flamenco- en el Festival del Cante de La Minas. Y no iba de negro, ni de luto, ni estaba serio. Toqué mi taranta y punto. La gente se debería fijar más en el interior.

-Ha tocado el bajo en Barón Rojo, Estirpe, Medina Ahazara, Obús y en proyectos propios como Pepe Bao Jazz Trío. ¿En cuál se ha sentido más libre?

-A mí me gusta el bajo. Y cuando he tocado con gente que no me gusta la he respetado porque al fin y al cabo estoy trabajando. Nunca he dicho que no a nada. Me gusta el funk metal... Me gusta muchos géneros. Antes el bajo estaba muy limitado, pero hoy en día se puede hacer cualquier cosa con él. Hasta tocando solo puedes hacer maravillas. Antiguamente el bajista era el limitado.

-Se dice que los bajistas suelen ser los personajes secundarios de la banda. En su caso, rompe con el estereotipo y además tiene una manera propia de tocar el bajo. ¿Cuándo comienza a tocar el bajo y por qué?

-Empecé a tocar con 18 años y de casualidad. Había probado antes con la percusión. Mi hermano, Anye Bao -batería de Mikel Erentxun, Antonio Vega, Raimundo Amador; ahora en Estopa-, tenía un grupo de rock urbano tipo Leño y les hacía falta un bajista para una gira. Saqué buenas notas y mi padrino me compró un bajo. Lo cogí y no sabía cómo tocarlo (ríe). Y hasta aquí hemos llegado.

-¿Fue un idilio inmediato, no?

-Exacto. En esa época flipábamos con AC/DC, Iron Maiden, Black Sabbath, Rolling Stone. Ahora si quieres aprender a tocar hay muchas cosas, muchos métodos. Yo era de los del deíto con el tocadiscos pa'lante y pa'atrás. Sacaba las canciones de oído. Ahora tenemos los acordes colgados en tropecientas páginas en Internet.

-¡Y hay profesores en Youtube!

-Claro, pero ahora hay mucha gente que toca como el de Youtube. Esa plataforma resta creatividad a las mentes musicales. Les hace tocar muy bien, pero no te dicen nada. Cada uno es un río y cuantos más afluentes se tienen mejor, pero cuando sólo bebes de dos... Malo. Yo soy autodidacta. Me hubiera gustado estudiar, pero quizá hubiera sido violinista. No sé... Se trata de que te alimentes de vivencias, de personas y saques afuera tu sonido. También es verdad que yo he tenido la suerte de tocar con gente muy buena.

-¿Es Raimundo Amador uno de sus principales influencias?

-Sin duda. Él no fue a Berklee, ni sus padres le pagaron unos estudios. Salió así. Su hermano y él tocaban flamenco con una eléctrica. Crearon escuela. Patanegra creó escuela. No hay que hacerlo cómo dice el método. El sello propio de un artista no se busca ni se encuentra en Youtube.

-Usted es que es muy libre...

-Sí, mucho [ríe]. Lo primero que le digo a mis alumnos es que hay que pasarlo bien tocando. Y si no te lo vas a pasar bien, puerta. Y así ha sido toda mi vida.

-¿Y cómo pinta su vida en 2017?

-El año que viene vamos a parar con O'funk'illo para volver luego con fuerzas. No hay malos rollos. Y ya en 2018 sacaremos nuevo disco, con artistas invitados. Además acompañaré a Juanito Makandé y el Canijo de Jerez en una gira que arrancará en Málaga en febrero. ¡Ah, y sacaré disco nuevo! Vaya, que no voy a parar (ríe).

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