Cinco pinturas de la familia Picasso regresan a la Casa Natal

La Fundación Picasso Casa Natal se reservó para ayer domingo el mayor órdago de la presente edición del Octubre Picassiano. El titular de la institución cumplió 134 años y la primera entidad responsable de la divulgación de su obra en la ciudad en la que vino al mundo decidió brindarle un regalo difícilmente superable en calidad emotiva: nada menos que cinco pinturas que habían lucido en las paredes de la misma casa de la Plaza de la Merced cuando el Picasso niño vivió en ella con su familia. Se trata de una donación de la Familia Vilató que integra esta cinco obras que en su momento pertenecieron a la colección de José Ruiz Blasco, padre de Pablo Picasso, y que resultan altamente representativas de la escuela malagueña del siglo XIX: Paisaje con carro (1884), de Joaquín Luque Roselló; Vista del puerto de Málaga (sin fecha), de Muñoz Díaz; Monaguillo (1891), de José Ponce Puente; Puerto de Málaga con la Farola (sin fecha), de Francisco Rojo Mellado; y Paisaje con árboles (sin fecha), de J. Ruiz Blacer. Todas ellas están dedicadas a Ruiz Blasco y, más allá de su valor artístico, constituyen un hallazgo dentro de la biografía de Pablo Picasso ya que el primer contacto del genio con la pintura se produjo, precisamente, a través de estas obras que pequeño veía a diario en su casa. Este regalo (efectuado a modo de depósito temporal indefinido) ha sido posible gracias a la buena relación del Ayuntamiento con la familia Picasso, sobre todo con Xavier Vilató, artista y sobrino nieto del autor del Guernica, que participa con sus obras en la exposición La línea ininterrumpida de la Casa Natal (donde se inauguró el pasado jueves) y que hoy lunes a las 20:00 pronunciará en la misma sede la conferencia Tres generaciones.

Convertido así en gran protagonista del Octubre Picassiano, Vilató, que acudió ayer a la presentación de estos fondos acompañado por el alcalde, Francisco de la Torre, y el director de la Agencia municipal para la gestión de la Casa Natal, José María Luna, afirmó, en declaraciones recogidas por Efe, que las pinturas ahora regresadas "son piezas que el niño Pablo vio en su casa. Algunas de ellas las llegó a copiar, como una vista del Puerto de Málaga, y el mismo monaguillo del cuadro de Ponce Puente es el que posó para un cuadro de Picasso que se llama La comunión". "Pensé que era el momento de que estuvieran en Málaga, aunque también me gustaba tenerlas en mi casa, porque son cosas con las que vivimos. Era el momento de que la gente las disfrutara, y tenía lógica que volvieran a la Casa Natal", afirmó igualmente.

Antes de su traslado a Málaga, los cuadros han sido restaurados para que quedaran "como nuevos, como si se hubiesen pintado hace poco", resaltó Vilató. "Siempre me han enseñado que los cuadros están para ser vistos, para que la gente los vea, que es su función normal. Yo pinto no para los museos, sino para que la gente viva con cosas mías en sus salones", apuntó.