Cuando la poesía suena a sur: Delaossa conquista Sevilla con un show íntimo, auténtico y a rebosar de energía

El rapero malagueño realiza en la capital andaluza la segunda parada de 'La Madrugá Tour' con un concierto concebido como un viaje emocional por su vida

Delaossa salta sobre el techo de un coche mientras canta 'Limón y sal' en el Cartuja Center de Sevilla. / @Mendosip
Alberto Ruiz

Sevilla, 25 de octubre 2025 - 12:04

El rap ayer sonó a poesía y la poesía sonó a sur. Y lo hizo hasta bien entrada la madrugá. Hasta que el último autobús de línea dejó en sus casas a esos dos chavales que, ya de madrugada, seguían coreando las canciones de Delaossa como si fuesen propias. O hasta que aquella pareja de la primera fila se despidió con un beso frente a la casa de ella, evocando los temas de ese primer concierto que acababan de vivir juntos en el Cartuja Center de Sevilla.

El artista malagueño regresaba a Andalucía -segunda fecha de La Madrugá Tour- con un directo repleto de emoción, crudeza y verdad. Un show que reafirmó su espléndida capacidad para convertir la calle en literatura y con que el que el rapero de El Palo abría la puerta a su propia historia. Cada verso era un pedacito de su vida que compartía con sus seguidores, porque las letras de Daniel Martínez hablan de la amistad, la pérdida o la ambición. En resumen, de él. De Dani.

En contraste con el último recuerdo que había dejado en Sevilla, aquel lleno en la sala Custom en febrero de 2022, el de este viernes fue un show más maduro, amplio e íntimo. Sin el respaldo de un gran montaje ni el recorrido que tiene este álbum recién publicado, Delaossa se plantó hace tres años en Sevilla casi desnudo, sostenido por la música de entonces y por la energía de su público. Ahora tocaba sonar grande. Y no solo porque su reencuentro con Sevilla tuviese lugar en el Cartuja Center, que también, sino porque en esta ocasión ofreció un relato completo y una puesta en escena que, colmada de guiños sobre el escenario, evidenció que su música crece y toma altura. Y lo hace sin perder autenticidad.

Un momento del concierto de Delaossa en Sevilla, enmarcado en 'La Madrugá Tour'. / @Mendosip

El reloj marcaba las 21:00 y la poca luz que bañaba la sala provenía de los relámpagos y las tormentas que anunciaban que caía la madrugá. Nubarrones que, poco después, se esfumaban y daban paso al sol radiante del amanecer, acompañando a un Delaossa que aterrizaba en Sevilla sobre una plataforma. Un gran sueño y 2 the sky para comenzar la fiesta. Y menudo inicio de velada.

Como en cualquier celebración, no podían faltar los suyos; y Delaossa saludaba a Sevilla arropado por el cariño de su gente. Sus vecinos y familiares tomaban un lugar privilegiado y le miraban, a escasos centímetros, con caras de admiración y ternura mientras jugaban a las cartas o charlaban en un banco. Mientras tanto, su padre pintaba un cuadro. Lo que había desplegado sobre el escenario era una radiografía de El Palo. De su casa.

Delaossa planteó su concierto en cinco actos que sumergían al público en un relato vital. Primero, tocaba mirar atrás y regresar a su niñez. Rey, Dangerous o La Placita fueron algunos de los temas con los que Daniel Martínez aludía a su yo niño. Seguidamente, dejaba atrás esa entrañable época para ahondar en los delirios de un adolescente. Subido en una moto de agua, elemento del atrezzo concebido como símbolo de rebeldía, el malagueño ponía patas arriba el Cartuja Center con Bling Bling, Ojos verdes o Rounders.

Delaossa subido en una moto de agua mientras interpreta 'Rounders'. / @Mendosip

Si en un primer momento fueron sus familiares los co-protagonistas, el acto tres fue para sus amigos. Ningún miembro del elenco de Space Hammu quería perderse tal fiesta y, con actitud arrolladora, regalaron un tercer acto para el recuerdo. Saske, Carrión, Sansón, Eazyboi, Raggio y Delaossa hacían a todos cabecear con un arsenal de barras, potencia y crudeza.

Llegó el momento de bajar las revoluciones y recordar también las caídas. Fundido a negro: el padre de Delaossa conducía un pequeño coche, en el que el rapero iba de copiloto. Especialmente emotivo fue este momento en el que cantó Cuánto falta mirando por la ventanilla. Su cara lo decía todo. Unas lágrimas a punto de saltar -que, dicho sea de paso, saltaron- hacían un mix perfecto con una serena sonrisa al tocar la mano de su padre mientras conducía. Este último solo podía mirarle y, con orgullo, se daba golpes en el pecho. También era el momento de un sentido homenaje a su madre. Primero, con su canción favorita, Pájaros de barro; y tras ello, con Estrella, el tema de su último álbum dedicado a ella.

Delaossa mira al público sevillano desde el escenario del Cartuja Center. / @Mendosip

El concierto, que se prolongó algo más de dos horas, llegaba a su fin con el último acto, al que llamó La Madrugá. Lo abría de la mejor forma posible, con todos sus amigos y familiares junto a él mientras cantaba Nueva Season. Y cerraba el show con un temazo tras otro. Encadenó El patio, Mariposas Rojas -su canción preferida del álbum- y Still Luvin. Su rostro alegre y el hilo narrativo que había seguido el espectáculo venían a confirmar que Delaossa había vuelto a ser él.

Sevilla no fue una parada más de La Madrugá Tour. Fue una celebración del crecimiento de un artista despojado de artificios, de miedos y de ego, un reencuentro íntimo y alegre con su amada Andalucía y la confirmación de que Delaossa representa a toda una generación que no está dispuesta a olvidar su esencia para progresar. Sevilla le dejó claro -y Dani tomó buena cuenta de ello- que su música se vive, se recuerda y se canta hasta la madrugá.

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