El poeta del Norte que quiso ser cantaor

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'Flamencohen', el espectáculo en homenaje a Leonard Cohen producido por su biógrafo y traductor Alberto Manzano, llega mañana al Cervantes

Cohen y Enrique Morente, en una histórica fotografía de Alberto Manzano.
Cohen y Enrique Morente, en una histórica fotografía de Alberto Manzano. / Efe
Pablo Bujalance

Málaga, 28 de junio 2018 - 01:34

La idea le rondaba a Alberto Manzano desde que hace ya algo más de veinte años Enrique Morente grabara junto a Lagartija Nick su Omega, el álbum lorquiano en el que incluyó algunas canciones de Leonard Cohen traducidas por el propio Manzano (fue éste, de hecho, quien había propiciado algunos años antes el encuentro de Morente y Cohen en el Hotel Palace de Madrid en el que ambos acordaron embarcarse en aquel proyecto, y que el traductor inmortalizó en una fotografía histórica): "Para entonces yo ya tenía la idea de producir un disco de flamenco con un repertorio íntegro de canciones de Leonard Cohen. En un principio, la propia existencia del Omega y su éxito diluyeron bastante mis opciones. Pero en 2006 pude producir Acordes con Leonard Cohen, un disco homenaje con varios cantantes españoles entre los que se encontraba Duquende. Y resultó que a Duquende le encantó aquella experiencia, seguramente porque se trataba de un cantaor ortodoxo, muy de la escuela de Camarón, y por primera vez tenía la oportunidad de trabajar con formas musicales distintas. Así que poco después le propuse hacer un disco flamenco dedicado por completo a Cohen y se entusiasmó de inmediato, pero no tardó en rajarse como una sandía. Hace un par de años organizamos en Madrid el concierto Como un corazón, de nuevo dedicado a Leonard Cohen, con cantaoras como Argentina, Rocío Bazán y Sandra Carrasco. Pero aquello seguía sin ser lo que yo buscaba. Finalmente reparé en Paula Domínguez, a la que conocí en Barcelona mientras estudiaba en el Taller de Músics, y comprendí que ella era la persona ideal. Es una artista bien conocedora de la técnica vocal del flamenco pero también interpreta rock, jazz y blues. Es decir, es lo suficientemente heterodoxa. Le propuse mi proyecto y aceptó". Quien habla es el mismo Alberto Manzano, traductor fundamental de los grandes poetas del rock a la lengua española desde finales de los 70 con más de un centenar de libros publicados y editor, biógrafo, cómplice y amigo personal de Leonard Cohen hasta su muerte en noviembre de 2016. El resultado de su alianza con Paula Domínguez es Flamencohen, un espectáculo que se presenta mañana viernes a las 20:30 en el Teatro Cervantes dentro del Terral con Domínguez en escena junto a La Banda del Corazón (en la que milita el violinista Alexandru Bublitchi, quien participó en varias giras del autor de So Long, Marianne) y un repertorio consagrado a Leonard Cohen desde las costuras del flamenco. Manzano, por cierto, participa en la propuesta mano a mano con los músicos mediante la lectura de una selección de versos del poeta y músico canadiense.

Respecto a la querencia que Leonard Cohen manifestó en repetidas ocasiones por el flamenco, más allá de Omega y su amistad con Enrique Morente, Manzano recuerda que en su discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias en 2011 "el mismo Cohen recordaba la influencia que ejerció en él el Hispano de Montreal, un español que tocaba flamenco y que en su juventud le enseñó los cuatro acordes en los que Cohen sustentó toda su música. Es decir, los cimientos de su obra eran esencialmente flamencos, y eso puede percibirse de manera clara en temas de sus primeros años como Famous Blue Raincoat. Tal vez por eso, como dijo Leonard Cohen en alguna ocasión, sus canciones nos pertenecen más a los españoles que a la gente de cualquier otro país del mundo". ¿Explica también esta raíz la acogida que tuvo la música de Cohen en España, sobre todo después de Take this waltz, más cálida que en otros países europeos a priori más inclinados a anteder a su música? Manzano aporta su particular lectura: "Aunque se diera de manera un tanto subliminal, la influencia que España ejerció en Cohen fue muy potente, como un calado misterioso que permitió que su música fuese muy reconocida como propia en el ámbito español. Seguramente tuvo también que ver el hecho de que Cohen viviera durante muchos años en Grecia: su música se impregnó del Mediterráneo de manera directa y eso se interpretó en España como algo cercano".

Mientras trabaja en la traducción del poemario inédito de Cohen que verá la luz el próximo otoño en la editorial Siruela, Alberto Manzano llama la atención sobre su último libro dedicado al artista, Leonard Cohen y el zen (Luciérnaga), aparecido hace sólo unos meses, por cuanto revela un aspecto muy por descubrir aún en lo relativo a la figura del músico: "Más allá de sus orígenes judíos, el mundo religioso y espiritual resultó determinante en su obra, especialmente desde su conversión al budismo en los años 80. Es una cuestión que merece aún una mayor profundización". En lo musical, preguntado por la idoneidad de seguir llevando las canciones de Leonard Cohen a otra voces, Manzano aclara: "Él se sentía muy satisfecho cada vez que escuchaba otras versiones de sus canciones: las consideraba casi siempre mejores que las suyas". Y avisa: "Cohen era muy perfeccionista, lo revisaba todo constantemente de modo que dejó muchas canciones sin publicar. Hay mucho material inédito que seguro irá apareciendo en los próximos años". Tanto Cohen queda aún, así, por descubrir.

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